A?o para el cambio
El compromiso que se impuso a s¨ª mismo de agotar la legislatura le est¨¢ jugando a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar una mala pasada. Para una mayor¨ªa saliente, adelantar las elecciones es siempre un medio de plantear la contienda electoral en el momento m¨¢s ventajoso, pero puede constituir tambi¨¦n una necesidad si surgen determinadas circunstancias que hacen singularmente dif¨ªcil la acci¨®n de gobierno. En nuestro caso, la conveniencia de las elecciones anticipadas se derivaba de algo nada misterioso: el resultado de la doble convocatoria de europeas y administrativas -municipales y de comunidad- fue lo suficientemente apretado como para hacer del periodo que mediaba entre los comicios de junio y las parlamentarias de marzo una interminable campa?a electoral. Nada bueno para el funcionamiento del sistema, en particular por el dramatismo que ha asumido la cuesti¨®n vasca, y menos para la pretensi¨®n del Partido Popular de gobernar con normalidad. No s¨®lo porque el PSOE estaba obligado a ejercer una presi¨®n continuada para as¨ª lograr el desgaste que equilibrase las perspectivas de voto, sino asimismo porque desde el momento en que sobre la mesa el juego se desarrollaba con el PP en posici¨®n de banca, ning¨²n partido ten¨ªa el menor inter¨¦s en favorecer sus intereses, convirti¨¦ndose todos en competidores suyos. Las combinaciones de alianzas poselectorales supusieron ya para Aznar graves reveses, especialmente en Arag¨®n y Baleares, y menos mal que la suerte le depar¨® en Catalu?a que Jordi Pujol necesitase los votos populares para continuar al frente de la Generalitat.A pesar de esa circunstancia favorable, el Gobierno parece hoy en posici¨®n m¨¢s d¨¦bil que en junio, y sobre todo mucho m¨¢s nervioso e inseguro. La rocambolesca tramitaci¨®n de la Ley de Extranjer¨ªa ha puesto de relieve, adem¨¢s, que en caso de conflicto de posiciones dentro del partido prevalecen las m¨¢s conservadoras. Los tres primeros a?os del Gobierno, con el viento en popa de la coyuntura econ¨®mica, hicieron posible que Aznar exhibiera la imagen de seguridad que tanto le complace. Ahora, sin que fuera del tema vasco se alcen grandes obst¨¢culos, la incapacidad para sortearlos con una m¨ªnima habilidad, as¨ª como para librar al pa¨ªs de gestiones tan espectacularmente desastrosas como la del ministro de Fomento, va acumulando puntos negativos. Hasta el extremo de que si el PP pierde las pr¨®ximas elecciones ser¨¢ mucho m¨¢s por insuficiencia y arrogancia propias que por la eficaz labor de oposici¨®n socialista.
Cabe pensar que ser¨ªa un relevo positivo. No porque las expectativas que despierte el PSOE sean esplendorosas. Joaqu¨ªn Almunia es un l¨ªder gris, pero puede ser un buen gestor y, si Felipe Gonz¨¢lez lo permite, ir¨¢ devolviendo al partido su vieja imagen de honestidad y defensa de los intereses de la mayor¨ªa. S¨®lo en el problema vasco son ¨¦l y el grupo dirigente del PSOE inc¨®gnitas que las tomas de posici¨®n oscilantes entre la solidaridad democr¨¢tica y el electoralismo no contribuyen a despejar. De cara a alianzas con otros grupos para formar Gobierno, seguramente no incurrir¨¢ en la actitud de prepotencia adoptada con los menores por Aznar. Y con un poco de suerte, aunque Paco Frutos no se distingue precisamente por su esp¨ªritu de compromiso, tal vez el mero instinto de supervivencia le haga aceptar de alg¨²n modo la unidad de acci¨®n, l¨¦ase apoyo de Izquierda Unida desde el exterior a un Gobierno socialista.
Lo que no ser¨ªa bueno es que Aznar tenga otros cuatro a?os para seguir tejiendo la tela del poder en que se articulan la acci¨®n econ¨®mica del Gobierno y una mara?a de intereses privados de ¨¦l dependientes, con una creciente incidencia sobre las pol¨ªticas p¨²blicas de grupos de presi¨®n de signo reaccionario (por ejemplo, en educaci¨®n).
En el mundo feliz de las privatizaciones controladas, el Gobierno Aznar ha actualizado la m¨¢xima del oaxaque?o Benito Ju¨¢rez: "A los amigos, gracia y prebendas; a los enemigos, la ley a secas". Todo ello requiere un alto grado de control sobre la comunicaci¨®n social. Y no est¨¢ el dinamismo de nuestra sociedad del a?o 2000 para soportar esa invisible camisa de fuerza.
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