Votos contra valores
La llegada al poder de Haider reabre el debate sobre los l¨ªmites y riesgos del pluralismo democr¨¢tico
La llegada al poder del ultraderechista J?rg Haider ha vuelto a enfrentar a los dem¨®cratas de todo el mundo a un viejo dilema: ?cu¨¢les son los l¨ªmites de la pluralidad democr¨¢tica?, ?qu¨¦ debe prevalecer, la aritm¨¦tica de los votos o el poder de los valores? Diversos intelectuales espa?oles consultados por EL PA?S responden a estas cuestiones y trazan un diagn¨®stico sobre la situaci¨®n austriaca y sus implicaciones para el futuro de Europa.Ignacio Sotelo, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Libre de Berl¨ªn, destaca en primer lugar la novedad del fen¨®meno Haider: "Lo espec¨ªfico en su caso y lo que produce terror es esa combinaci¨®n explosiva de ultraliberalismo y nacionalismo xen¨®fobo. Haider apela al tiempo al individualismo de los m¨¢s seguros econ¨®micamente y al nacionalismo de los m¨¢s d¨¦biles socialmente, lo que le proporciona una tremenda fuerza de movilizaci¨®n, pero tambi¨¦n le distingue del viejo nazismo y fascismo, que eran muy estatalistas".
Sotelo considera que el l¨ªder liberal se moderar¨¢ en el ejercicio del poder y que la ¨²nica forma de frenar su ascenso en Austria, "un pa¨ªs desarrollado y democr¨¢tico", es "con m¨¦todos democr¨¢ticos". En su opini¨®n, es "indignante" la comparaci¨®n con la conquista del poder por Hitler, porque, "si se lleva hasta el final ese argumento, se acaba haciendo culpable del III Reich a la democracia". "Calificar a Milosevic, a Sadam, a Haider de nuevos Hitler s¨®lo sirve para trivializar a Hitler". Y recuerda que "las potencias occidentales s¨®lo se movilizaron contra el f¨¹hrer tras la firma del pacto germano-sovi¨¦tico en 1939, no antes".
El editor Mario Muchnik se sit¨²a en una posici¨®n muy distinta: "La pasi¨®n democr¨¢tica puede caer a veces en tr¨¢gicos excesos, sobre todo en irremediables demoras en la toma de decisiones que luego pagamos todos a un precio terrible. Las grandes potencias no se atrevieron a intervenir a tiempo para frenar la locura nazi en 1938". Y contin¨²a: "Ante su equivalente actual, la Europa de los mercaderes vacila y no se anima a frenar la carrera enloquecida hacia el poder de la xenofobia y el racismo".
Muchnik no tiene ninguna duda de que "a Haider hay que pararlo por la fuerza". "Yo ya habr¨ªa expulsado a Austria de la Uni¨®n Europea".
Menos temperamental pero coincidente con esta posici¨®n de fuerza se manifiesta Manuel Castells, profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad de Berkeley (California), que ya ha anulado su participaci¨®n en dos encuentros culturales en Austria previstos para los pr¨®ximos meses.
Castells no considera pertinente la comparaci¨®n con Hitler, pero s¨ª aprueba la actitud de los Gobiernos de la UE. "La identidad europea, yuxtapuesta a identidades nacionales culturales e hist¨®ricas, s¨®lo puede construirse sobre valores ¨¦ticos comunes. En nombre de esos valores de democracia, tolerancia, igualdad y derechos humanos la UE se moviliz¨® contra Milosevic y es en nombre de esos valores como se construye poco a poco una pol¨ªtica internacional com¨²n. Est¨¢ claro que Haider y su partido representan, como m¨ªnimo, la xenofobia y el racismo, un sentimiento explosivo en una Europa cada vez m¨¢s multicultural y multi¨¦tnica. Por tanto, debe ser atajado en su ra¨ªz all¨¢ donde sea".
Para Castells, "los austriacos son libres de elegir a quien quieran, pero los dem¨¢s europeos tenemos que hacerles saber lo que pensamos e imponer sanciones a un Gobierno xen¨®fobo". "Y si ese Gobierno", concluye, "llegara a poner en pr¨¢ctica su idelog¨ªa, se deber¨ªan activar los mecanismos institucionales para la expulsi¨®n de Austria de la UE".
Francisco Llera, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, explica el ascenso de Haider por la concurrencia en Austria de dos circunstancias cr¨ªticas. "En primer lugar, la cartelizaci¨®n del poder. La gran coalici¨®n de socialdem¨®cratas y conservadores durante d¨¦cadas ha eliminado las diferencias entre izquierda y derecha. Y en segundo lugar, el sistema representativo ha quedado mermado por el fen¨®meno del neocorporativismo, de forma que las grandes decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica se toman fuera de los cauces parlamentarios". Esto ha producido, en su opini¨®n, "la apertura de un tremendo hueco a la antipol¨ªtica, a la demagogia, el autoritarismo, el pangermanismo, el antisemitismo, a un fen¨®meno antisistema, en suma, que se mueve como pez en el agua en una democracia estable".
Un fen¨®meno que para Llera no nos queda tan lejos. "Ah¨ª est¨¢ el caso de HB en el Pa¨ªs Vasco. Un grupo antisistema, xen¨®fobo incluso dentro de su propia comunidad, etnicista y adem¨¢s violento que est¨¢ en los asientos del poder y que parad¨®jicamente no repugna a los democristianos".
?Qu¨¦ hacer entonces con un grupo pol¨ªtico que juega a la democracia con el objetivo de destruirla? "Como m¨ªnimo", responde Llera, "tenemos el deber moral de impedirlo y de poner al pa¨ªs, en este caso Austria, ante sus propias responsabilidades".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.