Termin¨® mal

LUIS ?NGEL HIERRO

Las cifras de inflaci¨®n del mes de diciembre, que ayer public¨® el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, han sido mucho peores de lo que se vaticinaba a mediados del a?o pasado, cuando el Gobierno se vio forzado a cambiar por dos veces el objetivo de inflaci¨®n previsto ante la imposibilidad evidente de reconducir los precios. Con una inflaci¨®n del 2,9% Espa?a se sit¨²a a la cola de los pa¨ªses del euro, fuera de los m¨¢rgenes que operaron en la convergencia, y en una situaci¨®n que para nada favorece la competitividad.

En Andaluc¨ªa, con el 2,4%, el resultado final ha sido sensiblemente mejor, aunque tambi¨¦n muy distanciado de las medias europeas. La diferencia fundamental de la cifra regional se encuentra en el menor efecto de la expansi¨®n de la demanda, como consecuencia de que el gasto p¨²blico ha estado m¨¢s controlado y de que el impacto de la reforma del IRPF ha sido tambi¨¦n menor, ya que la reforma era regresiva y beneficiaba m¨¢s a las rentas m¨¢s altas. Adem¨¢s ha sido precisamente el IPC andaluz el que ha permitido que el resultado nacional no sobrepase el fat¨ªdico 3% de inflaci¨®n que, de haberse producido, probablemente hubiese hecho saltar todas las alarmas.

El problema, a partir de ahora, es la reacci¨®n que estos malos datos pueden producir sobre los salarios y en consecuencia sobre el resto de los precios. Mucho m¨¢s, si tenemos en cuenta que, en una actitud claramente irresponsable, el ministro de Econom¨ªa se ha permitido el lujo de anunciar que va a seguir con la misma t¨®nica de calentamiento de la demanda por la v¨ªa de la reducci¨®n del IRPF.