El vendaval desbarata los esfuerzos por frenar la marea negra del 'Erika'
El fuel llegar¨¢ al litoral el pr¨®ximo domingo
Vientos de casi 100 kil¨®metros por hora, mareas de fuerte intensidad y un oleaje en consonancia con el vendaval amenazan con convertir en casi in¨²tiles los medios desplegados por las autoridades francesas para combatir la amenaza de marea negra provocada por el petrolero Erika, hundido el pasado 12 de diciembre ante las costas de Breta?a (Francia). Los expertos consideran pr¨¢cticamente inevitable que las manchas de fuel lleguen al sur del litoral bret¨®n, entre Le Croisic y Noirmoutier, cerca de la desembocadura del r¨ªo Loira, el pr¨®ximo domingo.
Las casi 10.000 toneladas de fuel se han dividido y subdividido varias veces desde el naufragio. Un 15% del combustible ha podido ser recuperado por los nueve barcos aspiradores que trabajan alrededor de Yeu desde hace 10 d¨ªas. Pero el resto del fuel sigue ah¨ª, amenazante, con pegajosas manchas negras que salpican el mar como una flota que se prepara para una invasi¨®n desde un frente de 20 kil¨®metros de longitud. Las malas condiciones meteorol¨®gicas obligaron ayer a suspender las operaciones de bombeo del fuel.El ¨²nico consuelo es que, gracias al tiempo que lleva el fuel flotando en agua salada y a las propias caracter¨ªsticas del combustible, llegar¨¢ a la costa en forma de bolas casi s¨®lidas, de todos los tama?os pero no t¨®xicas. Al no ser soluble, el da?o que puede causar, suciedad al margen, debiera limitarse a asfixiar animales y plantas. M¨¢s de 200 p¨¢jaros ya han tenido que ser tratados en la Escuela de Veterinaria, que intenta liberarles del chicle negruzco que recubre su plumaje.
Los partes meteorol¨®gicos son seguidos con gran atenci¨®n, hora a hora. Las autoridades han activado ya el llamado Plan Polmar (poluci¨®n marina), que prev¨¦ la movilizaci¨®n inmediata de personal y la instalaci¨®n de barreras, as¨ª como la preparaci¨®n de silos para los residuos.
De la casi inevitabilidad del desastre -otra cosa son las previsiones sobre su magnitud y localizaci¨®n- da idea el hecho de que a los 33 kil¨®metros de diques flotantes se sumen centenares de palas, botas de caucho y cubos para limpiar la porquer¨ªa en tierra. El Ej¨¦rcito -1.000 hombres y otros tantos en alerta-, bomberos, zapadores, Seguridad Civil, pescadores y otros voluntarios se calzar¨¢n las botas y manejar¨¢n la pala y 140 bombas de succi¨®n, 426 unidades de lavado de alta presi¨®n y 261 grupos electr¨®genos.
Mientras, la investigaci¨®n judicial intenta saber por qu¨¦ se rompi¨® el Erika y el nivel de competencia de su tripulaci¨®n. La responsabilidad no puede limitarse al capit¨¢n. El armador del buque tendr¨¢ que responder ante la justicia. La sociedad italiana que efectu¨® el ¨²ltimo control de seguridad del Erika y dio el visto bueno tambi¨¦n puede encontrarse en el ojo del hurac¨¢n. Y queda TotalFina, la petrolera propietaria del fuel y fletadora del barco; por ahora, se niega a asumir la menor responsabilidad.
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