El presidente de Ecuador abandona palacio tras la proclamaci¨®n de una junta de salvaci¨®n
Sin apenas apoyos sociales, protegido por militares leales, el presidente de Ecuador, Jamil Mahuad, huy¨® ayer del palacio de Gobierno horas despu¨¦s de que dos coroneles y un grupo de capitanes, tenientes y cientos de enfurecidos ind¨ªgenas, ocuparan el Congreso y otras instituciones en un incruento golpe de Estado que sume al peque?o pa¨ªs latinoamericano en la peor crisis institucional, social y financiera de su reciente historia. La jefatura de las Fuerzas Armadas, que primero defendi¨® la Constituci¨®n vigente, retir¨® despu¨¦s su apoyo al gobernante, solicitando su renuncia.
Los jefes militares nada hicieron para desalojar el Parlamento, el Tribunal Supremo y el de Cuentas, tomados al asalto a primeras horas de la ma?ana por un levantamiento ¨¦tnico promovido por la Confederaci¨®n de Nacionalidades Ind¨ªgenas (CONAI). En los incidentes de Quito, al menos 13 personas resultaron heridas de bala."?Qu¨¦ emoci¨®n, qu¨¦ emoci¨®n se acab¨® la corrupci¨®n!", gritaban los insurrectos en el recinto del Legislativo. El cuartelazo fue liderado por los coroneles Fausto Cobo y Lucio Guti¨¦rrez y un grupo de oficiales j¨®venes, solidarios con el levantamiento ind¨ªgena desencadenado hace una semana para forzar la destituci¨®n del presidente, Jamil Mahuad, y la disoluci¨®n del Congreso y del Tribunal Supremo, considerados culpables del acelerado empobrecimiento nacional y la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa.
Los golpistas se autoproclamaron nuevas autoridades en una Junta de Salvaci¨®n Nacional. El acorralado presidente, investido el 10 de agosto de 1998, compareci¨® por radio y televisi¨®n, rechaz¨® dimitir al reconfirmarse depositario de la voluntad popular expresada en las urnas.
Poco antes de su alocuci¨®n, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, encabezados por el general Carlos Mendoza, ministro de Defensa, se hab¨ªa reunido con el jefe de Estado para pedirle su cese a fin de evitar "un estallido social". "Nuestra responsabilidad es mantener el ordenamiento jur¨ªdico", agreg¨® Mendoza en una conferencia de prensa televisada a todo el pa¨ªs.
Mahuad ignor¨® los apremios y adivirti¨®: "No puedo presentar la renuncia y sumir a Ecuador en el caos. No podemos convertirnos en el lunar de Am¨¦rica Latina". Abogado de 50 a?os, educado en Harvard, pidi¨® a los militares leales castigar a los amotinados y, a la sociedad en su conjunto, que no le abandone.
"Se?ores, tomen el poder"
"Si aqu¨ª de lo que se trata es de dar un golpe militar, se?ores tomen el poder por la fuerza. Soy un presidente leg¨ªtimo, electo por el pueblo, que mantiene en una l¨®gica de principios y de leyes. Entremos en raz¨®n. No permitamos un golpe de Estado".
Flanqueado por su ministros, agreg¨®: "Cumplir¨¦ mis funciones hasta el ¨²ltimo momento y llegar¨¦ hasta donde Dios quiera (...) Si lo que se quiere es actuar dictatorialmente, eso no tendr¨¢ mi consentimiento".
El movimiento ind¨ªgena, con la colaboraci¨®n de los militares golpistas, anunci¨® la formaci¨®n de una junta c¨ªvico-militar, algo que condenaron el resto de los presidentes de pa¨ªses andinos.
El Ejecutivo intent¨® restar importancia a la asonada y calific¨® a sus promotores de "insurrectos que no representan a las Fuerzas Armadas". Lo cierto es que las alambradas de p¨²as y soldados que proteg¨ªan el Legislativo hab¨ªan sido levantadas por la ma?ana permiti¨¦ndose el acceso a los manifestantes y a sus aliados."Los desmanes y excesos que se han producido en el Congreso, con la complicidad de algunos oficiales retirados, no tienen ninguna implicaci¨®n de las Fuerzas Armadas, que respaldan el orden constitucional f¨¦rrea y s¨®lidamente", hab¨ªa dicho Carlos Larre¨¢tegui, portavoz del Ejecutivo, poco antes de que la instituci¨®n castrense le volviera la espalda.
La realidad era otra muy diferente. El coronel Gutierrez, paralelamente, en otra proclama por televisi¨®n, llamaba a los ecuatorianos a sumarse a una rebeli¨®n que, dijo, cuenta con el apoyo de la instituci¨®n militar.
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