El Papa acepta en un tiempo r¨¦cord el cese del obispo de San Sebasti¨¢n
Roma El papa Juan Pablo II acept¨® ayer la dimisi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, presentada el 9 de diciembre pasado, acogi¨¦ndose al apartado 2 del canon 401.2 del C¨®digo de Derecho Can¨®nico, que autoriza a retirarse a los obispos antes de la edad de jubilaci¨®n (los 75 a?os) siempre que existan causas graves que lo justifiquen o por motivos de salud. En c¨ªrculos vaticanos se considera excepcionalmente r¨¢pida la aceptaci¨®n de la renuncia y el nombramiento del sustituto al frente de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, cargo que ha reca¨ªdo en el actual obispo de Zamora, Juan Mar¨ªa Uriarte, quien anteriormente hab¨ªa sido obispo auxiliar de Bilbao. Las sustituciones exigen con frecuencia periodos de tiempo muy largos en el Vaticano.
El cese a petici¨®n propia de Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n ha causado, seguramente, alivio en la Santa Sede, donde se ve¨ªan con preocupaci¨®n algunas tomas de posici¨®n del obispo, juzgadas a menudo como demasiado pr¨®ximas al nacionalismo vasco y no lo bastante duras con el fen¨®meno del terrorismo. Aunque Seti¨¦n subray¨® ayer el car¨¢cter estrictamente personal de su renuncia, es l¨ªcito suponer que su presencia al frente de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, en estos momentos de especial tensi¨®n tras la ruptura de la tregua de ETA, resultase cada vez menos deseable para el Vaticano, que no desea ver fracturas en la comunidad cat¨®lica vasca.No obstante, la Santa Sede recogi¨® ayer la noticia de forma escueta en el bolet¨ªn vaticano donde se informa de las actividades del Papa y de los cambios que se producen en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. A Seti¨¦n, nacido en Hernani el 19 de marzo de 1928, el bolet¨ªn le dedicaba apenas una l¨ªnea, mientras el grueso de la noticia se centraba en los datos biogr¨¢ficos del que es ya su sustituto, Juan Mar¨ªa Uriarte Goiricelaya, nacido en Fr¨²niz, en la di¨®cesis de Bilbao, el 17 de junio de 1933.
Pese a la buena sinton¨ªa que existe entre Seti¨¦n y el Papa -de hecho, el obispo vasco no se ha quejado nunca de interferencias o dificultades con el Vaticano-, lo cierto es que Juan Pablo II tem¨ªa que pudiera producirse una escisi¨®n interna en el seno de los cat¨®licos vascos, en parte motivada por la posici¨®n nacionalista (al menos desde la ¨®ptica vaticana) de Seti¨¦n. (Ayer todos los partidos que integran el Pacto de Lizarra, PNV, HB, EA e Izquierda Unida) se apresuraron a salir en defensa de la l¨ªnea mantenida por el obispo dimisionario, en contraste con las opiniones vertidas por otras formaciones no nacionalistas). El Papa ha sido siempre sumamente cr¨ªtico con el fen¨®meno del terrorismo, y nunca ha aceptado legitimaciones nacionalistas de la violencia de ETA. Seti¨¦n, por contra, era partidario de poner un precio a la paz.
El Papa y el terrorismo
Wojtyla dio una prueba contundente de su posici¨®n de cara al terrorismo en la audiencia concedida a los 21 obispos espa?oles (entre ellos los de Bilbao, San Sebasti¨¢n y Pamplona-Tudela), que participaron en septiembre de 1979 en la visita Ad limmina Apostolorum (encuentro rutinario del Pont¨ªfice con los obispos de las diferentes di¨®cesis del mundo) en el Vaticano.
En aquella ocasi¨®n, el Papa, dirigi¨¦ndose a los obispos espa?oles, conden¨® con dureza el terrorismo (sin mencionar a ETA) que padecen "algunas de vuestras di¨®cesis" y les invit¨® a colaborar del mejor modo posible "a la extirpaci¨®n total y radical de esta violencia", mientras ped¨ªa "en nombre de Dios" a los que la ejercen "que renuncien a ella como pretexto de acci¨®n y reivindicaci¨®n pol¨ªtica".
De los 21 obispos que acudieron a la visita Ad limmina s¨®lo falt¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, dando p¨¢bulo a toda clase de especulaciones sobre las verdaderas razones de una ausencia que el prelado justific¨® por motivos personales.
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