Alan Parker afirma que su mirada a las clases bajas es una vuelta a sus ra¨ªces El director brit¨¢nico estrena el viernes "Las cenizas de ?ngela" en Espa?a
A Alan Parker (Londres, 1944) le van las emociones fuertes. Despu¨¦s de rodar el musical Evita, el director brit¨¢nico ha llevado al cine Las cenizas de ?ngela -15 millones de ejemplares vendidos y premio Pulitzer 1997-, memorias de infancia de Frank McCourt, un profesor jubilado de instituto que vivi¨® durante su ni?ez y adolescencia en los m¨¢s s¨®rdidos callejones de la irlandesa ciudad de Limerick. Parker achac¨® ayer en Madrid su creciente inter¨¦s por las clases sociales menos favorecidas a una vuelta a sus ra¨ªces.
De hablar pausado y agotado con la vertiginosa promoci¨®n que le est¨¢ llevando por toda Europa, Parker se siente satisfecho con su ¨²ltimo largometraje, que se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes: "Quer¨ªa huir del estilo algo extravagante de Evita. Me gusta cambiar de registro de proyecto en proyecto", asegur¨® ayer. El director, nacido en una familia obrera londinense, admite entre risas que en su carrera cinematogr¨¢fica ha ido interes¨¢ndose cada vez por clases m¨¢s bajas: "Tal vez estoy volviendo a mis ra¨ªces. En realidad, no es una decisi¨®n consciente. Aunque cuanto mayor me hago, m¨¢s ganas me entran de reivindicar algunas cosas". A Parker le ha salido una pel¨ªcula aparentemente tristona, en contradicci¨®n con la novela, un prodigio de monta?a rusa sentimental que lleva en pocas l¨ªneas del llanto a la carcajada. "No creo que sea triste, sino que he intentado ser justo y estar a la altura del libro, reflejando mis impresiones, que, por supuesto, ser¨¢n muy diferentes a la de los otros lectores. Espero que haya un equilibrio entre la reconstrucci¨®n de la ¨¦poca y la acci¨®n".
Esta acci¨®n describe la infancia de Frank McCourt, que, en palabras del mismo escritor, fue una ¨¦poca dur¨ªsima. Al contrario que muchos compatriotas, sus padres, el escritor y sus tres hermanos menores retornaron a Limerick, una peque?a ciudad irlandesa, desde Nueva York, tras la muerte de su hermana peque?a. Adem¨¢s de un padre borracho, una madre enferma, una pobreza desgarradora y la muerte de muchos familiares y amigos, McCourt sufri¨® el desprecio de sus vecinos y la dureza de la educaci¨®n cat¨®lica irlandesa de su ¨¦poca. "Como a todo el mundo, en cuanto le¨ª el libro me cautiv¨® y pens¨¦ que all¨ª hab¨ªa una pel¨ªcula. Pero los derechos de la historia ya los hab¨ªan comprado Scott Rudin y David Brown, los productores de la pel¨ªcula, as¨ª que desist¨ª. Curiosamente, un a?o despu¨¦s ellos me llamaron para dirigirla".
El rodaje estuvo repleto de dificultades. "Dirigir es tan dif¨ªcil como cuando empec¨¦ hace 30 a?os. Pero es verdad que rodar pel¨ªculas de ¨¦poca en Irlanda es complicado. Ya me pas¨® con The commitments. Irlanda ha cambiado much¨ªsimo con los fondos de la Uni¨®n Europea. As¨ª que ya no existen los callejones oscuros de Limerick y hubo que recrearlos en un estudio". Cuando se public¨® el libro, los habitantes de esta ciudad criticaron a McCourt por su cruda descripci¨®n. En el rodaje, Parker comprob¨® que las aguas han vuelto a su cauce y que la ciudad se ha convertido en el parque tem¨¢tico de Las cenizas de ?ngela. "Aun as¨ª, muchas de las localizaciones son las originales. No tuve problemas all¨ª porque Jackie Charlton, el seleccionador de f¨²tbol de Irlanda, y yo, como director de The commitments, somos los dos ¨²nicos ingleses queridos en Irlanda".
La posible cr¨ªtica de tantos lectores acongoj¨® a Parker hasta que decidi¨® dar una vida propia a la pel¨ªcula, separ¨¢ndola del libro. "McCourt fue muy amable: almorz¨® conmigo dos veces antes del rodaje y fue alguna vez a las localizaciones. Le ped¨ª que leyera el gui¨®n y le gust¨®. Pero se apart¨® de la pel¨ªcula porque se sent¨ªa un intruso, no s¨®lo en el proceso, sino un intruso en su propia vida".
?Y qu¨¦ opina McCourt de la pel¨ªcula? "Yo estaba en Los ?ngeles y ¨¦l la vio en Nueva York, as¨ª que le ped¨ª que en cuanto saliera de la proyecci¨®n me llamara y que no dijera nada a la prensa, para bien o para mal. No lo hizo, me puse nervioso, y Frank no apareci¨® hasta horas despu¨¦s. Se hab¨ªa encontrado con un periodista y hab¨ªa hecho una entrevista elogiando la pel¨ªcula".
Babelia
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