"Habr¨ªa que reciclar el TNC en multicine" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. No te vi en el concierto de Ray Davies, amigo Mesalles.Respuesta. Al carecer del don de la ubicuidad no puedo estar en todas partes.
P. Tibia respuesta en alguien que escribi¨® una obra titulada Els Beatles contra els Rolling Stones.
R. Eso fue hace un mont¨®n de a?os, en 1982, a medias con mi amigo Miquel Casamajor. Era una pieza muy ingenua, sobre la primera adolescencia, que no merec¨ªa el foll¨®n que se arm¨®.
P. Refr¨¦scame la memoria.
R. Bueno... Digamos que la obra ten¨ªa un lenguaje juvenil que algunos encontraron excesivamente crudo.
P. ?Qui¨¦nes?
R. Los convergentes, que ya entonces velaban por la pureza y la elegancia de la lengua. Fue todo bastante rid¨ªculo, como suele suceder con esa gente. Fui llamado al despacho de Albert Manent.
P. ?El gran talib¨¢n! ?El guardi¨¢n de las esencias!
R. El mismo. La obra ten¨ªa que estrenarse en el Romea y el hombre me sugiri¨® que realizara algunos cambios en el lenguaje para que todo fuera m¨¢s suave. L¨¢piz rojo en mano, me cambi¨® cul por paner y puta por bagassa. Y para salvaguardar el esp¨ªritu de la obra, me present¨® a Jaume Fuster, quien, seg¨²n ¨¦l, escrib¨ªa novelas policiacas con gran dominio del argot. El ¨²nico problema es que el argot de Fuster era como de los a?os veinte y a m¨ª se me hab¨ªa metido en la cabeza que el de mis personajes fuera un poco m¨¢s actual. Sal¨ª alucinado de aquel despacho, con mi copia censurada en las manos, pregunt¨¢ndome de qu¨¦ hab¨ªa servido oponerse al franquismo si lo ¨²nico que hab¨ªamos conseguido era sustituir a unos censores por otros. Entonces me fui a la redacci¨®n de El Peri¨®dico, cont¨¦ la historia y se arm¨® el cisco. La cosa acab¨® en el Parlament; socialistas y comunistas se pusieron de mi parte y, finalmente, la obra se estren¨® en su versi¨®n original.
P. Pero no volviste a escribir ninguna.
R. Ahora estoy en ello. Durante este tiempo me he dedicado a dirigir y a dar clases en el Institut del Teatre, donde me lo paso bastante bien. M¨¢s que nada porque es muy estimulante conocer a gente con talento antes de que se ponga a desperdiciarlo, a cambio de dinero, en los culebrones de TV-3.
P. Te recuerdo que esos culebrones no s¨®lo son muy populares, sino que elevan el nivel cultural de las masas.
R. S¨ª, eso es lo que dice Benet i Jornet, pero yo no estoy de acuerdo.
P. ?No te interesa su obra?
R. No mucho. Y no me parece muy serio pretender ser al mismo tiempo Thomas Bernhard y Cor¨ªn Tellado. O una cosa u otra, por muchas excusas patri¨®ticas que se le pongan al oficio de escritor de seriales. Como comedi¨®grafo, el problema de Benet es que quiere ser el Guimer¨¤ de finales del siglo XX, y no s¨®lo no lo es, sino que querer ser Guimer¨¤ a estas alturas es absurdo. Absurdo en general, pero tal vez l¨®gico en Catalu?a, donde se hace un teatro que aspira a ser como el del siglo XIX y en realidad es como el del siglo XIV.
P. ?A qu¨¦ te refieres?
R. A que se hace un teatro burgu¨¦s que s¨®lo sirve para que los patricios sesentones vean reflejado en un escenario su sistema de valores. A que se hace un teatro que evita cualquier contacto con la realidad y con la actualidad, cuando una de las gracias de este oficio es reflejar el presente... Como director, leo al a?o unas 60 o 70 obras. La mayor¨ªa son muy malas y, sobre todo, no tienen nada que ver con la realidad. Por eso acaba uno recurriendo a autores ajenos al teatro. Ahora quiero adaptar la novela de Ignacio Vidal-Folch La cabeza de pl¨¢stico porque, aunque pase en Holanda, es extrapolable a nuestra realidad y trata un tema, el de la relaci¨®n del arte con la sociedad, que me parece muy interesante y muy cercano. Ahora me toca pedir la inevitable subvenci¨®n. Si la consigo, me dar¨¢n dos duros, porque aqu¨ª todo se lo come esa tumba fara¨®nica que es el TNC.
P. Deduzco que est¨¢s en contra de esa noble instituci¨®n.
R. Habr¨ªa que derribar el TNC y construir en el solar unos multicines. Los teatros nacionales son una cosa del XIX que no tiene raz¨®n de ser actualmente. Adem¨¢s, es un edificio mal hecho, con una ac¨²stica infame. Cuando Marsillach montaba L'auca del senyor Esteve se quej¨® de que no se o¨ªa nada y Bofill le dijo que colocara a todos los actores en el proscenio. ?T¨² crees que eso es una respuesta? En el TNC no se oye un pijo, las sesiones no se llenan y lo que se representa... Los teatros nacionales se hicieron para representar a los cl¨¢sicos propios, y ya me dir¨¢s qu¨¦ cl¨¢sicos tenemos los catalanes. Todo viene de cuando los sociatas intentaron sacar adelante la ley del teatro. Pujol vio que la cosa se le pod¨ªa ir de las manos y envi¨® a su se?ora y a Max Cahner a Par¨ªs, para rescatar a Flotats y ponerle al frente de un invento controlado por CiU.
P. Todo eso para que ahora Flotats se sienta madrile?o. ?No crees que hay un riesgo de que Llu¨ªs Pasqual, con su Ciutat del Teatre, se convierta en el Flotats del socialismo?
R. Claro que existe ese riesgo. Y, sobre todo, dudo mucho que esta ciudad necesite dos mamotretos como el TNC y la Ciutat del Teatre. Todo eso entra ya en el c¨²mulo de cosas que no entiendo de este oficio.
P. ?Como cu¨¢les?
R. Pues, por ejemplo, que se representen cosas como La extra?a pareja, El verdugo o ese El sirviente que est¨¢n preparando. ?Para qu¨¦ volver a explicar cosas que est¨¢n insuperablemente explicadas en tres soberbias pel¨ªculas que puedes sacar de tu videoclub por 300 pesetas?
P. Quiz¨¢ hay yonquis del teatro, gente que est¨¢ dispuesta a aguantar cualquier cosa que le expliquen desde un escenario. Se supone que esta ciudad adora el teatro.
R. Eso es mentira, es un espejismo que ha puesto en marcha una serie de personas y colectivos interesados en que el teatro parezca una cuesti¨®n de inter¨¦s nacional. Adem¨¢s, toda esa pantomima no sirve ni para que surjan autores nuevos e interesantes. No se produce el relevo generacional y todo est¨¢ en manos de gente como Belbel y Benet i Jornet, cuyas obras me dejan fr¨ªo. Sigo esperando la aparici¨®n de nuestro David Mamet.
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