Mano izquierda
Es ya seguro que no habr¨¢ coalici¨®n de izquierdas para las legislativas de marzo, como planteaba Frutos, y m¨¢s que probable que tampoco IU retire sus listas en 14 circunscripciones, como ha propuesto Almunia. Sin embargo, ninguna de las dos formaciones quiere dar por cerrados los contactos y arriesgarse a aparecer como responsable de la ruptura. Ese temor es ya un s¨ªntoma de que la sola posibilidad de acuerdo ha creado una din¨¢mica nueva y una esperanza en el electorado de izquierda que ha de ser tomada en consideraci¨®n por las direcciones respectivas. As¨ª lo confirman tambi¨¦n las reacciones algo hist¨¦ricas de la derecha pol¨ªtica y sus amigos medi¨¢ticos, convertidos de pronto en m¨¢ximos garantes de la supervivencia de IU, supuestamente amenazada por el PSOE.Frutos explic¨® ayer sus razones: no hay diferencia entre que se pida la retirada en 34 o en 14 circunscripciones, porque es el hecho mismo de retirarse lo que plantear¨ªa a IU problemas de identidad como fuerza nacional. Mientras que una coalici¨®n es, a su juicio, una f¨®rmula m¨¢s f¨¢cilmente explicable a los votantes, m¨¢s respetuosa con el concepto de izquierda plural y m¨¢s acorde con el funcionamiento de una formaci¨®n democr¨¢tica. Al no haberse aceptado ese planteamiento, lo que queda es la posibilidad de aprovechar el acercamiento program¨¢tico producido como base para una declaraci¨®n conjunta previa a las elecciones que pudiera servir de base para un acuerdo de gobierno despu¨¦s del 12 de marzo.
Son razones a tener en cuenta, pero que traslucen un cierto equ¨ªvoco. La retirada de listas es la contrapartida que los socialistas piden a IU para rentabilizar al m¨¢ximo el voto de izquierdas. A cambio ofrecen la posibilidad de integrar elementos de su programa, de participar en un Gobierno de izquierda y de obtener un grupo propio en el Senado. De poco vale comprometer un apoyo para la investidura si no se construye antes una mayor¨ªa parlamentaria.
En las ¨²ltimas elecciones de ¨¢mbito nacional, las europeas de 1999, el PSOE obtuvo el 35% de los votos e IU el 5,7%: una relaci¨®n de uno a siete. La fuerza mayor ofrece un acuerdo a la menor que pueda favorecer a ambas. Por supuesto que la retirada puede plantear problemas internos a la direcci¨®n de IU, pero tambi¨¦n se los plantear¨ªa al PSOE la reconversi¨®n de sus listas.
Lo que est¨¢ en juego es c¨®mo recuperar de la abstenci¨®n el mill¨®n de votos perdidos por IU entre 1996 y 1999. No parece aventurado suponer que uno de los motivos de esa p¨¦rdida haya sido la pol¨ªtica sectaria de Anguita, que claramente ha favorecido a la derecha. El sentido de una propuesta como la de Almunia es provocar la movilizaci¨®n de ese sector del electorado: convertir el voto a IU en un voto que se pueda traducir en esca?os de izquierda. No se trata tanto de atraer a esos votantes hacia el PSOE como de darles un motivo para votar a IU: la posibilidad de un Gobierno de unidad de la izquierda. Ser¨ªa poco razonable que un acuerdo en esa direcci¨®n se produjera sin contrapartidas. Almunia propone retirar a uno de los candidatos socialistas al Senado en al menos 30 provincias y discutir un programa de gobierno com¨²n.
Es posible que para determinados sectores de la direcci¨®n de IU esto sea secundario. Que prefieran su actual status de pol¨ªticos profesionales sin peligro de que sus ideas deban contrastarse con la realidad desde el Gobierno. Tal vez una de las virtualidades de lo ocurrido estos d¨ªas sea haber hecho veros¨ªmil a los ojos de sus votantes y militantes la posibilidad de un Gobierno en el que participe IU. Algo en lo que hasta ahora nadie pensaba seriamente. En ese sentido, incluso si no hay acuerdo, puede haberse dado un paso decisivo para que, como ha ocurrido a otras formaciones herederas de los viejos partidos comunistas, IU adecue su programa y su pol¨ªtica a esa posibilidad. Por ejemplo, en relaci¨®n a los impuestos y su incidencia en las clases medias.
?Por qu¨¦ todav¨ªa hay una ligera posibilidad de acuerdo? Porque la temida retirada de listas se puede paliar mediante un acuerdo m¨¢s amplio para el Senado. Y si hubiera acuerdo para la C¨¢mara alta, IU no estar¨ªa ausente durante la campa?a en ninguna circunscripci¨®n. De acuerdo con el criterio de que en las elecciones no s¨®lo se participa por los esca?os, sino para difundir las ideas propias, IU podr¨¢ hacer campa?a y pedir el voto para sus siglas en todas las provincias: en la mayor¨ªa, para el Congreso y el Senado; en unas pocas, s¨®lo para la C¨¢mara alta (y para los candidatos socialistas al Congreso). No parece un acuerdo imposible cuando hay constancia de que la mayor¨ªa de los votantes de ambas formaciones desear¨ªa una alianza entre ellas.
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