A beber
Soy una perfecta imb¨¦cil. O una ilusa, como ustedes prefieran. O las dos cosas, qu¨¦ m¨¢s da. El caso es que iba yo caminando confiadamente hacia uno de mis quioscos predilectos (tengo uno para los diarios y otro para las revistas; con el vendedor del primero hablo de climatolog¨ªa y de perros; con el del segundo, de cine y pol¨ªtica), cuando vi de refil¨®n una de las noticias que aquel d¨ªa alg¨²n cotidiano (creo que ¨¦ste, para qu¨¦ les voy a enga?ar) hab¨ªa decidido destacar. "Espa?a acapara el cat¨¢logo de martinis del siglo XX", le¨ª. Me puse como una moto. Euf¨®rica. Llena de confianza, por fin, en mi pa¨ªs. Martini, en su modalidad dry, imagin¨¦, llena de sensaciones encontradas (?lim¨®n, aceituna?).Cuando tom¨¦ el apreciado ejemplar entre mis guantes, comprend¨ª que no s¨®lo necesito reajustar mis gafas a mis dioptr¨ªas reales sino, sobre todo, un mayor acoplamiento de mi ser ¨ªntegro a la realidad propiamente dicha. Pues lo que el titular dec¨ªa -mejor dicho, rezaba- era que "Espa?a acapara el cat¨¢logo de m¨¢rtires del siglo XX". Hay que giodersi, que dir¨ªa Giordano Bruno.
Ahora que estaba a punto de reconciliarme con la idea de ir al cielo, dado que seg¨²n el Papa no existe, resulta que, en el suponer de que una parte de m¨ª hubiera actuado santamente (hace d¨¦cadas que mis manos no se hablan, as¨ª que igual la derecha ha estado distribuyendo bondades mientras la izquierda iba a lo suyo), mi almita ver¨ªase obligada a transitar por entre una verdadera aglomeraci¨®n de m¨¢rtires de la cruzada pillados en hora punta. Se me circuncidan los pelos, s¨®lo de pensarlo.
Y soy doblemente tonta porque ten¨ªa que hab¨¦rmelo figurado. Desde hace poco, se repiten por doquier t¨¦rminos antiguos y muy propios de la carcundia nuestra. Honor, valor, conquista de Am¨¦rica (Rodr¨ªguez Galindo dixit), "h¨¦roes de Espa?a" (el ex guardia civil Vel¨¢zquez Soriano ha dicho). Y luego est¨¢ el detalle de la bufanda de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Esa bufanda bien anudada, disciplinadamente ce?ida al cuello, que el presidente luce en invierno, s¨ªmbolo sin duda de un hombre de bien de los que llenaban de orgullo a las madres de anta?o.
?Tambi¨¦n querr¨¢ convertirnos en m¨¢rtires? Por si acaso, ya me estoy preparando una jarra de dry martinis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.