Respuesta a un lector preocupado
Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce [carta al director publicada el 30 de diciembre de 1999] ha defendido la intervenci¨®n militar en los Balcanes por una convicci¨®n que se basa en la dura experiencia personal. Ha visto el horror en directo, no desde el sal¨®n de estar, donde el zapeo se vuelve eficaz cuando las v¨ªsceras ya no aguantan. Se ha jugado la vida en diversos campos de batalla, y esto le autoriza a pedir todos los esfuerzos humanos y materiales que est¨¦n al alcance de nuestro Primer Mundo para detener los genocidios que nosotros mismos, con nuestra indiferencia, contribuimos a propiciar.Seguramente Mendiluce piense, como yo, que lo ideal ser¨ªa la desaparici¨®n definitiva de los ej¨¦rcitos, pero todav¨ªa no hemos evolucionado lo suficiente para que eso sea una maravillosa realidad. Mientras tanto, habr¨¢ que seguir apoyando este tipo de intervenciones; para evitar el exterminio de los tutsis en Ruanda y de la poblaci¨®n musulmana de Srbrenica -ambas bajo la protecci¨®n de las tropas de la ONU y abandonadas a su suerte-, la matanza de timorenses por las turbas proindonesias apoyadas por el Ej¨¦rcito de ese pa¨ªs y la actual masacre de la poblaci¨®n chechena por los rusos.
Los efectos colaterales y los errores de las intervenciones no se pueden atribuir de ninguna manera a los que pedimos que alguien acabe con el genocidio de pueblos indefensos.
El nuevo presidente de Greenpeace International se pone a la cabeza de una organizaci¨®n que defiende a todos los animales, al medio ambiente y la eliminaci¨®n de las armas de destrucci¨®n masiva, entre otros. Y todos estos valores interact¨²an para concluir en uno fundamental: el derecho a toda la vida.- Ricardo A. Escobar Belich. Barcelona.
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