A la vista de todo el mundo
A escasos metros del palacio presidencial de La Moneda, una multitud se concentra desde primera hora de la ma?ana en una esquina del centro de Santiago. Unidades m¨®viles de televisi¨®n, emisoras de radio, ciudadanos de toda condici¨®n, hombres en su mayor¨ªa, aguardan impacientes. Los conductores tratan de averiguar qu¨¦ pasa y los carabineros intentan poner orden en el caos de tr¨¢fico. ?Qu¨¦ despierta tanto inter¨¦s en el caluroso verano chileno? Se trata de una vivienda de cristal emplazada en un solar, dentro de la cual una joven realiza, a la vista de todo el mundo, las actividades cotidianas de un hogar. ?Todas! Es decir, a las siete de la ma?ana duerme pl¨¢cidamente. Luego suena el despertador, se despereza, se levanta, va al ba?o, orina, se mira al espejo, sigue desperez¨¢ndose, se lava los dientes, y... En la calle, la multitud empieza a gritar: "?En pelotas, en pelotas!". S¨ª, se quita la ropa, se da un ba?o, se seca, se viste y sale a la calle. Por la tarde regresa a la casa, un d¨ªa toma caf¨¦ con unos amigos, otro d¨ªa juega en la piscina con dos ni?os, prepara la cena, se desmaquilla y se acuesta. Todo absolutamente normal, pero a la vista del p¨²blico.El experimento forma parte de un proyecto llamado Nautilus, casa transparente, puesto en marcha por el Fondo de Desarrollo de las Artes y la Cultura (Fondart), dependiente del Ministerio de Educaci¨®n, que ha aportado 10.000 d¨®lares (cerca de 1,7 millones de pesetas). Nivia Palma, directora de la entidad, explica que la idea parti¨® de dos arquitectos de la Universidad Cat¨®lica, Arturo Torres y Jorge Cristi, y tiene como objetivo "plantear una reflexi¨®n sobre los l¨ªmites entre lo p¨²blico y lo privado". La casa transparente muestra la soledad en que viven muchos habitantes de una gran urbe, sostienen los patrocinadores del proyecto. "Es una propuesta que sale de la l¨®gica tradicional, que interpela y provoca a los transe¨²ntes".
La experiencia lleva tres d¨ªas y, si la autoridad no lo impide, durar¨¢ dos meses. De momento el inter¨¦s es may¨²sculo. Adem¨¢s del alboroto en la calle, en los medios de comunicaci¨®n ha desplazado al caso Pinochet. La vivienda es noticia en todos los diarios, que ayer publicaron en portada la foto de la joven en la ducha ante los ojos de cientos de santiaguinos. Los programas matinales de televisi¨®n abrieron con la noticia, a la que dedicaron amplio espacio. Con semejante cobertura informativa no es de extra?ar la concentraci¨®n diaria de mirones.
Ayer por la ma?ana, un aire de frustraci¨®n recorri¨® a los congregados. La joven se levant¨® pero no se ba?¨®. "Se quedaron con las ganas", exclama con mal¨¦vola sonrisa una mujer entrada en a?os. No faltan los codazos entre los peor ubicados, que tratan de mirar a trav¨¦s de las grietas de un muro. "Qu¨¦ obscenidad, ?ante la casa de Dios!", repite otro transe¨²nte que no se decide a abandonar el lugar. El azar ha querido que la casa transparente est¨¦ emplazada justo enfrente de la iglesia de las Agustinas. Las escaleras de la entrada del templo se han transformado en un observatorio privilegiado de lo que acontece al otro lado de la calle. "Esto es un show, los chilenos andan escasos de espect¨¢culos", dice uno de los carabineros que dirigen el tr¨¢fico. La vendedora de peri¨®dicos se queja de que las ventas no aumentan a pesar de la concentraci¨®n humana que rodea el quiosco. En cambio, una empleada de la farmacia m¨¢s pr¨®xima asegura que se venden m¨¢s desodorantes: "Ah¨ª est¨¢n todos los calientes". "?Ha llegado Lagos?", pregunta ir¨®nicamente un joven con pinta de pasar de todo. Un vecino de Quilicura, en el otro extremo de Santiago, reconoce que ha venido a prop¨®sito, "por curiosidad". Habla ante una c¨¢mara de televisi¨®n: "Si me ve mi se?ora, me mata".
Cuando la ocupante de la casa transparente sale a la calle, los que se creen m¨¢s machos aprovechan para dar rienda suelta a la lengua y a las manos. Pero la protagonista no se amilana. "?Qu¨¦ te has cre¨ªdo, conch...,? No te atrevas a tocarme el poto". La joven que vivir¨¢ durante dos meses al descubierto es la actriz Daniela Tobar, alumna de teatro de la Universidad de Chile.
No faltan voces que reclaman la clausura del proyecto, porque consideran que transgrede la moral y las buenas costumbres. "?sta es la hipocres¨ªa de la sociedad chilena", dice Nivia Palma. Un grupo de diputados de la Concertaci¨®n acudi¨® al lugar de los hechos para expresar su apoyo a la iniciativa como ejercicio de la libertad de expresi¨®n.
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