A trancas y barrancas con la LOGSE
Un dicho resume el arranque de Manuel Pezzi al frente de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n: como un elefante en una cacharrer¨ªa. As¨ª aterriz¨® el consejero y eso le cost¨® una huelga antes de cumplir los 100 d¨ªas de mandato, y la mala fama que ha lastrado una gesti¨®n no siempre desacertada. Pero eso fue el primer a?o. Despu¨¦s lleg¨® la calma, relativa, eso s¨ª, porque nunca se ha hablado tanto de educaci¨®n en Andaluc¨ªa como en esta legislatura, aunque s¨®lo sea por las m¨²ltiples manifestaciones que ha tenido que soportar la casa. Para empezar se puso orden: se dise?¨® un mapa de centros porque al principio no se sab¨ªa, casi, ni los profesores que hab¨ªa, ni los que faltaban, ni d¨®nde hab¨ªa que colocar los m¨²ltiples institutos y colegios por construir. Porque se trataba de implantar la LOGSE, ardua tarea. Una ley cara para unos presupuestos que no han estado a la altura de las circunstancias.
Un primer gran acuerdo sindical en septiembre de 1997 cimenta las bases de un edificio que no ha dejado de crecer. Se firmaron los acuerdos de sustituciones, garant¨ªas para el profesorado, la educaci¨®n de adultos, centros en crisis. Un pacto con dos sindicatos que le granje¨® al consejero el resentimiento del resto de las centrales. Una de ellas, la USO, lo llev¨® a los tribunales y le dieron la raz¨®n: Pezzi hab¨ªa actuado con un talante antisindical.
Todos los comienzos de curso han sido conflictivos porque la implantaci¨®n de la LOGSE ha tra¨ªdo de cabeza a padres y maestros: faltaban centros, no hab¨ªa suficientes profesores especialistas para las nuevas y obligatorias materias, no se avanzaba en educaci¨®n infantil (tres a?os), no se cubr¨ªan las bajas...
De pronto, eureka. Al consejero se le ocurre un sistema revolucionario que ha dejado de piedra a propios y ajenos. ?C¨®mo hacer institutos sin dinero? F¨¢cil: implicando a los ayuntamientos en su construcci¨®n. Cerca de 400 convenios ejecutivos se han firmado desde que a Pezzi se le ocurri¨® el Plan Aula 2000. De esa manera, alcald¨ªas de todos los signos han adelantado un dinero que se les abonar¨¢ m¨¢s tarde. Si no, no hab¨ªa colegios. La medida la aplauden todav¨ªa los sindicatos, por imaginativa y por efectiva, pero la otra cara de la moneda la pone la oposici¨®n. Y hasta el mismo Defensor del Pueblo Andaluz, Jos¨¦ Chamizo, critic¨® esa f¨®rmula revolucionaria que, de alguna forma, lastra a los ayuntamientos. La jugada era maestra: las manifestaciones por los retrasos en la construcci¨®n se trasladaron al ¨¢mbito local. Pero ah¨ª est¨¢n los colegios. Y, con las primeras piedras, avanzaba la LOGSE.
Pero, como el propio consejero no ha dejado de repetir en estos a?os, los enanos crec¨ªan aqu¨ª y all¨¢. Primero, con los presupuestos. Los que m¨¢s han batallado con la Consejer¨ªa, reconocen sin embargo que a Pezzi, buen gestor, le ha faltado la caja del tesoro y mejores relaciones pol¨ªticas en el seno de su partido y de su sindicato, la UGT. Alguien ha dicho que a veces ha necesitado la mano de Chaves para sacar adelante alguna medida. El propio consejero se ha quejado de falta de apoyos econ¨®micos en alguna ocasi¨®n, pero muchos coinciden en que ha sabido vadear el temporal en las condiciones m¨¢s adversas. En alg¨²n momento con la t¨¦cnica del calamar: si esto acosa por aqu¨ª, suelto otra pol¨¦mica por all¨¢.
Y pol¨¦micas no han faltado. Hubo una gran manifestaci¨®n de universitarios a cuenta de un impuesto estudiantil, la famosa Tasa 6.000, que salpic¨® al consejero y de la que los rectores salieron m¨¢s airosos de lo que merec¨ªan. Despu¨¦s tomaron la calle los estudiantes m¨¢s j¨®venes porque no les gustaba la normativa de derechos y deberes del alumnado. El texto acab¨® aprob¨¢ndose por unanimidad. La t¨®nica: cada vez que saltaba la pol¨¦mica, Pezzi aparec¨ªa como un pir¨®mano, echando llamas hacia Madrid, y acababa haciendo de bombero.
En esto de apagar fuegos, y en algunos casos con acuerdos un¨¢nimes entre un plantel sindical atomizado (no basta con una mano para contar los sindicatos educativos), se ha visto el buenhacer del valido: Sebasti¨¢n Cano, su secretario general de Planificaci¨®n Educativa. Cano ha sido la mano suave y la cabeza amueblada que ha afrontado las m¨¢s duras negociaciones. El director general a¨²na en su persona y en su gesti¨®n las frases m¨¢s elogiosas que se dicen de la Consejer¨ªa. Brilla con luz propia en un equipo poco homog¨¦neo.
Para los l¨ªderes sindicales, la palabra de Cano es palabra de honor, y suyo ha sido el m¨¦rito, en parte, de que hayan llegado a buen puerto las dos ¨²ltimas grandes broncas de la Consejer¨ªa: la homologaci¨®n salarial de la ense?anza p¨²blica y de la concertada. Ambos colectivos han ara?ado un pellizco monetario y m¨¢s de un acuerdo laboral. Los sindicatos de clase, UGT y CC OO, est¨¢n especialmente satisfechos de estos ¨²ltimos acuerdos que han sentado las bases para los cuatro a?os pr¨®ximos. Lo de la concertada ha sido especialmente duro porque Pezzi, a falta de dinero, ech¨® mano de la pol¨ªtica: no puedo dar a la privada cuando falta en la p¨²blica. Y a m¨¢s de uno se le encendi¨® el pelo. Otra vez. Con todo, el gran ¨¦xito del consejero como socialista ha sido el apoyo que ha dado a la ense?anza p¨²blica, que ha crecido: un 80% de implantaci¨®n frente al 20% en que se mantiene la privada.
La asignatura pendiente es la universidad y los profesores interinos. Pero para hablar de calidad de ense?anza, falta a¨²n un buen modelo de gesti¨®n en los centros que implique a toda la comunidad educativa. Padres y alumnos son todav¨ªa los grandes ausentes en el devenir escolar.
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