Lagos convoca a la derecha a trabajar juntos para culminar la transici¨®n en Chile
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Ricardo Lagos, el presidente electo de Chile, se ver¨¢ obligado a una dif¨ªcil negociaci¨®n con sus aliados democristianos en el Gobierno y con una oposici¨®n derechista m¨¢s s¨®lida que nunca para sacar adelante las profundas reformas que ha prometido en el terreno de la modernizaci¨®n pol¨ªtica, en el progreso econ¨®mico, la lucha contra el desempleo y la acci¨®n de la justicia por los cr¨ªmenes cometidos durante la dictadura. El candidato de la Concertaci¨®n hizo por eso, nada m¨¢s darse a conocer su triunfo, una invitaci¨®n a todos a "trabajar juntos por un Chile mejor".
"Aqu¨ª hay espacio para todos. Nadie sobra en Chile", prometi¨® el hombre que asumir¨¢ el pr¨®ximo 11 de marzo la tarea de concluir la transici¨®n democr¨¢tica."Quiero trabajar junto con aquellos que hasta ayer fueron nuestros adversarios para construir este pa¨ªs nuevo que los chilenos nos han encomendado. A aquellos que no votaron nuestra opci¨®n los invito a trabajar y a deponer desconfianzas o rencores y sumarse aqu¨ª y ahora a esta hermosa tarea que los convoco", manifest¨® Ricardo Lagos, de 61 a?os. Dirigentes de la coalici¨®n derechista anunciaron ayer en Santiago que mantendr¨¢n una "colaboraci¨®n vigilante" con el Gobierno de Lagos.
Como su antecesor socialista, Salvador Allende, Lagos llegar¨¢ al palacio de La Moneda con un respaldo electoral claro, pero insuficiente para aplicar su programa sin el apoyo de otros partidos. Allende gan¨® por 30.000 votos de diferencia. Lagos lo ha hecho por una ventaja de 180.000, que representa el 51,31% de los votos v¨¢lidos emitidos. El candidato de la coalici¨®n de dos partidos de derecha, Joaqu¨ªn Lav¨ªn, se qued¨® en el 48,69%. Este margen es superior al que se pronosticaba d¨ªas antes de las elecciones. Pero no hay que olvidar que Lagos se vio obligado, por primera vez desde la vigencia del sistema democr¨¢tico, a acudir a una segunda vuelta, y que Lav¨ªn obtuvo la m¨¢s alta votaci¨®n alcanzada nunca por la derecha.
La autora del crecimiento
A eso hay que a?adir que, tras el susto de la primera vuelta, en la que la ventaja de Lagos fue de menos de medio punto, el candidato socialista tuvo que poner su campa?a en manos de una dirigente pol¨ªtica democratacristiana de gran prestigio, Soledad Alvear, que ahora aparece p¨²blicamente como la autora del crecimiento electoral logrado en la segunda vuelta.
Ricardo Lagos no es, por tanto, un presidente fuerte. Su ¨¦xito se observa altamente hipotecado. Y no s¨®lo desde la derecha. Tambi¨¦n la militancia comunista se puede sentir hoy parcialmente responsable de la victoria del candidato socialista. De los 150.000 nuevos votos que el domingo optaron por Lagos, es muy probable que una buena parte corresponda a muchos de los 230.000 que en la primera vuelta se pronunciaron a favor del Partido Comunista. Incluso entre las filas socialistas, Lagos ha empezado a sentir ya la presi¨®n del ala m¨¢s izquierdista, que no quiere borr¨®n y cuenta nueva con el pasado.
El grito un¨¢nime de "?Juicio a Pinochet!" que Lagos escuch¨® el domingo por la noche en la plaza de la Constituci¨®n, es el recordatorio de que el candidato socialista tiene un compromiso pendiente con un importante sector de la sociedad chilena. Para ellos, Lagos prometi¨® "avanzar para resolver los dolores que quedan todav¨ªa del siglo pasado". "En mi Gobierno, los juicios los resuelven los tribunales de justicia, y har¨¦ respetar las decisiones de los tribunales de justicia", contest¨® Lagos al clamor de justicia para el ex dictador.
?se ser¨¢, por mucho que Ricardo Lagos haya tratado de situarlo en un lugar rezagado de su agenda, uno de los primeros y m¨¢s delicados problemas a los que tendr¨¢ que hacer frente desde el palacio de La Moneda. Respetar las decisiones de la justicia es un mensaje de aliento al juez Juan Guzm¨¢n, que instruye m¨¢s de medio centenar de querellas por los cr¨ªmenes del r¨¦gimen militar, pero es un mensaje preocupante para las Fuerzas Armadas, que quieren encontrar un camino para poner fin a la petici¨®n de responsabilidades por la actuaci¨®n de los militares.
Ricardo Lagos est¨¢ obligado, por tanto, a buscar un dif¨ªcil consenso con el fin de garantizar la estabilidad que ha prometido. Necesitar¨¢, en primer lugar, un acuerdo con la Democracia Cristiana para garantizar la supervivencia de la coalici¨®n que ha funcionado desde 1990 y para constituir un Gobierno que represente el equilibrio de fuerzas de esa coalici¨®n, dominada por los democristianos.
Reformas constitucionales
Lagos necesitar¨¢, en segundo lugar, el respaldo de los dos partidos de la derecha para sacar adelante las reformas constitucionales que se requieren con el fin de acabar con los lastres dejados por los militares en el sistema pol¨ªtico chileno.
Lagos se encuentra con un Parlamento en el que los partidos de la Concertaci¨®n cuentan con una mayor¨ªa de 69 diputados frente a 51 de la oposici¨®n, y con un Senado dividido al 50% entre los partidarios del Gobierno y los de la derecha. En esas condiciones, el nuevo presidente no podr¨¢ aprobar nunca medidas como la eliminaci¨®n de los senadores designados, el nombramiento por el Ejecutivo de los jefes militares o la ley de divorcio sin el apoyo de parlamentarios de la derecha.
Y Ricardo Lagos necesitar¨¢, por ¨²ltimo, la comprensi¨®n de la izquierda en su propio partido. Por mucho que el candidato socialista haya prometido justicia, en los tribunales y en la distribuci¨®n de riqueza, los obst¨¢culos para cumplirla ser¨¢n considerables.
"Mi primera promesa", declar¨® Lagos el domingo, "es hacia aquellos rostros humildes, esas manos esperanzadas que se extendieron porque creyeron posible un mundo mejor: trabajar¨¦ incansablemente para no defraudar, para que esas manos encuentren otras manos solidarias". Los proyectos del Gobierno de hacer una reforma laboral que proteja a los desempleados es, sin embargo, un objeto prioritario de hostilidad por parte de los empresarios.
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