Madrid: revoluci¨®n social en un cuarto de siglo
Los madrile?os tienen ahora m¨¢s esperanza de vida y menos hijos, residen en la periferia y se separan m¨¢s
El madrile?o del a?o 2000 es una persona m¨¢s bien joven, de alto nivel de renta, con buena preparaci¨®n acad¨¦mica y amante de la cultura y los espect¨¢culos art¨ªsticos. As¨ª lo dibujan los especialistas del Instituto Regional de Estad¨ªstica y as¨ª lo confirman las cifras sobre la poblaci¨®n, h¨¢bitos y costumbres en la Comunidad de Madrid. En los ¨²ltimos 25 a?os, esta regi¨®n de 8.022 kil¨®metros cuadrados ha experimentado peque?as revoluciones que han contribuido a darle una imagen radicalmente distinta a la que ten¨ªa en 1975. La capital tiene un peso importante en el conjunto de una Comunidad con 179 municipios, pero ha adelgazado considerablemente en los ¨²ltimos 25 a?os. Si en 1975 los residentes en Madrid supon¨ªan el 75% de la poblaci¨®n total de la regi¨®n, 25 a?os m¨¢s tarde tan s¨®lo alcanzan el 56,5%. La periferia ha ganado vecinos en detrimento de la capital, cuya ca¨ªda en n¨²mero de habitantes, basada en el encarecimiento del precio de la vivienda y en un envejecimiento progresivo, tan s¨®lo se ha detenido en los dos ¨²ltimos a?os.La provincia de Madrid multiplic¨® por dos su poblaci¨®n en el tercer cuarto del siglo XX: pas¨® de 1.823.000 habitantes en 1950 a 4.319.000 en 1975, m¨¢s de un 150% de aumento. La llegada de ciudadanos extreme?os, castellano-manchegos y andaluces y unas altas tasas de natalidad contribuyeron al fen¨®meno.
Pero en el ¨²ltimo cuarto de siglo (1975-2000) el crecimiento ha sido mucho m¨¢s lento (apenas del 15%) y los ¨ªndices de natalidad han ca¨ªdo con tanto estr¨¦pito que el primer Gobierno de centro-derecha que tuvo la Comunidad decidi¨® regalar 25.000 pesetas a las familias que tuvieran hijos. La iniciativa, que comenz¨® hace dos a?os, no ha dado resultado. La bajada de los ¨ªndices de natalidad contin¨²a. Ahora la tasa registrada es de 9,66 nacidos por cada 1.000 habitantes; en 1975 era de 21,91, m¨¢s del doble. Hace cinco lustros, las mujeres ten¨ªan a su primer hijo a los 25 a?os; ahora esperan hasta los 30. Esta ca¨ªda de la natalidad tambi¨¦n ha contribuido al envejecimiento de la poblaci¨®n. Si en 1970 el grupo mayoritario era el comprendido entre los cinco y los nueve a?os, tanto en hombres como en mujeres, ahora el sector hegem¨®nico es el comprendido entre los 20 y los 25 a?os.
El n¨²mero de abortos, hasta donde alcanzan los estudios del Instituto Regional de Estad¨ªstica, tambi¨¦n aumenta cada a?o: en 1990 se registraron 7.541 interrupciones voluntarias del embarazo, mientras que siete a?os despu¨¦s fueron 8.883 las mujeres que abortaron.
Los matrimonios civiles, muy escasos en 1975, se han convertido en una pr¨¢ctica habitual. En el 27% de los casos no hay misa previa. Si hace un cuarto de siglo tan s¨®lo una de cada 250 parejas prescind¨ªa de la Iglesia para contraer matrimonio, ahora son 27 de cada 100 los que optan por el enlace exclusivamente civil.
El n¨²mero de divorciados y separados se ha multiplicado casi por 10. Si en 1970 apenas se contaban 11.000 personas (entre hombres y mujeres) separadas y divorciadas, en 1996 rozaban las 100.000.
El paro ha evolucionado a peor en estos 25 a?os. De ser un problema insignificante en 1975 (apenas el 3,7% de la poblaci¨®n activa carec¨ªa de trabajo), se ha convertido en el principal para las instituciones, con el 16,9% de los madrile?os en condiciones de trabajar buscando un puesto estable con una n¨®mina suficiente.
Las mujeres, en estos 25 a?os, se han incorporado al mercado de trabajo. Si en 1975 s¨®lo trabajaba una de cada cuatro mujeres, ahora lo hace el 37%, y la tendencia sigue al alza.
La provincia se ha llenado de gente (de los 538 habitantes por kil¨®metro cuadrado de 1975 se ha pasado a los 625 habitantes por kil¨®metro cuadrado de 1996), de coches (hay matriculados m¨¢s de 2,4 millones) y de tel¨¦fonos (2.360.000).
Ahora se vive m¨¢s. En 1975, la esperanza de vida para los hombres era de 70,6 a?os, hoy llega a los 74,5; para las mujeres era de 76 y ahora es de 82,2. Por eso, aunque nacen m¨¢s hombres (el 51,9% en 1975, el 51,6% en 1997), la mayor esperanza de vida de las mujeres "origina que se vuelvan las tornas y existan m¨¢s mujeres, el 51,8% del total".
La tasa de mortalidad tambi¨¦n es muy baja (7,46 defunciones por cada 1.000 habitantes; s¨®lo Canarias tiene registros menores). Hay m¨¢s m¨¦dicos que antes (2,96 por 1.000 habitantes en 1977; 5,13 en 1997); pero hay menos camas por 1.000 habitantes: antes, 5,07; ahora, 3,7.
La lucha contra el analfabetismo por parte de las instituciones est¨¢ a punto de concluir: hace 17 a?os, en 1981, Madrid ten¨ªa un 4,3% de analfabetos (un 7,7% en toda Espa?a); ahora s¨®lo son un 1,39% los que no saben leer ni escribir en la regi¨®n, por un 6,64% en todo el pa¨ªs.
El tabaquismo es ahora un problema mayor: el 40% de los hombres entre 18 y 65 a?os se declara fumador; las mujeres llegan ya al 35%. Entre los j¨®venes de 15 y 16 a?os, los fumadores son el 25%, mientras que las fumadoras suponen el 32%.
Hay m¨¢s del doble de suicidios (de 74 registrados en 1977 se ha pasado a 181 en el ¨²ltimo a?o del que existen datos).
Ahora se gasta un poco menos en juegos de azar: de 113.000 pesetas por habitante y a?o gastadas en 1991 se ha pasado a 108.000. Y los coches est¨¢n m¨¢s nuevos: s¨®lo el 13% contamina m¨¢s de lo permitido; en 1986 supon¨ªan el 35,6%.
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