El Sevilla regala puntos

Flaco favor hicieron ayer Sevilla y Celta a los aficionados que se desplazaron hasta el S¨¢nchez Pizju¨¢n para ver el partido. Ambos equipos despreciaron el buen juego, el Celta -al que se le not¨® la falta de Mostovoi-, aguantando los empujes del Sevilla a la espera de un error de los locales que le diera el partido; y el conjunto andaluz, preso de su propia impotencia. Al final se impuso la l¨®gica de la clasificaci¨®n, y mientras el sevillista Juan Carlos tiraba por la borda la perseverancia atacante de su equipo con un fallo garrafal a puerta vac¨ªa, McCarthy, en su primera y ¨²nica oportunidad, pon¨ªa a cada protagonista en su sitio: el Celta asegurando su puesto en la Liga de Campeones y el Sevilla desprendi¨¦ndose en el ¨²ltimo puesto de la clasificaci¨®n.Ni siquiera la buena actuaci¨®n del portero debutante Olsen -que par¨® un penalti a Karpin- evit¨® el desatino del Sevilla, cada vez m¨¢s abocado a un destino que ya ni los m¨¢s optimistas parecen desechar.

El partido pareci¨® seguir el gui¨®n escrito por el t¨¦cnico celti?a, V¨ªctor Fern¨¢ndez. Su equipo se limit¨® a mantener el orden defensivo y enfriar el partido, buscar el contraataque y dejar que el Sevilla se estrellara una y otra vez contra un muro de jugadores y, por supuesto, contra s¨ª mismo. Los sevillistas erraban continuamente en los pases, se perd¨ªan entre el esquema blindado del Celta y ce?¨ªan sus movimientos a la horizontalidad para no perder el bal¨®n.El Celta dejaba jugar, manteniendo una actitud de superioridad del que se sabe ganador. Entre Giovanella -muy activo todo el partido sin dejar respirar a Jesuli y Tsartas-, Makelele y Karpin tejieron una red en el centro del campo que limit¨® el juego del Sevilla. El conjunto andaluz, ante tal adversidad, demostr¨®, una vez m¨¢s, una de sus carencias: no juega por las bandas. Mientras, Revivo y Gustavo L¨®pez denostaban a la defensa sevillista con continuas incursiones por los laterales.

En tal desbarajuste, Zalayeta demostr¨® muy buenas cualidades con h¨¢biles regates y ganando todos los balones por alto. Intervenciones demasiado puntuales que no ten¨ªan correspondencia de sus compa?eros.

A nueve minutos del final, Juan Carlos se deshac¨ªa en el suelo, incr¨¦dulo por mandar el bal¨®n por encima de la porter¨ªa cuando ya hab¨ªa regateado al portero. Un regalo que el Celta no iba a desperdiciar. Posteriormente, el pesimismo que ronda a la afici¨®n sevillista tard¨® cuatro minutos en hacerse realidad en las botas de McCarthy.