Oro y esclavos
El 27 de diciembre, Alberto Fujimori anunci¨® que, en vista de que la oposici¨®n no presentaba una alternativa pol¨ªtica convincente, se resignaba a lanzar su candidatura para un tercer mandato consecutivo en las elecciones del pr¨®ximo abril. De inmediato, el Colegio de Abogados, diversos partidos pol¨ªticos y organizaciones c¨ªvicas y de derechos humanos impugnaron este "nuevo golpe de Estado" contra la Constituci¨®n -que proh¨ªbe la reelecci¨®n-, pero el Jurado Nacional de Elecciones se apresur¨® a rechazar estas tachas y a olear y sacramentar aquella candidatura que garantiza la longevidad del r¨¦gimen autoritario instaurado el 5 de abril de 1992 hasta el a?o 2005, cuando menos. De este modo, aqu¨¦l establecer¨¢ dos records: ser¨¢ la m¨¢s larga dictadura sufrida por los peruanos en el siglo XX y la inaugural del siglo XXI.As¨ª conclu¨ªa un acto m¨¢s de la operaci¨®n pol¨ªtica iniciada a?os atr¨¢s por el gobierno con el objetivo de perpetuarse en el poder, al mismo tiempo que, en vista del escaso apetito de la comunidad internacional por las dictaduras, disfrazaba este acto de fuerza con formalismos legales encaminados a revestirlo de legitimidad. De la larga secuencia, se?alemos algunos hitos: en 1996, la mayor¨ªa aut¨®mata en el Congreso aprob¨® una "ley de interpretaci¨®n aut¨¦ntica de la Constituci¨®n", que, en flagrante violaci¨®n del texto constitucional dictado por la propia dictadura, permit¨ªa la tercera reelecci¨®n de Fujimori. El Foro Democr¨¢tico reuni¨® en 1998 m¨¢s de un mill¨®n de firmas para convocar un plebiscito y someter este asunto a consulta popular, pero el Congreso impidi¨® (inconstitucionalmente) su realizaci¨®n. Tres jueces del Tribunal Constitucional que osaron impugnar la tercera reelecci¨®n fueron, manu militari, destituidos.
Al mismo tiempo, el r¨¦gimen perfeccionaba su sistema de control y manipulaci¨®n del sistema informativo y continuaba, con notable eficacia, la domesticaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Para ello, todos los principales ¨®rganos de comunicaci¨®n escrita fueron convertidos, mediante la intimidaci¨®n o el soborno, en voceros o instrumentos del gobierno, como Expreso, o puestos en atemorizada sordina, como El Comercio, con la excepci¨®n del diario de centroizquierda, La Rep¨²blica, el semanario Caretas, y alg¨²n cotidiano de restringida circulaci¨®n, a fin de tener pruebas de que el gobierno respeta la libertad de prensa. En el campo televisivo, el de mayor impacto propagand¨ªstico, el avasallamiento ha sido total: en ¨¦l s¨®lo se admite el servilismo abyecto. El caso m¨¢s sonado internacionalmente ha sido el del Canal 2, Frecuencia Latina, que, por haber sacado a la luz algunos hechos luctuosos cometidos por el Servicio de Inteligencia del hombre fuerte del r¨¦gimen -Vladimiro Montesinos-, fue arrebatado a su due?o, Baruch Ivcher, mediante triqui?uelas legales (lo privaron de la nacionalidad peruana, enjuiciaron a su mujer y a sus hijas y al abogado que las defend¨ªa, persiguieron y chantajearon a sus colaboradores -por lo menos a una de ellas la torturaron- para que declararan contra ¨¦l y lo enfangaron en una campa?a vertiginosa de calumnias). Indiferente a las protestas m¨²ltiples que este atropello motiv¨® en el mundo entero, Canal 2 es ahora uno de los desaguaderos inform¨¢ticos de Montesinos.
Para evitar una segura condena por el caso Ivcher, el gobierno peruano se retir¨® -pese a estar legalmente impedido de hacerlo- de la jurisdicci¨®n de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con un pretexto mentiroso: que este tribunal exig¨ªa la liberaci¨®n de unos terroristas chilenos juzgados y condenados por un tribunal militar peruano. (En verdad, la Corte s¨®lo hab¨ªa se?alado que, en vista de las condiciones an¨®malas de aquel juicio, aqu¨¦llos deb¨ªan ser juzgados de nuevo, de acuerdo a las normas aceptadas por los pa¨ªses civilizados). La maquinaria propagand¨ªstica del r¨¦gimen -dentro de la cual las oficinas encuestadoras son pieza clave- incrust¨® en la opini¨®n p¨²blica la idea de que el arbitrario retiro del Per¨² de la Corte se justifica porque este tribunal es ?c¨®mplice de los terroristas de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru!
Parejamente al cerrojo echado sobre los medios existentes, el habilidoso Montesinos propici¨® la aparici¨®n de una mir¨ªada de pasquines malolientes, que se venden a precio ¨ªnfimo y cuyos escandalosos titulares a colorines destellan en los muros y quioscos, cuya funci¨®n es, de un lado, la deificaci¨®n de la dictadura y sus sirvientes, y, de otro, la descalificaci¨®n y el linchamiento moral y pol¨ªtico de sus opositores. Amparados en la impunidad legal de que gozan -el Poder Judicial fue puesto de rodillas e instrumentalizado por el r¨¦gimen desde los primeros d¨ªas del golpe-, esas hojas, cuyos titulares llegan a un vasto p¨²blico popular, insultan, falsean, satanizan, arruinan la reputaci¨®n de todo lo que queda de limpio y de decente en la pol¨ªtica peruana, y, por supuesto, de este modo silencian preventivamente a los pusil¨¢nimes, convirti¨¦ndolos en c¨®mplices pasivos del r¨¦gimen. La campa?a de satanizaci¨®n m¨¢s reciente ha tenido como v¨ªctima a la congresista de oposici¨®n Beatriz Merino, sin duda por ser una de las figuras m¨¢s ¨ªntegras y m¨¢s inteligentes que ha pasado por ese innoble Congreso actual, de soldaderas y dom¨¦sticos sin honor y sin sesos.
En este contexto, que es todav¨ªa bastante peor de lo que todo lo precedente podr¨ªa sugerir, lo sorprendente no es que Fujimori se disponga a pasar por el alegre tr¨¢mite de una pantomima electoral para continuar en el poder. Lo es, m¨¢s bien, que tantos peruanos no corrompidos ni asustados por el sistema de control de la sociedad instaurado -a sangre, terror y dinero- por Vladimiro Montesinos y su testaferro presidencial Fujimori, est¨¦n dispuestos a participar en la mojiganga electoral que se avecina, y que, en la medida de sus limitad¨ªsimas posibilidades, se movilicen detr¨¢s de las candidaturas de Alberto Andrade, y de Luis Casta?eda Lossio, o los dem¨¢s candidatos de la oposici¨®n. Su gesto es nobil¨ªsimo, desde luego, y tambi¨¦n temerario, pues saben a lo que se exponen: a ser investigados y esquilmados por la SUNAT (el servicio de contribuciones es una de las m¨¢s eficaces armas de extorsi¨®n del r¨¦gimen cara a las personas de ingresos medio y alto), a ser objeto de abominables operaciones de vilipendio, a perder sus trabajos o sus bienes, o, m¨¢s expeditivamente, a ser golpeados o asesinados por los escuadrones de la muerte, que arma y teledirige, desde los s¨®tanos siniestros de Las Palmas y el Pentagonito (Cuartel General de las Fuerzas Armadas), el celeb¨¦rrimo capit¨¢n Vladimiro Montesinos, que, luego de ser expulsado del Ej¨¦rcito y encarcelado por traidor y de ejercer como abogado de narcotraficantes, ha pasado a presidir, en los hechos, por persona interp¨®sita, los destinos del Per¨².
?Hay, acaso, la menor posibilidad de que esas elecciones sean libres, de que en ellas se exprese la voluntad popular de los peruanos? Nada quisiera tanto como equivocarme, pero estoy seguro de que no la hay, que los resultados electorales de aquella mascarada ya est¨¢n decididos por el verdadero poder, que es el SIN (Servicio de Inteligencia), ni m¨¢s ni menos que en 1950, cuando el dictador Odr¨ªa, para "legitimarse", compiti¨® en unas elecciones en las que, hombre precavido, hizo encarcelar previamente a su ¨²nico competidor. Un amigo que me escuchaba este razonamiento me repuso: "En un proceso electoral siempre hay imponderables. Por m¨¢s purgado que haya sido por Montesinos, el Ej¨¦rcito est¨¢ lleno de oficiales profesionales que desprecian a semejante sujeto. Pueden darle la espalda y dejar que las elecciones sean libres. Si es as¨ª, Fujimori ser¨¢ barrido, porque dos tercios de los peruanos ya han abierto los ojos y est¨¢n hartos del r¨¦gimen". La verdad es que depositar las esperanzas en esta hip¨®tesis me parece tan ingenuo como creer que la democracia volver¨¢ al Per¨² gracias a un supuesto c¨¢ncer en la lengua de Fujimori (he escuchado repetidas veces esta profec¨ªa).
La democracia no volver¨¢ al Per¨² porque un grupo de militares se cansen de Montesinos o porque una enfermedad anule a Fujimori, su hechura y fantoche. Volver¨¢ cuando el disgusto y el hartazgo de la sociedad peruana con el sistema autoritario que se ha instalado all¨ª sean irresistibles y el rechazo de la mentira, los atropellos, los robos y los cr¨ªmenes que comete el poder precipiten una movilizaci¨®n tan poderosa que haga desplomarse todos los aparatos de control e intimidaci¨®n actualmente vigentes. Entonces comenzar¨¢ la previsible carrera de las ratas, la dictadura perder¨¢ su base de sustentaci¨®n -el dinero y las armas- y se abrir¨¢ una nueva oportunidad para la libertad y la legalidad en el Per¨².
Que nada de ello est¨¢ pr¨®ximo lo demuestra el formidable despliegue de c¨®mplices y reclutados entre la "¨¦lite" que el r¨¦gimen se ufana en exhibir, con la ingenua pretensi¨®n de mejorar su imagen (variopinta estrategia nacida de aquel dictum de Simone de Beauvoir: "Nadie es un monstruo si lo somos todos"). Para acompa?arlo en la plancha presidencial, Fujimori ha elegido a Francisco Tudela, un diplom¨¢tico y v¨ªctima del secuestro colectivo perpetrado en la Embajada del Jap¨®n por el MRTA, que ten¨ªa fama de honesto. Si lo fue, ya no lo es, ya encontr¨® el precio de su integridad pol¨ªtica, como el canciller Trazegnies, o el premier Bustamante, y un pu?ado de otros que, en nuestro m¨®dico mercado intelectual, acad¨¦mico o profesional, parecieron en alg¨²n momento respetables. Pero es un grave error del r¨¦gimen creer que alquilando estos falsos prestigios se prestigia: en verdad, revela la pobre estofa de que est¨¢ embutida buena parte de la clase intelectual peruana, y lo barata que es.
En una de las m¨¢s feroces diatribas que salieron de su pluma, Sim¨®n Bol¨ªvar dijo que la sociedad peruana estaba hecha de "oro y esclavos". Resum¨ªa as¨ª el asco que le dieron el servilismo y los halagos con que lo abrumaron las ricas familias lime?as, que se echaron a besarle los pies con la misma unci¨®n que lo hab¨ªan hecho, antes, con San Mart¨ªn, y, antes, con los virreyes espa?oles, y la tristeza que le caus¨® esa masa popular casi anulada por la brutalidad de la explotaci¨®n y los extremos de miseria en que viv¨ªa. Desde luego que en la historia republicana del Per¨² hay muchos ejemplos admirables de peruanos que, con sus ideas y sus acciones, o con ambas conjugadas, han tratado de desaparecer esa atroz tradici¨®n de sometimiento servil o pasividad resignada que es el caldo de cultivo que ha hecho florecer a nuestras incontables dictaduras. Pero todos ellos -un Bustamante y Rivero, un Bela¨²nde Terry, para citar a dos entre los ¨²ltimos- fracasaron en su empe?o de arraigar la democracia -la civilizaci¨®n- en suelo peruano, y terminaron derrotados por reg¨ªmenes que restablec¨ªan aquella antiqu¨ªsima herencia autoritaria.
La dictadura actual es el ¨²ltimo engendro de aquel linaje. No es menos brutal que otras, pues tiene muchos muertos, torturados y desaparecidos en su haber. Pero, ha refinado sus m¨¦todos, y, adem¨¢s de la violencia f¨ªsica, emplea el "oro" de los ricos y de los que enriquece en turbios negocios, a manos llenas, para autopromocionarse y mantener anestesiada y sumisa -esclava- a una gran parte de la poblaci¨®n. Nunca en la historia del Per¨² la clase empresarial se ha consustanciado tanto con una dictadura como con ¨¦sta, por miedo a Montesinos, s¨ª, pero, tambi¨¦n, porque ese contubernio es el camino m¨¢s corto -en verdad, el ¨²nico- hacia el ¨¦xito econ¨®mico. Y probablemente, nunca antes, pese a la grav¨ªsima crisis econ¨®mica, a la recesi¨®n, al desempleo, a las quiebras, a los abusos sistem¨¢ticos contra los derechos humanos y a la falta total de garant¨ªas, ha habido tantos peruanos resignados al oscurantismo pol¨ªtico.
?Los l¨²cidos y limpios, los que resisten, los que no se han dejado enga?ar ni comprar ni asustar por el r¨¦gimen, deben aceptar participar en unas elecciones fraguadas de principio a fin y en la que se les ha asignado el papel de comparsas? Yo pienso que no, que deber¨ªan recusarlas en bloque, y dejar a Montesinos, Fujimori y la canalla a su servicio la exclusividad del aquelarre.
? Mario Vargas Llosa, 2000. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El Pa¨ªs, SA, 2000.
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