Bailando con duendes jerezanos

Esta ni?a, Paloma Fantova, da tres vueltas y ya la audiencia es un clamoreo. La magia del arte, el misterio de la emoci¨®n que se transmite. Es como un chispazo, pero lo que enciende son los corazones.No quiero decir que Paloma fuera quien mejor bail¨® anoche. Pero bail¨® con duende. Como sus compa?eros mayores. Es el arte de Jerez, el clima que en el escenario saben crear estos gitanos -o no gitanos- de Jerez, el son constante, lo jondo permanente como en un solo jip¨ªo de un cante.

Hubo muchos duendes en el baile de anoche en el Alb¨¦niz. Y en el cante. Y en el toque. Duende de Jerez. Aunque Milagros Mengibar es sevillana y El Pele cordob¨¦s, Antonio El Pipa y los suyos saben impregnar todo el espect¨¢culo de un jerezanismo que se palpa. Todo con una calidad art¨ªstica realmente excepcional, porque cada uno en lo suyo cumple a la perfecci¨®n lo que de ¨¦l se espera: bailan, cantan, tocan las guitarras, hacen la palmas...

Antonio El Pipa ha ideado un espect¨¢culo sencillo, pero emotivo porque su clave flamenca se nos antoja pura, incontaminada. ?l no inventa nada en Generaciones, pues todo se apega a las ra¨ªces con deleite y derroche de generosidad, pero lo que hace tiene una eminente excelencia que nos hace pensar ya en magisterio. El Pipa es un bailaor que domina todos los recursos y la magia de un arte que es belleza en s¨ª.

Todos sus colaboradores estuvieron a la altura de ¨¦l y del espect¨¢culo. Su t¨ªa Juana Fern¨¢ndez, impagable en los cantes que hace con esa voz suya que parece macerada en aguardiente. El Pele, que tuvo una gran noche derrochando esa forma de cantar suya llena de expresividad, con los ecos caracoleros a punto. Manuel Ta?e, otro cantaor que creemos es descubrimiento de El Pipa, muy joven, con voz la¨ªna pero sumamente flamenca. Y Luis Moneo, de una familia de solera flamenca, que hace el cante con sobriedad y estilo. Las guitarras de Antonio Jero y Pascual de Lorca hicieron acompa?amientos sobresalientes, como en ellos es costumbre, y los palmeros completaron un cuadro que realmente no es frecuente encontrarse en tablaos ni escenarios.

En el baile, junto a Antonio El Pipa, hay que se?alar el buen hacer siempre de su pareja habitual, la tambi¨¦n jerezana Mar¨ªa del Mar Moreno, y la ya citada Paloma Fantova, una ni?a de siete u ocho a?os que encandila al p¨²blico en cuanto aparece en escena y que sino se malogra llegar¨¢ a ser una grande del baile flamenco. Y las alegr¨ªas de Milagros Mengibar, con bata de cola que ella mueve como muy pocas son capaces de hacerlo hoy, con se?or¨ªo, empaque, y una pl¨¢stica corporal realmente atractiva.

Fue otra noche redonda, y en el p¨²blico vimos caras felices a la salida, comentarios entusiasmados y deseos de que todo siga en este tono, que ciertamente es uno de los m¨¢s elevados que hemos visto en el flamenco en los ¨²ltimos a?os. Y un dato para la historia: por primera vez se han vendido el ciento por ciento de las localidades para todas las funciones.