Adi¨®s al siglo desde la capital comunitaria

El ¨²ltimo lustro del siglo ha deparado emociones sin cuento a los protagonistas de la Europa en construcci¨®n y a los periodistas que han (hemos) tenido la suerte de cubrirlo desde Bruselas.

En tan apretado calendario se han alumbrado grandes proyectos integradores que eran impensables poco tiempo antes: la creaci¨®n de la moneda ¨²nica, pese a todas las reticencias y los escepticismos sin cuento; la liberalizaci¨®n de los controles personales en las fronteras (Convenio de Schengen, nuevo Tratado de Amsterdam), y el inicio de una pol¨ªtica exterior com¨²n.

La Europa comunitaria se un¨ªa -y se extend¨ªa, con la ampliaci¨®n n¨®rdica, digerida pr¨¢cticamente sin problemas- y tend¨ªa nuevos lazos con Am¨¦rica Latina (a trav¨¦s de los acuerdos con Mercosur y con M¨¦xico) y con el sur de la cuenca mediterr¨¢nea.

Mientras tanto, el Este europeo se sum¨ªa en el desmembramiento o en la inestabilidad: desde la capital comunitaria se le tendieron, aunque t¨ªmidamente, las manos. En los pa¨ªses de la zona surgi¨® una nueva generaci¨®n de l¨ªderes -en su mayor parte, de perfil socialdem¨®crata- todav¨ªa a prueba. Su gran asignatura pendiente: el empleo.