El Espanyol aguanta al Bar?a

El derby fue un dec¨¢logo del quiero y no puedo y, por consiguiente, me conformo entre dos equipos en racha. Mereci¨® mejor suerte el Bar?a, m¨¢s equipo que el Espanyol, que celebr¨® el empate como un premio. A los azulgrana, fecundos por naturaleza, les ha abandonado el gol. No es que se hayan quedado secos, pero para marcar necesitan demasiadas ocasiones. Llevan dos goles en tres partidos, as¨ª que le siguen dando cuerda al Deportivo.El partido discurri¨® mucho rato por las zonas blandas de la cancha, alejado de las ¨¢reas, distante de los m¨¢rgenes, girando alrededor del c¨ªrculo central. El Bar?a ha encogido desde que la defensa le rob¨® el protagonismo a la delantera. Ha mejorado en la conservaci¨®n de la pelota y tiene un especial cuidado en juntar las l¨ªneas, en los apoyos y en las recuperaciones. A cambio ha perdido ritmo, fluidez, profundidad y, sobre todo, sorpresa. Hay demasiada gente que acude en busca de la pelota, resulta costoso generar espacios, no hay cambios de orientaci¨®n y pocos son los que juegan a un toque.

No le cost¨® demasiado trabajo al Espanyol contener al Bar?a. El blanquiazul ha dejado de ser un equipo cag¨®n. El f¨²tbol directo ha sustituido al laber¨ªntico, y la presi¨®n, la anticipaci¨®n en la l¨ªnea de medios, le permiten un cierto desahogo en una defensa ya muy veterana y avalan las maniobras ofensivas de Ben¨ªtez y Tamudo, dos futbolistas menudos, especialmente diligentes cuando tienen el campo abierto.

La vigorosidad con la que se despleg¨® el Espanyol, resguardando siempre su ¨¢rea, y la cautela con la que transit¨® el Barcelona, abonaron el juego hueco. Pens¨® el Espanyol que, tarde o temprano, alg¨²n gol caer¨ªa, m¨¢s que nada por la inseguridad que ofreci¨® sorprendentemente la zaga azulgrana, de apariencia m¨¢s vulnerable que en partidos anteriores, quiz¨¢ por la presencia de Bogarde, sustituto del lesionado Reiziger. Tampoco el Barcelona tuvo prisa por alcanzar el campo contrario. Figo sali¨® malparado de sus disputas con los laterales y y los centrales. Le tiraron con cierta reiteraci¨®n y, sin embargo, recibi¨® una tarjeta amarilla a la primera, cuando enganch¨® a Toledo de la zamarra, decisi¨®n arbitral que provoc¨® la ira del equipo.As¨ª que el partido avanz¨® sin grandes sobresaltos, m¨¢s pendiente de los errores de Brito, muy destemplado, que del juego.Marc¨® Ben¨ªtez de cabeza en una jugada a bal¨®n parado, mal defendida por el Bar?a, y empat¨® Kluivert, justo cuando la hinchada aguardaba el descanso, en un mal rechace de Pochettino.

El gol azulgrana tuvo un efecto psicol¨®gico decisivo en el desarrollo del choque. El Barcelona se creci¨® y el Espanyol perdi¨® protagonismo. Los azulgrana mejoraron su juego de posici¨®n y los blanquiazules, muy zurrados durante el primer tramo de partido, perdieron fuelle. La falta de f¨ªsico les oblig¨® a ceder el gobierno de la contienda y entregarse al juego de contraataque. Frente al f¨²tbol precioso de Kluivert y L¨ªtmanen, que se asociaron con gusto de forma reiterada, Tamudo y Ben¨ªtez buscaron el uno contra uno ante Bogarde.

La aportaci¨®n de Kluivert, ausente en los ¨²ltimos cinco partidos por sanci¨®n -ayer solt¨® un codazo a Nando en otra acci¨®n pol¨¦mica aunque con la disputa de la pelota de por medio- result¨® determinante en el f¨²tbol azulgrana. El ariete holand¨¦s mejora por igual las jugadas que los jugadores. Juega Kluivert y juegan tambi¨¦n L¨ªtmanen, Figo y Rivaldo. Flores reaccion¨® con prontitud a la afrenta del Bar?a, mucho m¨¢s equipo que el Espanyol. Los cambios aliviaron el dolor blanquiazul y el partido entr¨® en un di¨¢logo interesante.

La entrada en escena de Luis Enrique, un futbolista que se maneja como pocos en los partidos m¨¢s enredados, agrand¨® las posibilidades de ¨¦xito del Barcelona. Mora aguant¨® entonces al Espanyol con un par de intervenciones de m¨¦rito y aguant¨® el empate, resultado que si a alguien favoreci¨® es al equipo blanquiazul.