In¨²tiles fundaciones
Las fundaciones p¨²blicas sanitarias, nueva forma de gesti¨®n para los hospitales del Insalud, tratan de insertar en el ¨¢mbito del derecho p¨²blico, tan transparente e inequ¨ªvoco como r¨ªgido, pautas administrativas ¨¢giles que aumenten la eficiencia en el uso de los recursos hospitalarios: prestar m¨¢s asistencia con los mismos recursos o igual con menos. Siendo los recursos escasos por naturaleza, inevitablemente insuficientes siempre, el af¨¢n por mejorar la eficiencia del Sistema Nacional de Salud constituye no s¨®lo un deber moral, sino tambi¨¦n la precondici¨®n de la equidad y la calidad asistenciales. As¨ª pues, el hecho de crear nuevas formas de cambio con tal intenci¨®n es, en s¨ª mismo, encomiable.No puede, sin embargo, decirse lo mismo de los criterios seguidos al crearlas, ni de las posibilidades reales que, a mi juicio, ofrecen. Sin previos ensayos ni siquiera simulaciones y, sobre todo, sin mostrar a los ciudadanos espa?oles, usuarios del sistema, los resultados de las fundaciones afines ya en funcionamiento, Alcorc¨®n y Manacor, comparados con los hospitales/ no fundaciones, la raz¨®n de ser de esta nueva forma de gesti¨®n, es decir, el incremento de la eficiencia, s¨®lo puede aceptarse por un acto de fe en el Gobierno. No se sabe si reducen o no los costes unitarios, si ampl¨ªan la actividad sin aumentar el gasto, si rebajan los costes de administraci¨®n, si facilitan la incorporaci¨®n de t¨¦cnicas m¨¦dicas m¨¢s coste-efectivas o de controles de calidad m¨¢s finos, etc¨¦tera, y es pasmoso que con tal desconocimiento el Gobierno se atreva a proclamar las fundaciones como soluci¨®n y a extenderlas por el pa¨ªs. Como la Reina de Corazones de Alicia, primero la condena y luego el veredicto.
No faltan, por otra parte, serios motivos para poner en cuesti¨®n, y hasta negar, la capacidad de las fundaciones p¨²blicas para a?adir eficiencia al sistema. Resumo algunos:
A.El corto margen de gesti¨®n. No m¨¢s del 30% del presupuesto del hospital (el restante 70% es absorbido por el coste, inflexible, de personal), y a¨²n en ese 30%, la gesti¨®n no podr¨¢ desatarse de los compromisos del d¨ªa a d¨ªa y de la ley de contratos del Estado, que contin¨²a siendo de aplicaci¨®n obligatoria. ?Qu¨¦ espacio queda para ganar eficiencia?
B.La continuidad del contrato-programa. Un m¨¦todo burocr¨¢tico distante de la eficiencia que hoy usan los hospitales y que, al crearse las fundaciones, debi¨® sustituirse por el "presupuesto cl¨ªnico", procedimiento que aviva la eficiencia t¨¦cnica (eficiencia del acto m¨¦dico) responsabilizando al m¨¦dico de la gesti¨®n del presupuesto de su propio servicio.
C.La ausencia de riesgo. La "viabilidad econ¨®mica" de la entidad queda expresamente garantizada por el Insalud, y no se encuentra en el reglamento alusi¨®n alguna a la responsabilidad de los directivos por los malos resultados econ¨®micos. No existe inquietud. Pero ?es posible acrecentar la eficiencia sin atar los resultados de la gesti¨®n a la fundaci¨®n y a los gestores?
D.Interferencias pol¨ªticas. El director gerente de la fundaci¨®n y todos los miembros del Consejo de Gobierno son nombrados y cesados libremente por el presidente ejecutivo del Insalud, un puesto pol¨ªtico, sujeto, claro est¨¢, a los intereses partidarios. No ser¨ªa extra?o que, en ocasiones, se subordinen a ellos los valores personales y la preparaci¨®n profesional de los candidatos a gestores. ?Cabe una gesti¨®n eficiente sin independencia ni competencia suficientes?
E.Incertidumbre. En unos a?os, pocos, las comunidades aut¨®nomas que todav¨ªa no cuentan con competencias sanitarias las habr¨¢n recibido y el Insalud se habr¨¢ disuelto. Cada comunidad decidir¨¢ entonces sobre la continuaci¨®n o no de las fundaciones. No se sabe lo que puede ocurrir, y la gesti¨®n eficiente se hace dif¨ªcil en este marco incierto.
F.La lecci¨®n brit¨¢nica. Los NKS-trusts, hospitales con notable autonom¨ªa y estimulados adem¨¢s por un fuerte incentivo -que las fundaciones no tienen- para ajustar costes y atraer clientes (eran vendedores en el "mercado interno"), no han elevado la eficiencia ni la calidad de los servicios, seg¨²n concluye un an¨¢lisis hecho en 1998 por un grupo de expertos del Reino Unido.
En fin, hay poco lugar para la esperanza. Las fundaciones p¨²blicas sanitarias me parecen mucho m¨¢s ruido que nueces. Poco m¨¢s que una buena intenci¨®n expresada con timidez.
Enrique Costas Lombard¨ªa es economista
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