Gil Mar¨ªn: "?Qui¨¦n es la fiscal¨ªa para determinar el precio de un jugador?"

Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn admiti¨® ayer haber aceptado de su padre los derechos de Lawall, Maxi, Lima y Djana, cuatro futbolistas j¨®venes y semidesconocidos, como compensaci¨®n de una deuda que Jes¨²s Gil hab¨ªa contra¨ªdo con el Atl¨¦tico por valor de 2.740 millones de pesetas. Justific¨® la operaci¨®n en que el club era de su propiedad, y por tanto "libre de fichar a quien considere oportuno", y en que la cotizaci¨®n de los chicos se iba a multiplicar. Gil Mar¨ªn tild¨® de "irrelevante" el hecho de que la empresa a la que el Atl¨¦tico compr¨® los futbolistas perteneciera a su padre. Y asegura que Gil no se llev¨® ni una peseta de plusval¨ªa en la operaci¨®n: "Promociones compr¨® exactamente al mismo precio que vendi¨®".

Uno de los apartados estelares del auto del caso Atl¨¦tico desvela que en enero de 1998, Jes¨²s Gil, presidente del club, previamente de acuerdo con Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn, director gerente del mismo, decidi¨® saldar 2.700 millones de pesetas que le deb¨ªa al club -cantidades de las que fue "apoder¨¢ndose" desde junio de 1992 hasta diciembre de 1997, seg¨²n el auto- "mediante su compensaci¨®n con un activo ficticio consistente en los derechos sobre cuatro supuestos jugadores profesionales que no eran tales, valorados en 2.740 millones de pesetas, y cuyo valor de mercado era inexistente".Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn defiende esta operaci¨®n. "Es tan sencillo como que el Atl¨¦tico es nuestro. Tenemos el 95% de las acciones, y se supone que no tenemos que pedir permiso a nadie para comprar un futbolista por el precio que nos d¨¦ la gana. El Atl¨¦tico es libre de entablar relaciones con la empresa que considere necesario. Tambi¨¦n con Promociones Futbol¨ªsticas, la propietaria de estos cuatro jugadores. Que sea una empresa de Jes¨²s Gil no tiene relevancia".

El director general del Atl¨¦tico, sin funciones desde la intervenci¨®n judicial del club, no considera desorbitada la cantidad que pag¨® por la compra de los derechos de Lawall (1.000 millones de pesetas), Maxi (1.100), Djana (350) y Lima (290). "Casi todos los futbolistas que hemos comprado en los ¨²ltimos cuatro a?os han costado m¨¢s de mil millones de pesetas. El mercado fija los precios de los jugadores. Promociones compr¨® a los jugadores exactamente en el mismo precio en el que se los vendi¨® al Atl¨¦tico. No tiene una peseta de plusval¨ªa. Mi padre no se ha llevado ni una peseta". Gil Mar¨ªn asegura que los derechos de los cuatro futbolistas, v¨ªa Promociones, fueron adquiridos a una compa?¨ªa holandesa cuyo nombre no precis¨®.

La defensa que Gil Mar¨ªn hace de la operaci¨®n es tan en¨¦rgica que incluso la considera un negocio redondo para el Atl¨¦tico: "A Maxi lo pienso vender por m¨¢s de 3.000 millones de pesetas. Por Lawall puedo sacar m¨¢s de 2.000 millones. En el f¨²tbol hay que correr riesgos. Y cuando aciertas, ganas mucho dinero. El Atl¨¦tico, estando yo al frente del club, s¨®lo ha perdido dinero en un futbolista: Adolfo Valencia. En los dem¨¢s, en todos, ha obtenido plusval¨ªa. En siete a?os habr¨¦ movido m¨¢s de 100 futbolistas y s¨®lo he perdido con uno: un mill¨®n de d¨®lares con Valencia. ?Por qu¨¦ Lawall no puede valer dos y tres mil millones de pesetas? ?Por qu¨¦ Maxi no va a valer 5.000 millones? ?Qui¨¦n es la fiscal¨ªa para determinar el precio de un jugador?".

S¨ª reconoce Gil Mar¨ªn la desproporci¨®n existente entre el precio pagado por estos futbolistas y sus sueldos. "Todos ellos tienen salario de f¨²tbol base. Hasta que llegan a profesionales tienen becas de la Fundaci¨®n Atl¨¦tico de Madrid. Ni siquiera tienen contratos. Solamente, licencia federativa y ficha. Cobran 25.000 pesetas al mes a trav¨¦s de la Fundaci¨®n, porque son ni?os que practican un deporte... Luego evolucionan, y ahora, Maxi y Lawall, por ejemplo, ya tienen contrato".

Por ¨²ltimo, el hijo de Gil explic¨® que el Atl¨¦tico no compr¨® directamente a estos futbolistas porque le pidieron unas garant¨ªas que no pod¨ªa dar. Y que por eso recurri¨® a Promociones Futbol¨ªsticas. "Es como quien acude a un banco, una relaci¨®n econ¨®mica. No es delito. A Hasselbaink tambi¨¦n lo hemos adquirido as¨ª".