Prok¨®fiev, Rachman¨ªnov y Moussorgski

Para la serie sinf¨®nica de Pro-M¨²sica, actu¨® en el Auditorio Nacional la Orquesta Filarm¨®nica de Londres, de la que ser¨¢ titular de ahora en adelante el maestro Kurt Masur (Brieg, Silesia, 1927). En un programa consagrado a los compositores rusos, la entidad, de tan alta calidad como alto prestigio a lo largo del medio siglo crecido de historia, hizo versiones no s¨®lo brillantes sino, adem¨¢s, responsables, por la mesura y fidelidad de criterio que, sin duda, impone un director con la autoridad de Masur.Sin ser exactamente descriptiva, sino evocadora, ni tampoco resultar impresionista, La isla de los muertos, de Rachman¨ªnov, es m¨²sica noble, bella y un tanto misteriosa en sus tonos serenos, expectantes y oscuros. El pianista franc¨¦s Michel Beroff (Epinal, 1950) protagoniz¨® luego el hermoso Concierto n? 3, de Sergu¨¦i Prok¨®fiev. Beroff, con una t¨¦cnica preciosista en la que la calidad sonora es ya factor de penetrante expresividad, resuelve su versi¨®n con exquisita inteligencia musical y, salvo cuando es preciso, evita el exceso percutivo en el que caen tantos int¨¦rpretes. Con ello realza, todav¨ªa m¨¢s, su poder virtuos¨ªstico o conmueve muy hondamente desde la pureza y la poes¨ªa del movimiento central, Andantino con variazioni. Obtuvo un triunfo grande en uni¨®n de la orquesta -tan viva e imaginativa- llevada con af¨¢n identificativo por Kurt Masur.

Para final, los Cuadros de una exposici¨®n, de Moussorgski, tuvieron una realizaci¨®n deslumbrante en la transcripci¨®n de Sergu¨¦i P. Gortchakov, que, sin embargo, no se eleva a la genialidad de la traslaci¨®n de Mauricio Ravel. Extra?¨® a la audiencia la velocidad impuesta por Masur a los Paseos. Con todo, hizo brillar con fuerza desacostumbrada una invenci¨®n tan genial en el piano como cuando nos habla desde la orquesta. Las ovaciones se prolongaron durante largo rato.