La precisi¨®n
Siempre he admirado la precisi¨®n por lo que tiene de abundancia disciplinada, de econom¨ªa del saber y de las facultades, de respeto hacia el interlocutor o hacia el p¨²blico, de freno a la emoci¨®n que tiende a desbordarse. Como entre todas las precisiones que puede haber, la que me parece m¨¢s meritoria es la po¨¦tica, por eso me ha gustado tanto el discurso de ingreso en la Academia de San Fernando de Carmen Laff¨®n: Visi¨®n de un paisaje.
Tal como su obra, su discurso da la sensaci¨®n de ser un tema vivido y sentido profundamente, probablemente con pasi¨®n, pero pensado despu¨¦s y trabajado para no dejarse llevar por las emociones y poder cortar todo lo que sobra -que siempre es m¨¢s de lo que suponemos- y a?adir de los dem¨¢s, de poetas y artistas, y exponerlo con los justos detalles necesarios para conseguir la complejidad que excita el inter¨¦s; una insinuaci¨®n quiz¨¢, sin enga?os ni obviedades ni soluciones. Porque nada es simple.
La menor cosa, la m¨¢s humilde, una vez cribada por la sensibilidad y por la inteligencia, cobra variedad y riqueza; y eso sin necesidad de llegar a ser pedante ni ostentoso.
Carmen Laff¨®n dice que tard¨® en darse cuenta del inter¨¦s que para ella ten¨ªa la visi¨®n del Coto de Do?ana desde su estudio de La Jara; y es que no es f¨¢cil encontrar el centro del motivo que te sobrecoge: crees que ha sido un objeto y puede ser la luz que lo ba?a o la sombra que proyecta, crees que es una panor¨¢mica y puede ser el trayecto de un camino o un color que no identificas.
Pero una vez descubierta la fuente de la emoci¨®n, Carmen la exprime y la tritura hasta conseguir todo lo que quiere y resumirlo despu¨¦s como "un paisaje sin adornos".
El que algo no tenga adornos ya es, de por s¨ª, sugerente. Se lo puede uno imaginar desnudo, asilvestrado, por el que no pas¨® decorador ni constructor, vac¨ªo de otros, tan personal que s¨®lo evoca seg¨²n la atenci¨®n, la imaginaci¨®n, la sensibilidad y la ternura con que se le vista.
Es s¨®lo una manera de verlo. O de decirlo. Es posible que sea un deseo. Todo se puede atiborrar de an¨¦cdotas y accidentes, o dejarlo en lo que precisa.
BEGO?A MEDINA
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