M¨¢s de la mitad de los marroqu¨ªes de El Ejido viven hacinados en infraviviendas, seg¨²n un estudio
"Hoy nos preocupa especialmente la tensi¨®n bastante generalizada que est¨¢n viviendo las relaciones entre los inmigrantes y la sociedad almeriense. Vemos con preocupaci¨®n que se proyecta sobre este colectivo la responsabilidad de buena parte de los hechos antisociales que se producen y se percibe como enemigos, como un peligro para el resto de la sociedad". Hace casi dos a?os, en marzo de 1998, la Mesa para la Integraci¨®n Social de los Inmigrantes en Almer¨ªa dio la voz de alarma ante el riesgo que representaba la creciente "marginalidad" del colectivo inmigrante.
La revoluci¨®n del pl¨¢stico, los cultivos intensivos de invernadero, especialmente en el poniente almeriense, ha transformado la provincia andaluza, tradicional tierra de emigraci¨®n, en destino preferente de los inmigrantes. En marzo de 1998, una d¨¦cada despu¨¦s de que se iniciara, la asociaci¨®n Almer¨ªa Acoge y los sindicatos CC OO y UGT -miembros de la Mesa para la Integraci¨®n Social de los Inmigrantes en Almer¨ªa- realizaron un primer estudio de este fen¨®meno, el m¨¢s profundo realizado hasta ahora.El informe constataba la "evoluci¨®n francamente positiva" que se hab¨ªa producido en la regularizaci¨®n de los inmigrantes, pasando de un 90% en situaci¨®n irregular en 1987 a entre un 25% y un 30% once a?os despu¨¦s.
Sin embargo, advert¨ªa de que, "en otros aspectos, como la tipolog¨ªa y calidad de la vivienda, el proceso ha sido el inverso, de tal manera que estamos inmersos en una evoluci¨®n progresiva hacia una cada vez m¨¢s preocupante situaci¨®n de marginalidad".
El informe cifraba en 20.000 los extranjeros residentes en la provincia, de los que 14.000 (el 72%) eran inmigrantes econ¨®micos, procedentes del Tercer Mundo; el 64%, marroqu¨ªes. El 92% trabajaba en la agricultura, el sector de mayor precariedad.
El documento prestaba especial atenci¨®n a El Ejido, el municipio con m¨¢s inmigrantes de la provincia; 5.540, m¨¢s del 30% del total. Al contrario que en otras localidades, su inmigraci¨®n era casi exclusivamente marroqu¨ª y la de pe¨®n agr¨ªcola su ¨²nica ocupaci¨®n laboral. Adem¨¢s, subrayaba el hecho de que s¨®lo el 25% de los inmigrantes de El Ejido residieran en su casco urbano, mientras la gran mayor¨ªa viv¨ªa diseminada en el campo. "No es un dato neutral, sino que expresa una verdadera falta objetiva de relaci¨®n entre los inmigrantes y la sociedad de acogida", agregaba.
Hombres solos
Un apartado del informe estudiaba las condiciones de habitabilidad de las casas ocupadas por extranjeros en este municipio y otros dos (V¨ªcar y Berja), para lo que se analizaron 260 viviendas.
Las conclusiones no pudieron ser m¨¢s demoledoras: s¨®lo un 33% viv¨ªa en casas urbanas o pisos similares a los de la poblaci¨®n espa?ola; y otro 10%, en casas o cortijos en condiciones buenas o aceptables, aunque aisladas. Por contra, el 57% resid¨ªa en verdaderas "infraviviendas", almacenes o casas semiderruidas.
Un an¨¢lisis pormenorizado aval¨® esta apreciaci¨®n: el 42% de las viviendas estudiadas no ten¨ªa tabiques de separaci¨®n entre habitaciones, lo que no s¨®lo impide un m¨ªnimo de intimidad sino que "confirma que se trata de almacenes agr¨ªcolas u otro tipo de estructuras no pensadas ni adaptadas para ser habitadas".
Prueba de ello, es que el 55% carec¨ªa de agua corriente, el 57% de ba?o, el 56% de cocina y el 31% de luz electrica. La media de habitantes por vivienda era de 4,38, aunque s¨®lo el 58% ten¨ªa m¨¢s de una habitaci¨®n. El 35% estaban ocupadas por familias y el 65% por grupos de varones.
El "hacinamiento" de los inmigrantes en viviendas carentes de las m¨ªnimas condiciones de salubridad estaba creando, seg¨²n el informe, un "verdadero guetto diseminado" que consolida la marginalidad de este colectivo y refuerza los prejuicios de buena parte de la sociedad almiriense.
Adem¨¢s, agregaba el estudio, la falta de una vivienda digna es un obst¨¢culo para el reagrupamiento familiar, que no s¨®lo es un derecho b¨¢sico, sino la primera condici¨®n para la integraci¨®n social, pues "un colectivo de hombres solos es por definici¨®n un colectivo desintegrado".
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