Cara a cara

Posiblemente Nicol¨¢s Muller sea el arquetipo del fot¨®grafo de este siglo, tambi¨¦n el de su oficio. Su estudio en la calle de Serrano (abierto en Madrid en el a?o 1947) sigue vivo. A ello ayuda la producci¨®n de su hija Ana -tambi¨¦n fot¨®grafa-, en la que peri¨®dicamente cambia sus retratos. Ana custodia sus archivos, que contienen referentes de la intelectualidad de la ¨¦poca como Azor¨ªn, P¨ªo Baroja, Ortega y Gasset y toda una galer¨ªa de personajes pr¨®ximos a Revista de Occidente. Lo que no debe de dejar lugar a equ¨ªvoco es que la mayor¨ªa -y posiblemente lo que diferenci¨® su trabajo de otros colegas retratistas- lo realiz¨® no s¨®lo entre las cuatro paredes de su estudio, sino en exteriores (el m¨¢s significativo es el de Baroja paseando por el Retiro en 1950).Para sus retratos y paisajes casi siempre recurri¨® al formato de pel¨ªcula 6x6, t¨¦cnica que utiliz¨® en sus colecciones realizadas en Marruecos y Espa?a. Algunas de sus tomas, principalmente las hechas en Francia y Hungr¨ªa, las registr¨® con una rara pel¨ªcula tama?o 4x4. Todos estos datos pueden parecer anecd¨®ticos, pero en fotograf¨ªa las herramientas marcan una forma de mirar, de captar, y las de Nicol¨¢s Muller son sumamente peculiares por la sencillez de sus instant¨¢neas en su cara a cara con la vida. Vitalmente particip¨® de id¨¦ntica suerte de otros fot¨®grafos h¨²ngaros que marcaron la mejor fotograf¨ªa de los periodos de entreguerras: Capa,Kert¨¦sz, Munk¨¢csi, Kollar.