Ord¨®?ez
LUIS CARANDELL Me emocion¨® el funeral de Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. Nuestro siglo suele despedir con una cierta frialdad a sus muertos, pero en estas exequias hubo oraciones f¨²nebres llenas de cordialidad, reconocimiento y buen estilo. La iglesia de Guadalupe estaba llena a rebosar. Ofici¨® el hermano cura de los Ord¨®?ez, Carlos.
Hablaron desde la hija de Jos¨¦ Antonio, In¨¦s, hasta el director del Prado, Fernando Checa, quien insisti¨® en la idea de que Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, como presidente del Patronato, hab¨ªa sido "el autor de la renovaci¨®n del Museo"; pasando por compa?eros de profesi¨®n, algunos de los cuales fueron alumnos suyos en la Escuela de Ingenieros. Y se leyeron textos de amigos ausentes como el m¨²sico Halffter, el escultor Chillida o el fil¨®sofo Lled¨®.
Hay gente de Letras y gente de Ciencias, y en los funerales se nota enseguida de qu¨¦ rama era el muerto. La personalidad de Jos¨¦ Antonio convoc¨® a representantes de dos mundos generalmente m¨¢s separados de lo que ser¨ªa conveniente. Porque Ord¨®?ez fue quien primero nos avis¨® de que la Ingenier¨ªa puede ser una de las Bellas Artes.
Me lo explic¨® m¨¢s de una vez, mientras pase¨¢bamos, acompa?ados por su hijo David, por el campo de Atienza, en busca de fragmentos de calzadas romanas. La exactitud de las Obras P¨²blicas no est¨¢ re?ida con la inspiraci¨®n. ?Por qu¨¦ no puede un puente ser considerado como una obra de arte? Jos¨¦ Antonio dirigi¨® una gran recopilaci¨®n de los puentes hist¨®ricos de Espa?a. Me dec¨ªa que tan s¨®lo en la provincia de Le¨®n hay m¨¢s puentes antiguos que en toda Francia. Y estos puentes forman parte esencial de nuestro patrimonio art¨ªstico.
Ten¨ªa Ord¨®?ez una concepci¨®n global, integral, del arte, de las Artes. No fue pol¨ªtico de vocaci¨®n, como lo fue su hermano Paco. Pero practic¨® la mejor pol¨ªtica, la de la civilizada, creadora, generosa conllevancia. En su funeral estaba el jefe del Gobierno; y el de la oposici¨®n. Fue, Jos¨¦ Antonio uno de esos hombres que hacen que su pa¨ªs sea m¨¢s culto, m¨¢s sensible; m¨¢s habitable, en fin.
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