"Pedimos a los militares que no hicieron nada que revelen qui¨¦n tortur¨®"
Estela Barnes de Carlotto lleva un tercio de su vida buscando a su nieto, desaparecido con su hija en uno de aquellos terribles d¨ªas que asolaron Argentina en 1976, despu¨¦s del golpe de estado de las Fuerzas Armadas de ese pa¨ªs. Ahora es presidenta de la asociaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo, que agrupa a otras mujeres como ella que en 1977 comenzaron a comprobar que alrededor de la represi¨®n se hab¨ªa establecido una red sistem¨¢tica de robo de beb¨¦s. Este mediod¨ªa recibir¨¢, junto con Eren Keskin, presidenta de la Asociaci¨®n Turca de Derechos Humanos, el premio Espejo del Mundo, dentro de los galardones de la Fundaci¨®n Sabino Arana.Pregunta. Su labor surge, se podr¨ªa decir, como resultado de una intuici¨®n.
Respuesta. El objetivo de las Abuelas de la Plaza de Mayo fue la b¨²squeda de los nietitos. Estamos doblemente afectadas. Buscamos a nuestros hijos, pero dimos ¨¦nfasis a la tarea de restituci¨®n de los nietos que nacieron en su mayor¨ªa durante la detenci¨®n de sus mam¨¢s. Nuestras hijas fueron llevadas secuestradas a campos de concentraci¨®n hasta que nacieron sus hijos, para luego acabar con ellas y quedarse con los beb¨¦s para adoptarlos los militares como hijos ¨²nicos. La dictadura llev¨® a cabo una metodolog¨ªa ¨²nica en el mundo.
P. ?Cu¨¢ndo descubren esa perversidad sistem¨¢tica?
R. En principio, la b¨²squeda del nieto o nieta era individual. Con el tiempo nos fuimos encontrando y nos dimos cuenta de que nuestros casos particulares no eran casuales, que eran, efectivamente, sistem¨¢ticos. Quisimos demostrar que era de tal modo en 1985, ya con el Gobierno democr¨¢tico, cuando se hizo el juicio a la Junta Militar y la Justicia no acept¨® en ese momento esa concepci¨®n metodol¨®gica. Con el paso de los a?os ya fuimos demostrando que hubo un plan de quedarse con los ni?os de las detenidas, a las que luego se asesinaba. En 1996, seis abuelas pusimos una querella criminal contra un grupo de militares como los ide¨®logos de ese proyecto. Hoy d¨ªa, esto ha permitido la detenci¨®n de muchos de esos militares.
P. ?Toda la instituci¨®n militar argentina era c¨®mplice de esa pr¨¢ctica?
R. De momento, tenemos una lista elaborada por el Estado argentino de m¨¢s de 600 personas implicadas en esta represi¨®n. Las Fuerzas Armadas son m¨¢s que estos 600 individuos, pero consideramos que mientras ellos no acepten la responsabilidad y los que no hicieron nada emprendan la labor de separar la paja del grano seguiremos considerando que han sido las Fuerzas Armadas en su conjunto. Por eso, estamos llamando a los cuadros nuevos a que se desvinculen de aquellos hechos y revelen qui¨¦n fue un torturador, un asesino.
P. ?Qu¨¦ le parece la apertura de un sumario sobre las pr¨¢cticas de la Junta Militar por parte del juez Baltasar Garz¨®n?
R. Nosotras pedimos que intervenga la Justicia del exterior, visto que en Argentina no conseguimos justicia. Si nosotros hubi¨¦ramos logrado que en nuestro pa¨ªs se juzgara a estos delincuentes, no tendr¨ªamos ninguna necesidad de recurrir a la extraterritorialidad. Nos parece que la labor de Garz¨®n es excelente porque est¨¢ acusando a los militares de genocidio, tortura y terrorismo de Estado, tres delitos por los que no fueron encausados en Argentina.
P. ?C¨®mo es el reconocimiento de esa nueva realidad y la relaci¨®n con la nueva familia para esos j¨®venes?
R. De momento, hemos encontrado a 64 y, lamentablemente, uno asesinado. Est¨¢n todos muy bien, lo que demuestra que la recuperaci¨®n de lo que es propio al ser humano cuando nace (su nombre, sus costumbres familiares) es inherente y eso es sano. Hay que tener en cuenta que cuando eran chiquitos era otra cosa; ahora ya son adultos y, con cuidado, se les puede contar la verdad. El chico puede opinar, aunque la Justicia en esto es inflexible: si el chico naci¨® de otros padres, tiene que cambiar su identidad. Pero esto no significa que se cambie su vida: su c¨ªrculo de amigos, su trabajo, el lugar de residencia. Pongamos por ejemplo que yo encuentro a mi nieto. ?l no me conoce, no me quiere; yo no le conozco, pero le quiero mucho. Har¨¦ todo lo posible para que me quiera, pero le voy a respetar. No le voy a obligar a nada, porque eso ser¨ªa una crueldad, pero m¨¢s crueldad ser¨ªa dejarlo abandonado y no buscarlo.
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