Euskadi, entre dos extremos

JORDI SOL? TURAEsto, situar a Euskadi entre dos extremos, parece ser la l¨ªnea pol¨ªtica del Partido Popular, por un lado, y de ETA, por otro, con la vista puesta en las elecciones generales de marzo del a?o 2000. No veo otra explicaci¨®n de lo que est¨¢ ocurriendo en Euskadi despu¨¦s del anuncio del final de la tregua de ETA y despu¨¦s de las desaforadas acusaciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar contra el Partido Nacionalista Vasco.La nota hecha p¨²blica por ETA para anunciar el final de la tregua era, evidentemente, una amenaza global, pero conten¨ªa una amenaza especial contra el PNV por su negativa a aceptar la propuesta de un refer¨¦ndum constituyente en las tres comunidades forales vascas, Navarra y tres departamentos del Estado franc¨¦s, propuesta que s¨®lo ha aceptado abiertamente Euskal Herritarrok, no s¨¦ si con entusiasmo o con resignaci¨®n.

Para ETA era una manera contundente de asentar la l¨ªnea divisoria: a este lado, todos los nacionalistas vascos; al otro, los indeseables nacionalistas espa?oles. Las reticencias del PNV le romp¨ªan el esquema, de ah¨ª la amenaza.

En estas condiciones, el ataque brutal de Aznar contra el mismo PNV, desde su cargo de presidente del Gobierno, o es un error o una estupidez pol¨ªtica o una toma de posici¨®n muy calculada que consistir¨ªa en aprovechar el asunto para deslegitimar al PNV, meterlo en una especie de limbo pol¨ªtico con el Partido Socialista de Euskadi y quedarse s¨®lo frente a ETA.

Pocos d¨ªas despu¨¦s, los propios dirigentes del PP en Euskadi confirmaban que esto ¨²ltimo era lo que realmente buscaban con su propuesta de realizar nuevas elecciones auton¨®micas en el Pa¨ªs Vasco.

Naturalmente, el PP es libre de definir y poner en pr¨¢ctica sus estrategias pol¨ªticas, pero los dem¨¢s somos libres de opinar sobre ellas y de sacar las debidas consecuencias.

Y en nombre de esta libertad creo que hay que frenar inmediatamente esta locura, porque locura es, a estas alturas, intentar imponer en Euskadi la l¨®gica terrible de dos extremos pretendidamente ideol¨®gicos, un nacionalismo espa?olista perdido en el tiempo y pasado de rosca y un nacionalismo vasco sin m¨¢s se?as de identidad que el terrorismo.

Si el PP est¨¢ nervioso ante unas elecciones generales de resultado incierto es su problema. Pero traducir este problema en los t¨¦rminos en que lo est¨¢ haciendo es una amenaza para todos los dem¨¢s, menos para ETA.

Creer que se puede construir la paz en Euskadi sin el partido socialista y sin el PNV, convertir la vida pol¨ªtica de una zona tan compleja en una especie de duelo entre dos bandos, es un escenario que s¨®lo puede conducir a una espiral de mayor violencia, que convertir¨¢ a ETA y a sus referentes pol¨ªticos en los protagonistas fundamentales de un espacio que casi hab¨ªan perdido.

Los nacionalismos vascos son ciertamente complejos y a menudo algunos de sus dirigentes nos desorientan con declaraciones duras y abruptas, pero si hablo de nacionalismos vascos y no de un solo nacionalismo es porque hay varios y no todos son iguales ni dicen las mismas cosas.

Un dirigente como Xavier Arzalluz, el presidente del PNV, puede incomodar a mucha gente con frases estruendosas y declaraciones independentistas que luego no tienen continuidad, pero es absurdo no distinguir claramente entre lo que ¨¦l es y representa y lo que son y representan los nacionalistas radicales de Herri Batasuna. Incluso es importante distinguir lo que dicen los portavoces de estos ¨²ltimos, porque no todos hablan de lo mismo.

Absurdo es, tambi¨¦n, no comprender que a menudo las declaraciones m¨¢s duras de los dirigentes del PNV son aut¨¦nticos gritos de alarma ante la presi¨®n que se ejerce sobre ellos desde los dos extremos opuestos.

Y, sobre todo, es absurdo creer que se puede construir la paz en Euskadi sin el PNV y sin el partido socialista.

Siempre he cre¨ªdo que estas dos fuerzas son las que han aguantado e impulsado el desarrollo de la sociedad vasca desde la puesta en marcha de la autonom¨ªa, en una situaci¨®n tan dura y ¨¢spera como la que ha generado el terrorismo de ETA. Intentar ningunear a las dos es un desprop¨®sito y un error pol¨ªtico descomunal.

M¨¢s all¨¢ de las grandes frases y de las pol¨¦micas descarnadas, el PNV y el PSE saben que el futuro de Euskadi no pasa por una independencia carente de sentido en el espacio europeo que se est¨¢ configurando; que su prosperidad no se mantendr¨¢ encerr¨¢ndose en s¨ª misma, sino abri¨¦ndose a la cooperaci¨®n con los vecinos de dentro y de fuera de unas fronteras que pronto van a desaparecer, y que la paz definitiva les va a exigir much¨ªsimas horas de reflexi¨®n, de discusi¨®n y de negociaci¨®n y que tendr¨¢n que prepararse para ello y cooperar sin reticencias porque ambos son y van a ser cada d¨ªa m¨¢s imprescindibles.

Olvidar esto, intentar alejar a los dos del espacio pol¨ªtico principal y convertir la sociedad vasca en un territorio bronco capitaneado por dos extremos es lo peor que le puede ocurrir a Euskadi, a toda Espa?a y a la nueva Europa.

Espero y deseo que se detenga esta l¨²gubre carrera hacia la polarizaci¨®n. Pero las elecciones generales ya est¨¢n en el horizonte. El PP no tiene claras sus perspectivas y es probable que siga meti¨¦ndose y meti¨¦ndonos en este sendero que s¨®lo conduce al precipicio.

Jordi Sol¨¦ Tura es diputado del Partit dels Socialistes de Catalunya-PSOE.