"Yo tambi¨¦n soy un rebelde"
Maradona llega a Cuba para someterse a una cura de su adicci¨®n a las drogas invitado por Fidel Castro
El astro ca¨ªdo Diego Armando Maradona lleg¨® ayer a La Habana en un estado deplorable. Balbuceando, sin poder casi hablar debido a la sobrecarga de calmantes, Dieguito ocultaba sus ojos tras unas gafas de espejo. Su caminar era lento, cansado. Su gordura desconcertaba, igual que su cara embotada, pero el rictus pat¨¦tico de cocain¨®mano que ha tocado fondo era lo que m¨¢s solidaridad despertaba. "Eres un dios, t¨² lo vas a lograr", le grit¨® un cubano al verlo as¨ª, derrotado. "Me cago en la puta coca", exclam¨® otro fan.El avi¨®n ruso IL-62 de Cubana de Aviaci¨®n que lo traslad¨® desde Buenos Aires hizo una breve escala t¨¦cnica en Holgu¨ªn, ciudad oriental situada a 700 kil¨®metros de La Habana, donde se encuentra el centro de rehabilitaci¨®n donde probablemente ser¨¢ internado Maradona. Los trabajadores del aeropuerto le hab¨ªan preparado un poco afortunado aunque discreto recibimiento y nada m¨¢s bajar del Ilushin accedi¨® a conceder unas declaraciones a la emisora Radio Rebelde.
"Yo tambi¨¦n soy un rebelde", dijo El Pibe tartamudeando. Asegur¨® que eligi¨® Cuba para someterse a un tratamiento de rehabilitaci¨®n porque tiene referencias de "muchos pacientes" argentinos que se han curado en la isla. "Pero m¨¢s a¨²n", dijo, "por volver a ver con mis ojos, mi alma y mi cuerpo a esa historia viviente que es Fidel Castro, y porque quiero al pueblo cubano".
Una hora despu¨¦s de hacer estas declaraciones, Maradona desembarc¨® en La Habana y fue entonces cuando comenz¨® el caos. Asediado por los periodistas, impotente para reaccionar, el ex futbolista dio la espalda a la prensa, pegando la nariz a un panel de cristal del aeropuerto. En el otro lado, un turista de nacionalidad uruguaya lo reconoci¨® y le empez¨® a gritar: "Eres una calamidad. A ver si de una vez ten¨¦s coraje. Est¨¢s dando un mal ejemplo a la juventud". Aunque sonado, Dieguito respondi¨®: "No sab¨¦s lo que dices. Me das l¨¢stima".
Otro viajero se rebel¨® contra los periodistas durante el alboroto. "D¨¦jenlo en paz; si no, nunca se va a curar", afirm¨®. Poco despu¨¦s, Maradona fue recibido por Eduardo Bernab¨¦ Ordaz, director del hospital Psiqui¨¢trico de La Habana, quien se ocupar¨¢ de su caso por orden directa de Fidel Castro.
El comandante y Maradona son amigos desde diciembre de 1994, cuando el jugador pas¨® unas vacaciones de Navidad en Cuba. Durante aquel viaje, El Pibe se entrevist¨® con el l¨ªder comunista durante varias horas. El Pelusa regal¨® al mandatario cubano su camiseta de la selecci¨®n argentina y Castro le obsequi¨® con su gorra de comandante.
Ocho a?os antes, Maradona hab¨ªa estado en el campamento de pioneros de Varadero y se hab¨ªa declarado admirador incondicional de la revoluci¨®n castrista. Quiz¨¢ por ello fue el mandatario cubano en persona quien encomend¨® a Ordaz proponerle a Maradona que viajase a la isla para rehabilitarse en cuanto se conoci¨® el problema de coraz¨®n que sufri¨® en Uruguay.
"Estoy seguro de que se curar¨¢", declar¨® Ordaz a EL PA?S, poco despu¨¦s de recibir a su paciente. Ordaz indic¨® que el tratamiento durar¨¢ como m¨ªnimo tres meses y que en principio, durante este tiempo, Maradona estar¨¢ ingresado. "La familia se alojar¨¢ en otro lugar, que lo determinaremos cuando nos digan qu¨¦ necesita".
El tratamiento ser¨¢ gratuito y estar¨¢ a cargo de un equipo multidisciplinario encabezado por el profesor Ricardo Gonz¨¢lez, presidente de la Asociaci¨®n Cubana de Psiquiatr¨ªa. Tambi¨¦n lo atender¨¢ un psic¨®logo, un terapeuta y un trabajador social. "Mi tarea ser¨¢ supervisar ese equipo", asegur¨® Ordaz, quien rendir¨¢ cuentas directamente a Fidel Castro.
El director del Psiqui¨¢trico de La Habana indic¨® que, despu¨¦s del tratamiento de tres meses, el paciente volver¨ªa a Argentina, pero con un programa de seguimiento que durar¨ªa aproximadamente un a?o.
Ayer, Maradona, que viaja acompa?ado por su esposa, Claudia Villafa?e, sus padres, su pol¨¦mico amigo Guillermo C¨®ppola y un equipo m¨¦dico, fue trasladado a un hospital de La Habana donde se evaluar¨¢ su caso. "Pero lo primero", dijo Ordaz, "es hablar con ¨¦l y ver qu¨¦ quiere hacer". Su caso, como el del ni?o balsero Eli¨¢n Gonz¨¢lez, ya se ha convertido en Cuba en un asunto de Estado.
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