Dislates de los viejos tiempos FRANCESC DE CARRERAS
La palabra dislate siempre me ha parecido un poco cursi y, aunque su significado es muy preciso y, por tanto, para transmitir ideas es ¨²til, siempre que me es posible intento evitarla. Pero dado que Joan B. Culla i Clar¨¤ la ha usado en el t¨ªtulo de su tronante art¨ªculo del pasado viernes (v¨¦ase "Carreras hacia el dislate", EL PA?S, 31 de diciembre de 1999), me permito yo tambi¨¦n, en esta r¨¦plica, utilizarla. El art¨ªculo de Culla intenta responder a uno m¨ªo en estas mismas p¨¢ginas titulado "Los principales culpables" (EL PA?S, 23 de diciembre de 1999). En ¨¦l sosten¨ªa que los responsables directos del boicoteo a las conferencias de Vidal-Quadras y Juaristi en la Universidad de Barcelona eran los estudiantes que impidieron que ¨¦stas se llevaran a cabo, pero que, indirectamente, los responsables intelectuales de tales hechos, y por tanto los principales culpables, eran aquellos que durante los ¨²ltimos a?os hab¨ªan creado el caldo de cultivo para que estas cosas sucedieran, al acusar de "anticatalanes" -por tanto de "enemigos", no de "adversarios" pol¨ªticos- a determinados ciudadanos de nuestro pa¨ªs que defend¨ªan -que hemos defendido- posiciones contrarias al nacionalismo dominante.
Probablemente, lo m¨¢s digno ser¨ªa no contestar a Culla, ya que en su art¨ªculo me acusa -entre otras muchas cosas- de "delirar", de hacer "miserables imputaciones" y, en sus l¨ªneas finales, concluye que mi escrito no es m¨¢s que "una bajeza consciente" y -otra cursilada- un "desvar¨ªo". Como comprender¨¢n, este tono no invita al di¨¢logo intelectual. Sin embargo, conozco perfectamente los riesgos de opinar sobre estos temas y hace ya un tiempo que aguanto pacientemente algunas de sus consecuencias porque considero que, a pesar de los previstos insultos y amenazas, se trata de un debate necesario y, a la postre, s¨®lo los argumentos razonables -es decir, los nacidos de una discusi¨®n libre- acaban imperando en una sociedad democr¨¢tica.
El art¨ªculo de Culla contiene varias acusaciones falsas que est¨¢n en la base de toda su argumentaci¨®n. Parte de que "criminalizo el nacionalismo catal¨¢n" cuando yo hago constar expresamente todo lo contrario. Exactamente digo: "Ser¨ªa injusto y, sobre todo, equivocado decir que el problema es el nacionalismo catal¨¢n entendido como un todo monol¨ªtico: hay muchas maneras de entender el nacionalismo. Poner en el mismo saco de la no democracia a todos los nacionalismos me parece profundamente err¨®neo. El nacionalismo -catal¨¢n o espa?ol- es una ideolog¨ªa tan leg¨ªtima, desde el punto de vista democr¨¢tico, como cualquier otra. Ahora bien, si este nacionalismo no admite la igualdad de derechos de todos los ciudadanos y excluye a algunos por su origen o por sus ideas, entonces este nacionalismo excluyente se sit¨²a fuera del marco de la democracia y conduce a actitudes como las que comentamos". Por tanto, primera falsa imputaci¨®n de Culla.
Es tambi¨¦n falso que haga una lista negra de los principales culpables. No se deduce en absoluto de mi art¨ªculo que ¨¦sta sea la intenci¨®n. Si lo fuera -lo cual ser¨ªa un desprop¨®sito inicuo-, los nombres ser¨ªan, sin duda, otros de mayor influencia. Lo que me limit¨¦ a decir fue que en art¨ªculos de prensa o tertulias de radio de aquellos d¨ªas, algunos participantes, tras hacer una condena -?no faltar¨ªa m¨¢s!- de toda violencia, justificaban en cierta manera la actitud de los estudiantes por las ideas de los conferenciantes o por la materia sobre la que trataban. Es la conocida "teor¨ªa de la provocaci¨®n", sobre la que Josep Ramoneda escribi¨® un excelente art¨ªculo en estas mismas p¨¢ginas. No hab¨ªa, por tanto, lista negra alguna, sino personas que se hab¨ªan manifestado en este sentido aquellos d¨ªas y a los que yo, casualmente, escuch¨¦ o le¨ª.
Uno de los que escuch¨¦ fue, precisamente, Joan Culla, quien dijo exactamente lo que manifiesta en su art¨ªculo y que me parece adecuado al calificativo que yo emple¨¦ en el m¨ªo: que se mostr¨® "comprensivo" con los estudiantes boicoteadores. Lo fue en la radio y lo sigue siendo en el art¨ªculo que comento, al sostener que era "llamativa la monocrom¨ªa de pensamiento de los ponentes del ciclo de conferencias", que estas situaciones de boicoteo a conferencias no eran infrecuentes en la Universidad -lo cual es rigurosamente falso- y que "la magnitud de la estupidez de los reventadores se mide por la enorme explotaci¨®n que los profesionales del antinacionalismo catal¨¢n est¨¢n realizando". No lo justificaba, como hab¨ªa hecho Isabel-Clara Sim¨®, pero s¨ª lo comprend¨ªa, como tambi¨¦n hizo Jordi Pujol, al calificar de tontos a los estudiantes y de provocadores a los conferenciantes.
Ahora bien, en el fondo la irritaci¨®n de Culla no es por mi art¨ªculo, sino por un hecho m¨¢s vasto y significativo: hoy en d¨ªa la sociedad catalana comienza a no admitir los tab¨²es a la libertad de expresi¨®n y todo puede ser discutido siempre que se razone convenientemente. Estamos evolucionando hacia una democracia de mejor calidad y en estos ¨²ltimos sucesos se ha demostrado. Los principales peri¨®dicos de Barcelona -EL PA?S, La Vanguardia, El Peri¨®dico, Avui- han publicado editoriales condenando sin paliativos a los boicoteadores y articulistas del m¨¢ximo prestigio han abundado en el tema. Narc¨ªs Serra, Pasqual Maragall y Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz han estado contundentes en el mismo sentido. El Consell Interuniversitari hizo un documento mod¨¦lico, sin reticencia alguna, en defensa de la libertad de expresi¨®n que, adem¨¢s, fue suscrito por todos los diputados en el Parlament de Catalunya que, a la vez, eran profesores de Universidad, lo cual inclu¨ªa a todas las fuerzas pol¨ªticas; tambi¨¦n a diputados de CiU, ERC e IC. La sociedad empuja a las instituciones hacia la libertad y comienzan a derrumbarse los antiguos muros psicol¨®gicos que imped¨ªan que ciertos temas se tratasen en p¨²blico. Disidentes hasta ahora socialmente marginados comienzan a ser aceptados y, por ello, algunos pierden los nervios ante la posibilidad de no poseer ya el monopolio de la palabra en el tratamiento de ciertas materias.
El dislate -perd¨®n por la cursiler¨ªa- de Culla no es m¨¢s que uno de los ¨²ltimos coletazos de los viejos tiempos, de estos ya pasados ¨²ltimos decenios del siglo XX.
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