UNA GRAN TRAGEDIA EDUCATIVA
Durante los ¨²ltimos catorce a?os he dirigido la Sociedad Espa?ola de Estudios Cl¨¢sicos, que agrupa a los profesores y estudiosos de Griego y Lat¨ªn en Espa?a, con casi cinco mil miembros.Ahora va a haber elecciones para elegir una nueva junta y otras para elegir las juntas de las 21 secciones repartidas por toda Espa?a. He decidido no presentarme. Tras catorce a?os de presidencia, es preferible que haya caras nuevas y juegue a fondo la democracia interna.
La gente conoce esta sociedad, principalmente, por su papel en la defensa de la ense?anza de las lenguas cl¨¢sicas. As¨ª desde su fundaci¨®n en 1953. Pero, al propio tiempo, organiza congresos y simposios, hace publicaciones, representaciones teatrales, viajes arqueol¨®gicos, se relaciona con los clasicistas de todo el mundo y mantiene, en Espa?a, una unidad en la diversidad. Es respetada en todas partes y es modelo de otras sociedades.
Ahora que la dejo (no del todo, continuar¨¦ a su lado, por supuesto), me gustar¨ªa hacer un peque?o balance en EL PA?S del tema de las lenguas cl¨¢sicas en nuestra ense?anza: la peque?a historia de nuestras luchas y esperanzas. En EL PA?S comenc¨¦ a escribir sobre el tema de las Humanidades desde 1978 y en diciembre de 1985, reci¨¦n comenzado mi mandato en la sociedad, publiqu¨¦ un art¨ªculo que abri¨® brecha y caus¨® esc¨¢ndalo: rechazaba aquella reforma, no la ve¨ªa compatible con el mantenimiento de las tradiciones culturales espa?olas y europeas. Siguieron otros en todos los medios.
Ahora es tiempo de elecciones generales y la ense?anza no parece uno de los temas que se debaten; menos las lenguas cl¨¢sicas. Y, sin embargo, no todo es econom¨ªa, el tema de formar una naci¨®n culta deber¨ªa ser importante. La ense?anza generalizada est¨¢ muy bien, pero importan tambi¨¦n los contenidos. Y nosotros recordamos que en torno a las lenguas cl¨¢sicas, Griego y Lat¨ªn, y a la cultura que expresan se ha creado Europa y, en realidad, toda la cultura que hoy se abre paso en el mundo. Los griegos fueron los primeros progresistas y los romanos los primeros constructores de grandes espacios legales y pol¨ªticos.
Nuestras lenguas, nuestras artes y literaturas, nuestro pensamiento, nuestra ciencia, nuestra polit¨ªca nada ser¨ªan sin ellas. S¨®lo hace falta saber verlo. Y hay un apoyo p¨²blico: cada vez se publican mas libros sobre el tema, se llenan los teatros en que se dan representaciones cl¨¢sicas, se llenan las salas de conferencias.
En realidad, nadie contesta esto. Recuerdo aquel manifiesto que hicimos en la primavera del 97 y que firm¨® casi todo el que significa algo en la cultura espa?ola.
As¨ª, nunca he comprendido la hostilidad con que nos miraban los promotores de la reforma educativa a comienzos de los ochenta. Luego se logr¨® evitar lo m¨¢s detestable. Recuerdo cuando Solana y Rubalcaba me dec¨ªan que no quer¨ªan pasar a la historia como los que hab¨ªan acabado con el Griego y el Lat¨ªn en Espa?a. Desaparecido el Lat¨ªn en la ESO, se logr¨® que se introdujera una Cultura Cl¨¢sica por lo dem¨¢s de implantaci¨®n muy variable. Se lograron dos cursos de Lat¨ªn en Bachillerato, pero s¨®lo el primero obligatorio para un grupo m¨ªnimo de alumnos. Algo, poco, se logr¨® en Griego.
?sta fue la lucha, de resultados mixtos, de nuestra Sociedad de Estudios Cl¨¢sicos. Pues sucede que, mientras en la India y en los pa¨ªses ¨¢rabes se fomenta el cultivo de sus lenguas y culturas matrices, aqu¨ª, y me refiero a Europa y Am¨¦rica, el Griego y el Lat¨ªn sufren la hostilidad de los poderes p¨²blicos: o producen legislaciones adversas o rehuyen defenderlos.
Con la Ley de Educaci¨®n del setenta, en la ense?anza media, el Griego y el Lat¨ªn perdieron el cincuenta por ciento de su espacio; con la LOGSE, el cincuenta del cincuenta que quedaba. ?Y qu¨¦ decir de la Universidad, donde han quedado reducidos a cosa de especialistas? Nunca fue ¨¦se su papel, eran un elemento de comunidad cultural.
Lo tr¨¢gico del tema es que Griego y Lat¨ªn (y las Humanidades todas) son hoy un problema pol¨ªtico. Llevados por modas "progresistas", los socialistas, apoyados por Converg¨¨ncia i Uni¨®, hicieron con la LOGSE unas reformas que yo dir¨ªa precipitadas. La intenci¨®n era buena, pero del declive de la ense?anza son testigos todos los profesores, que ven indefensos c¨®mo se les llenan las clases de alumnos de m¨ªnimo nivel, algunos verdaderos "objetores", a los que han de impartir una ense?anza uniforme y m¨ªnima.
He de reconocer que si dejo la presidencia de esta sociedad, que ha sido una parte esencial en mi vida, es, desde luego, por favorecer el juego democr¨¢tico que renueva y actualiza: hacer ver que no soy yo solo. Pero tambi¨¦n por cansancio de un ambiente que nos obliga a defender en un contexto politizado aquello que deber¨ªa defenderse por s¨ª solo.
En el ¨²ltimo Congreso Espa?ol de Estudios Cl¨¢sicos, que celebramos en Alcal¨¢ en septiembre pasado con asistencia de m¨¢s de 500 miembros, abogu¨¦ porque la ense?anza (y en nuestro caso la de las lenguas cl¨¢sicas) fuera un lugar de encuentro y no un motivo o pretexto de enfrentamientos.
Porque esto es lo que es. Tengo para m¨ª que, ya que las diferencias doctrinales entre los dos grandes partidos no son tan grandes, buscan enfrentamientos simb¨®licos, a veces de puro amor propio. As¨ª en la educaci¨®n. Cuando el Partido Popular intent¨® una m¨ªnima mejora de desastres que est¨¢n a la vista de todos, encontr¨® una oposici¨®n frontal. Para m¨ª, buscaba m¨¢s que nada dar un revolc¨®n al PP, lo que consigui¨®. Lo triste es que fue a costa nuestra. Y s¨¦ bien que en todos los partidos tenemos muchos amigos.
De otra parte, nosotros hab¨ªamos aireado el tema de las Humanidades cl¨¢sicas, todos asent¨ªan en principio. Pero el ministerio habl¨® s¨®lo de Humanidades y se centr¨® en la Historia, lo m¨¢s conflictivo. Fue un error. Quedamos olvidados: ahora mismo, ni nos mencionan. ?sta ha sido la gran tragedia de estos a?os.
Vamos viviendo, ciertamente, pero en un marco m¨ªnimo en cuanto a cursos, alumnos, horarios. Se ha creado as¨ª un ambiente depresivo, generaciones enteras de profesores est¨¢n traumatizadas, los mejores alumnos se ven rodeados de obst¨¢culos. Lo sabe todo el mundo. ?Por qu¨¦ no repensar las cosas en vez de no querer ver?
Esto es lo que ha propuesto una y otra vez la Sociedad Espa?ola de Estudios Cl¨¢sicos; sacar el tema de los enfrentamientos pol¨ªticos, reconocer que las lenguas cl¨¢sicas y el resto de las Humanidades interesan a todos. Hubo una aproximaci¨®n del Gobierno socialista, pero insuficiente. Y el PP, sin duda no por su propia voluntad, sino por encontrarse con una oposici¨®n visceral, no ha hecho nada: propuestas, comisiones y, al final, todo al traste. Injusto y desmoralizante.
En realidad, en lo que a educaci¨®n se refiere, el Gobierno del Partido Popular ha sido simplemente el gestor de la legislaci¨®n que encontr¨®: poqu¨ªsimo ha tocado. Y la consecuencia implacable ha sido eliminar c¨¢tedras, imponer: reciclajes o traslados, no convocar plazas. En suma, desmoralizar y aun exasperar al profesorado y hacer cada vez m¨¢s dif¨ªcil una recuperaci¨®n futura.
Yo pienso que la educaci¨®n es una asignatura pendiente en Espa?a. Y que no es s¨®lo cosa de dinero y de leyes idealistas. Importa no convertir los centros en meros aparcamientos de j¨®venes, tratados con raseros uniformes. Diversificar, dar ilusi¨®n, llevar a los que lo deseen a un mundo de cultura superior. Dentro de este plan, las lenguas y culturas cl¨¢sicas son importantes: nos unen a todos en Espa?a y Europa.
Mis sucesores luchar¨¢n por esto. Espero que con mayor ¨¦xito que el m¨ªo. Yo seguir¨¦ haciendo lo que pueda.
Francisco Rodr¨ªguez Adrados es acad¨¦mico de la Espa?ola y presidente de la Sociedad Espa?ola de Estudios Cl¨¢sicos.
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