El Madrid castiga al l¨ªder

18 rebotes atrap¨® el Madrid por 30 del Pamesa. Pero gan¨® el Madrid. 25 puntos y 14 rebotes consigui¨® Tanoka. Pero gan¨® el Madrid. ?Por qu¨¦? Que se lo pregunten a Herreros, un tipo que quiz¨¢ nunca sea nombrado MVP de nada, ese t¨ªtulo que tanto le gusta a Beard, pero que posee una virtud impagable: en su cerebro est¨¢ grabado a fuego que no nay nadie mejor que ¨¦l para decidir un partido. Cierto que no es cuesti¨®n de individualizar, que si Herreros estuvo enorme, lo mismo se puede decir de Alberto Angulo, o de Galilea, o de Iturbe. Pero cuando al Madrid se le iba la vida (69-70 a 10 minutos del final), el que peg¨® el pu?etazo sobre la mesa fue Herreros.Todos los males del Madrid se diagnosticaron bajo los tableros. Ya ven¨ªa Tanoka, un tipo que no olvida su despido del Madrid, con suficientes ganas como para que encima le dieran facilidades. M¨¢s que dadivoso estuvo Scott en ese aspecto. El Pamesa reinaba en ambas cocinas y al Madrid no le qued¨® m¨¢s remedio que fiarlo todo, en ataque, a su lanzamiento lejano. Del acierto de los Albertos y de Djordjevic depend¨ªa en buen medida que el Pamesa no pusiera tierra de por medio en un visto y no visto. Y acertaron. Los primeros 20 puntos del Madrid se los repartieron entre los tres, como si lo que ocurriera bajo los aros no tuviera mayor trascendencia.

Pero la ten¨ªa. Ocho rebotes caz¨® el Madrid en la primera mitad por 17 del Pamesa. En el Madrid no encestaban m¨¢s que sus hombres de fuera; en el Pamesa, s¨®lo los de dentro. Le sali¨® de miedo a Scariolo el cambio de p¨ªvots. Aparecieron en pista Iturbe y Mijailov y el Madrid, de cuando en cuando, roz¨® la perfecci¨®n, rebotes aparte. Mijailov se peg¨® a Tanoka y a ¨¦ste se le empez¨® a poner cara de pocos amigos. Iturbe cort¨® las alas a Hopkins y el Madrid se lanz¨® a la misma velocidad que Djordjevic montaba los contragolpes.

Hab¨ªan alcanzado los blancos una c¨®moda diferencia cuando lleg¨® el descanso (45-39). Con Rodilla, que no encest¨® m¨¢s que dos de sus 10 lanzamientos de campo, se situ¨® Lucio Angulo y el l¨ªder amag¨® con deshincharse. M¨¢s a¨²n cuando en el arranque de la segunda mitad se produjo la espectacular resurrecci¨®n de Struelens, que hizo 11 puntos en un periquete. El Madrid alcanz¨® una ventaja que pareci¨® poner fin a cualquier conflicto (55-43). Mentira. Es el Pamesa un equipo que no tuerce el gesto y que sabe sobrevivir a los malos tiempos. Apareci¨® en pista Bernie ?lvarez, para hacer dos triples y lo dem¨¢s lo puso Tanoka, que sac¨® m¨²sculo, que salud¨® al p¨²blico. Que se vio feliz en su papel de odiado. Puso el Pamesa el marcador boca abajo (69-70) y al Madrid no le qued¨® m¨¢s remedio que encomendarse a Herreros. Y all¨ª vol¨® un triple, y otro, y otro, as¨ª hasta cinco. Tanoka dej¨® de ser protagonista para todo el que no fuera ¨¦l mismo y el Madrid acab¨® castigando al Pamesa, al l¨ªder, al que s¨®lo le falt¨® descubrir una f¨®rmula, si existe, para detener a Herreros.