Premio a la tenacidad

La primera que presinti¨® la amenaza fue Mar¨ªa del Carmen Garrig¨®s, de 78 a?os. Contempl¨® hace meses c¨®mo unos top¨®grafos tomaban medidas en la estrecha franja de terreno, con forma de L, que hay bajo su ventana. Les pregunt¨® que por qu¨¦ estaban all¨ª y uno de los t¨¦cnicos respondi¨® que para poner una valla. "Pero yo sab¨ªa que para poner una valla no hac¨ªa falta tanto instrumento", recuerda.Mar¨ªa del Carmen, con la mosca en la oreja susurr¨¢ndole alguna desgracia, avis¨® al presidente de la comunidad de vecinos, Francisco Cort¨¦s, de 68 a?os. El presidente, a su vez, se confi¨® al vicepresidente, Rafael Peche, de 84 a?os, antiguo aviador de la guerra civil en el bando republicano. Y los dos juntos alertaron al resto de las 50 familias, la mayor¨ªa de jubilados, que habitan en el n¨²mero 17 de la calle de Antonio Arias, esquina a la de Pilar Mill¨¢n Astray. Tras peloteos burocr¨¢ticos, el Ayuntamiento les comunic¨® que hab¨ªa autorizado la construcci¨®n de un edificio envolvente de ocho plantas, a s¨®lo tres metros de sus casas, que iba a condenar todas sus ventanas a tener vistas a un pared¨®n de ladrillo. La batalla comenzaba... y los abuelos ten¨ªan todas las de perder.

Cort¨¦s y Peche contrataron un abogado. Muchas de las jubiladas acud¨ªan un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n a la Junta Municipal de Retiro a pedir explicaciones y a protestar. Aprendieron lecciones de urbanismo a marchas forzadas, convocaron decenas de reuniones en el portal para buscar soluciones, negociaron con la empresa.... ?sta, a su vez, en vista del jaleo y convencida de que los jubilados no iban a rendirse f¨¢cilmente, intent¨® vender el terreno con la esperanza de que otra constructora se quedara con el regalo envenenado. Nadie lo quiso. Una vecina cuenta ahora que cada vez que unos compradores se acercaban al terreno, un pu?ado de jubilados, a modo de peculiares guerrilleros, gritaba desde las ventanas que iban a hacer la vida imposible a quien decidiera edificar ah¨ª. Peche y Cort¨¦s, sin embargo, aseguran que la lucha, aunque terca, "fue siempre educada".

En diciembre, a pesar de los recursos, de los pataleos, de las visitas al Ayuntamiento y de las cartas remitidas al gerente de Urbanismo, Luis Armada, la constructora plant¨® las excavadoras y comenz¨® a horadar el terreno.

Los vecinos decidieron pasar al plan B con urgencia: "Ten¨ªamos que ir al ataque". "Nos jug¨¢bamos la luz del sol, que a nuestra edad es la vida", explican. Los hermanos Casta?o, unos de los pocos vecinos del inmueble menores de 30 a?os, se encargaron de confeccionar pancartas que colgaron en todas las ventanas del edificio.

Y Peche y sus compa?eros llamaron a peri¨®dicos, a radios, a televisiones, a la prensa del barrio, a la oposici¨®n municipal... y su queja lleg¨® al concejal de Urbanismo, Ignacio del R¨ªo, que la semana pasada orden¨® revisar la licencia y, tras el examen, revocarla. Los jubilados hab¨ªan ganado la batalla.

Las m¨¢quinas excavadoras siguen todav¨ªa en el angosto solar. Pero el batall¨®n de abuelos ahora se asoma a las ventanas no para hostigar al potencial enemigo, sino para hacer con los dedos la se?al de la victoria. El premio a su tenacidad.