Rehacer la izquierda
Dec¨ªamos ayer, en la columna de opini¨®n publicada el 7 de enero bajo el t¨ªtulo A?o para el cambio: "Y con un poco de suerte, aunque Paco Frutos no se distingue precisamente por su esp¨ªritu de compromiso, tal vez el mero instinto de supervivencia le haga aceptar de alg¨²n modo la unidad de acci¨®n, l¨¦ase apoyo de IU desde el exterior a un Gobierno socialista". Para satisfacci¨®n de unos y preocupaci¨®n de otros, la peque?a profec¨ªa se ha cumplido con creces. Por supuesto, m¨¢s vale no hablar de "ilusi¨®n", palabra un tanto gastada por los grupos del Pacto de Lizarra. Pero s¨ª conviene insistir, m¨¢s all¨¢ de lo que deparen las elecciones, en que parece haberse abierto una etapa en la vida de la izquierda espa?ola caracterizada por el juego de competencia y entendimiento a la francesa entre sus dos principales componentes. Algo que muchos ven¨ªamos reclamando desde hace a?os por contraste con un panorama de hermanos enemigos y enemigos a muerte pr¨¢cticamente insuperable desde las posiciones de intransigencia adoptadas por la direcci¨®n de IU al dictado de Julio Anguita.Nos encontramos en periodo electoral y es hora de sumar y no de restar. Sin embargo, antes o despu¨¦s habr¨¢ que abordar un ejercicio de memoria hist¨®rica, justamente para que el acuerdo no quede en un pacto oportunista de salvaci¨®n para vencer al PP. En Espa?a sabemos bien que la amnesia a la izquierda le sienta francamente mal, favoreciendo ora la inactividad mientras la opini¨®n conservadora se hace due?a del campo, ora la conversi¨®n de los temas en arma arrojadiza, como ha ocurrido con uno de los m¨¢s sensibles para la guerra civil, el de las Brigadas Internacionales, en manos de un publicista que quiz¨¢s para hacer olvidar su experiencia como cazador de peces lo utiliza para dar rienda suelta a su senilidad agresiva. Sin que al final sirva de nada que la investigaci¨®n hist¨®rica lo haya aclarado en sus extremos esenciales.
El caso de la pol¨ªtica de IU est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo, pero el tono de algunos turiferarios de ¨²ltima hora nos hacer ver que la imprescindible revisi¨®n del pasado no resultar¨¢ tampoco f¨¢cil. Incluso habla de persecuci¨®n medi¨¢tica a Frutos la misma persona que s¨®lo hace unos meses redact¨® un manifiesto para condenar su pol¨ªtica de destrucci¨®n de Iniciativa per Catalunya. Hay, pues, que intentar poner las cosas en su sitio, si se quiere despu¨¦s de marzo, porque de otra manera ser¨¢ in¨²til el intento de restaurar un tejido que ha sufrido tantos desgarros. El reconocimiento por la inteligente labor desarrollada por Frutos para hacer posible la uni¨®n de la izquierda con Almunia es del todo compatible con la observaci¨®n de que esa uni¨®n era ya necesaria tras las elecciones municipales y de comunidad en 1995. Y Frutos no s¨®lo secund¨® a Anguita en ese momento, sino que dirigi¨® la caza de brujas que sac¨® a Nueva Izquierda de IU, empuj¨¢ndola a su actual subalternidad respecto del PSOE, arruin¨® las escasas expectativas del ensayo de uni¨®n electoral de la izquierda en Galicia y dinamit¨®, para bien de Pujol, a Iniciativa per Catalunya. Todos fueron excomulgados por intentar lo que ¨¦l hace hoy. Hasta el punto que casi ayer las gentes de IU en Madrid, mucho m¨¢s razonables que la direcci¨®n estatal, no ve¨ªan el modo de librarse de Frutos para el n¨²mero dos de la candidatura en las elecciones de marzo. No era precisamente por su flexibilidad, ni por las virtudes como autodidacta atento siempre a la sensibilidad popular, seg¨²n su new look.
S¨®lo que un "leninista" como es el pol¨ªtico catal¨¢n no tiene el gusto del suicidio colectivo que, en cambio, animaba a su l¨ªder. Cabe elogiar este rasgo, reconocer el acierto de la nueva l¨ªnea pol¨ªtica, no s¨®lo para impedir el desplome definitivo de IU, y tambi¨¦n, con la vista puesta en el pasado, proponer una revisi¨®n que devuelva IU al terreno que nunca debi¨® abandonar. Sin duda, aqu¨ª Anguita ser¨¢ el gran obst¨¢culo, sobre todo si las elecciones no salen bien, pero, sin la reforma de lo que queda del PCE, la reintegraci¨®n de las sensibilidades reformistas y unitarias al modo de Iglesias en 1983 y la marginaci¨®n de las tentaciones antisist¨¦micas grupusculares, el cambio se quedar¨¢ en una maniobra de ocasi¨®n. Confiemos en que no suceda y que, as¨ª como el estilo Jospin puede ser una buena referencia para Almunia, Robert Hue lo sea para Frutos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.