"Infelix Austria"
Austria vuelve a ser noticia. A su pesar. En el Foro Internacional sobre el Holocausto que concluye hoy en Estocolmo pocos oradores se olvidaron de citar a Austria, tambi¨¦n con pesar. Y preocupaci¨®n. Cuando se habla de Austria y no por Hermann Maier, el indiscutible rey del esqu¨ª de descenso, los motivos suelen ser inquietantes. O absurdos, como dec¨ªa Thomas Bernhard. En el caso que nos ocupa son absurdos, inquietantes y graves. Est¨¢n en la irresistible ascensi¨®n de J?rg Haider, un pol¨ªtico joven, din¨¢mico y multimillonario gracias a unas fincas "arizadas" que hered¨® de su padrastro. Las propiedades arizadas son bienes expropiados por los nazis a sus leg¨ªtimos due?os jud¨ªos antes de quitarles la vida en alg¨²n campo de exterminio en tierras polacas. No es, por tanto, de extra?ar que Haider no tenga muy mala impresi¨®n de lo sucedido en Austria en sus siete a?os de Tercer Reich. Por eso un d¨ªa elogia la pol¨ªtica de empleo de Hitler y al otro a?ora el orden entonces existente. Y no ve nada malo en presentar a los inmigrantes como alima?as que chupan el dinero y la sangre de los austriacos.Pero nadie deber¨ªa equivocarse. Haider tiene lo mismo de nazi que Slobodan Milosevic de nacionalista o el exagente del KGB y presidente ruso Vlad¨ªmir Putin de piadoso hijo de la Iglesia ortodoxa aunque ahora le d¨¦ por santiguarse todos los d¨ªas. Haider elogiar¨¢ a veteranos de las SS en sus fiestas campestres en Carintia, pero, si pudiera, se ir¨ªa ya mismo a una sinagoga de Nueva York a hacerse una foto, tocado con una kipa elegante, rodeado de jud¨ªos ortodoxos. Ah¨ª radica precisamente el peligro de Haider, no en una ideolog¨ªa nazi, sino en su absoluta falta de escr¨²pulos y de los principios b¨¢sicos de una persona de bien como son la compasi¨®n, el respeto y el esfuerzo por entender al pr¨®jimo como base de las relaciones pol¨ªticas y humanas.
Son muchos los responsables de que un personaje as¨ª no limitara su vida p¨²blica a la alcald¨ªa en uno de esos pueblitos de monta?a a cuyos habitantes sol¨ªa llamar el escritor Joseph Roth los "teutones de los Alpes", germanos de periferia cultural que combaten su inseguridad con sobredosis de identidad nacional. Y con el desprecio a los otros, sean ¨¦stos sus vecinos eslovenos, los rusos, los gitanos o, casi peor a¨²n, los habitantes de esa ciudad de pecaminoso mestizaje germano-h¨²ngaro-eslavo que es Viena. La incapacidad de los socialistas del SP? y conservadores del ?VP de desmantelar el entramado de privilegios compartidos ha sido la mejor arma electoral de Haider. Muchos de los 1,3 millones de votos de Haider no son nazis, ni siquiera m¨¢s xen¨®fobos que muchos votos socialistas o populares. Son expresi¨®n de protesta contra un estado de curiosa simbiosis entre la burocracia heredada del imperio y el culto al Estado de la tradici¨®n socialdem¨®crata. Los grandes logros del SP? en su historia se han convertido en losas opresoras. Y su larga alianza con unos conservadores del ?VP, agrarios y agrestes, adem¨¢s de clericales, provincianos y autoritarios ha acabado en esto, en desastre.
El hasta ahora canciller Viktor Klima, a quien sus padres pusieron el nombre en honor del hist¨®rico socialista Viktor Adler, comentaba ayer en Estocolmo que se acabaron los intentos de buscar una f¨®rmula minoritaria o en coalici¨®n con el ?VP para evitar que Haider mancille el nombre de Austria. Al SP? no le vendr¨¢ mal pasar por una oposici¨®n en la que no ha estado mas que cuatro a?os desde la IIGuerra Mundial. Por pura higiene. Mientras, el mediocre l¨ªder del ?VP, Wolfgang Sch¨¹ssel, cuya obsesi¨®n por ser canciller le llev¨® a dinamitar unos acuerdos con el SP? ya a punto de r¨²brica, se las tendr¨¢ que ver con Haider. Tal relaci¨®n ser¨¢ algo as¨ª como si al alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, le ofrecen jugar al p¨®quer con un hombre inteligente. La v¨ªctima s¨®lo decide si juega. Tomada la decisi¨®n, es devorada hasta el tu¨¦tano.
"Felix Austria", se dec¨ªa anta?o. "Pobre" habr¨¢ que decir si se consuma esta coalici¨®n entre un Sch¨¹ssel m¨¢s d¨¦bil que un Von Papen ante Hitler y un Haider que se quedar¨¢ de jefe de Carintia para que no se note que no le invitan mucho al extranjero. Se apuntar¨¢ los ¨¦xitos y achacar¨¢ los fracasos al infeliz del canciller. S¨®lo cabe esperar que ese Gobierno no dure ni para demostrar que no est¨¢ a la altura ni de los tiempos, ni de las formas, ni de los principios. Da?o har¨¢, pero Austria sobrevivir¨¢ a esta alianza de ambiciosos incapaces y ambiciosos implacables.
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