Controversia sobre si el obispo Irurita fue fusilado durante la guerra civil

VIENE DE LA P?GINA 1 El proceso de beatificaci¨®n de Manuel Irurita se inici¨® en los a?os cincuenta. Los vientos conciliares aconsejaron hibernarlo -con la dictadura de Franco en su apogeo-, bajo los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI. Sin embargo, a finales de 1993 el proceso volvi¨® a activarse. Y hasta ahora ha seguido un tortuoso camino debido, sobre todo, a que diversos testimonios aseguran haber visto vivo al prelado despu¨¦s de la entrada de las tropas de Franco en Barcelona.

Los problemas de Irurita, hombre muy cr¨ªtico con la legalidad republicana, se iniciaron el 21 de julio de 1936. Ese d¨ªa un grupo de revolucionarios asalt¨® el palacio episcopal. El obispo logr¨® huir y se refugi¨® en casa de la familia Tort, en la calle del Call, n¨²mero 17. Ah¨ª residi¨® hasta finales de 1936.

El 1 de diciembre de ese a?o, los milicianos registraron la vivienda en cuesti¨®n, donde se hallaban siete monjas, el obispo y un primo del prelado -tambi¨¦n sacerdote- llamado Marcos Go?i. El registro se efectu¨® pues la familia Tort manten¨ªa contactos con sectores conservadores. Irurita no se identific¨® como prelado, sino como sacerdote vasco -llamado Manuel Luis-, aseguran los testigos. La patrulla lo condujo a la sede del Comit¨¦ de Milicias Antifascistas en Poble Nou y luego al centro de detendi¨®n de Sant Elies. De ah¨ª fueron sacados los sacerdotes y los hermanos Tort -las monjas fueron liberadas- y conducidos a Montcada, donde, seg¨²n algunas fuentes, fueron fusilados.

"Iba con boina"

Pero las versiones comienzan ya a discrepar sobre si la conducci¨®n a Montcada se produjo la noche del 3 al 4 de diciembre o la del 4 al 5. En cualquier caso, el 28 de enero de 1939 -tres a?os despu¨¦s del supuesto fusilamiento y despu¨¦s de la entrada de las tropas franquistas en Barcelona-, varias personas vieron con vida a Manuel Irurita. El encuentro se produjo en la puerta del palacio episcopal. Uno de esos testigos, Josep Ravent¨®s, dej¨® un documento escrito sobre el encuentro: "Iba con boina, abrigo gris y seguro que llevaba guantes de lana grises. Iba bien arreglado y yo intent¨¦ besarle la mano; ¨¦l dej¨® que acercara su mano hasta cerca de mis labios, pero no la llegu¨¦ a besar porque la retir¨®. No hace falta decir que me descubr¨ª (...). El obispo hablaba en castellano y nos dijo que lo compromet¨ªamos y que lo dej¨¢ramos marchar, cosa que hizo enseseguida, en direcci¨®n a la plaza de Sant Jaume". Ravent¨®s cont¨® el hecho a las autoridades. Junto a ¨¦l se encontraban ese d¨ªa ante el palacio episcopal otras cuatro personas, una de las cuales desempe?ar¨ªa con el pasar del tiempo cargos de responsabilidad durante el pontificado del cardenal Narc¨ªs Jubany en Barcelona. Estos testimonios contrarios a la tesis del fusilamiento siembran serias dudas en este proceso de beatificaci¨®n.

El supuesto cad¨¢ver del obispo fue hallado en 1940, en plena efervescencia nacional-cat¨®lica, en una fosa en la que seg¨²n las autoridades franquistas se hallaron unos 1.500 cuerpos. El cad¨¢ver en cuesti¨®n aguard¨® tres a?os hasta que fue trasladado con todos los honores a la catedral.