El vestuario se vuelve a alborotar
El f¨²tbol disfruta repiti¨¦ndose a s¨ª mismo. Y si hay una verdad que permanezca inalterable en este deporte al paso de los a?os y de las modas es la de aquel principio que reza que la victoria tiene mil padres y la derrota ninguno. Cuando el Deportivo entr¨® en racha y alcanz¨® el liderazgo en los meses finales de 1999, la gente se sorprend¨ªa de que un vestuario que en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa acreditado sobradamente su fama de conflictivo pareciese de repente una apacible balsa de aceite. Pero, finalmente, todo result¨® ser un espejismo. Porque en cuanto vinieron mal dadas, el vestuario se ha vuelto al alborotar y parte de la plantilla ha mostrado su disgusto con el t¨¦cnico Irureta. El primer problema surgi¨® con Djalminha, cuya tormentosa relaci¨®n con Irureta ha engordado el parte de incidencias en el ¨²ltimo a?o. El brasile?o se pas¨® el ¨²ltimo partido en Vitoria frente al Alav¨¦s increpando a sus compa?eros. El detalle molest¨® a Irureta, y tanto ¨¦l como su ayudante, Francisco Melo, mantuvieron charlas con el jugador para recriminarle por su actitud.
Pero luego fue el propio t¨¦cnico el que abri¨® brecha. Desde que el Deportivo entr¨® en su etapa negativa, Irureta ya advirti¨® m¨¢s de una vez de que sus jugadores deber¨ªan esforzarse m¨¢s sobre el terreno de juego. Esta semana el t¨¦cnico fue mucho m¨¢s lejos. En una entrevista con el diario Marca, Irureta puso en duda que la plantilla del Deportivo sea tan amplia y potente como se dice a menudo, y se quej¨® del rendimiento de algunos suplentes habituales a los que tuvo que recurrir ¨²ltimamente debido a las bajas.
Las palabras del t¨¦cnico sentaron como un tiro a la plantilla. Algunos de los supuestos aludidos, como Jaime, no se recataron en criticarlas p¨²blicamente. El viernes, la plantilla se reuni¨® a solas en el vestuario y luego mostr¨® a Irureta su enojo.
Gobernar un vestuario tradicionalmente conflictivo ha sido una de las principales preocupaciones de Irureta desde su llegada a A Coru?a. Ese intento de buscar un grupo m¨¢s manejable fue el que le anim¨® a reducir el n¨²mero de extranjeros y fichar m¨¢s espa?oles. En general, el ambiente ha mejorado, pero las relaciones del t¨¦cnico con algunos futbolistas importantes nunca han sido demasiado amistosas. ?Preocupante para el futuro? Todo depender¨¢ de los resultados, porque el humor del vestuario tambi¨¦n se mueve por rachas.
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