Suecos
Tres d¨ªas hemos tenido en el Lope de Vega Escenas de matrimonio, de Igmar Bergman. Un Bergman tan serio y profundo como acostumbra pero con bastante m¨¢s sentido del humor del que esper¨¢bamos. Se oyen carcajadas del p¨²blico en varias ocasiones, carcajadas de hombres m¨¢s que de mujeres, y suelen coincidir con los momentos en los que la esposa se comporta como una hist¨¦rica; cuando es el marido quien hace el rid¨ªculo apenas se oyen risas.Porque, por n¨®rdico que sea, de todo hay en este matrimonio, como en cualquier otro, desde la ternura hasta las crisis de agresividad, pasando por diversiones, rutinas, vac¨ªo interior, hast¨ªo, respeto y falta de respeto, indiferencia, cari?o, generosidad, ego¨ªsmo, incluso insultos y maltrato en alguna determinada ocasi¨®n. Todo m¨¢s o menos normal aunque pasado por una distancia a la que no estamos acostumbrados, por unos razonamientos tan comedidos como los que deben tener lugar en Suecia, tan civilizado todo que nos choca, claro.
Parece que hace un siglo desde aquellos tiempos en lo que nos chocaban los tipazos de las suecas y a ellas les chocaba la ardiente pasi¨®n de nuestros morenazos. Pues ni hace mucho tiempo ni hemos cambiado tanto seg¨²n esas encuestas, realizadas en la Universidad de Sevilla, en las que se pone de manifiesto que, sin necesidad de estar casadas, cerca de la mitad de las estudiantes actuales se sienten controladas por su pareja a todas horas por motivos de celos. A esos jovencitos que llaman fea y gorda a su pareja y que incluso llegan a agarrarlas del cuello como si fueran a estrangularlas, les debe parecer rar¨ªsimo el matrimonio de Igmar Bergman.
Lo m¨¢s asombroso de todo, al menos desde estos confines, es que, al final, tras muchas discusiones, la pareja reconoce sus errores y se los cuentan el uno al otro. Ambos. ?l tambi¨¦n. Ese momento en el que el marido que va de seguro y de listo dice que por fin ha asumido el no ser tan inteligente es como para com¨¦rselo. Eso s¨ª: a?ade que lo ¨²nico que le queda de valor son sus atributos masculinos; a lo que ella le contesta que no es para tanto. Y as¨ª es como pueden olvidar los rencores y llegar a un acuerdo de amantes.
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