Apuntes

El lunes, a primera hora, el alcalde de El Ejido declaraba a Antoni Bassas, en Catalunya R¨¤dio, que no tenemos que olvidar que los inmigrantes "son personas que vienen de pa¨ªses subdesarrollados" y que necesitan un "peque?o reciclado". Deducci¨®n: como no se les ha sometido al mismo (espero que no consista en disecarlos, como al bosquimano de Banyoles ahora en trance de repatriaci¨®n p¨®stuma), van como van y pasa lo que pasa. Pocos minutos despu¨¦s, y en el mismo programa, el delegado del Gobierno en Andaluc¨ªa se quejaba de que unos 300 magreb¨ªes se hab¨ªan concentrado para rezar cerca de donde se celebraba el funeral de la joven asesinada por el inmigrante enfermo mental (que tampoco hab¨ªa sido reciclado: todo lo que consigui¨® despu¨¦s de pedir repetidamente ayuda m¨¦dica fue que le dieran tranquilizantes). "Ya pod¨ªan haber elegido otro sitio". La verdad es que s¨ª: no hay mejor lugar para mostrar dolor por la muerte de alguien que, por ejemplo, una discoteca.A mediod¨ªa, en el telediario de Albricias 3 (creo que ellos la llaman Antena 3) no sab¨ªan qu¨¦ hacer con la eterna cara de euforia que muestran al dar las noticias (en general relacionadas con lo bien que vivimos, el estupendo funcionamiento de Barajas y el garbo presidencial al hacer cualquier cosichuela). As¨ª pues, optaron por llamar a lo de El Ejido -desmintiendo lo que mostraban sus propias im¨¢genes- "enfrentamientos": como si aut¨®ctonos e inmigrantes se estuvieran quemando mutuamente las casas, sabe usted. Por la noche empezaron a coger la onda, b¨¢sicamente porque para entonces Mayor Oreja intentaba centrarse con menor fortuna que oreja.

Por ¨²ltimo, me quejo de que a lo ocurrido en la localidad almeriense lo estemos llamando "brote de racismo y xenofobia". No se?ores, el racismo y la xenofobia est¨¢n vigentes en todos aquellos lugares de nuestro pa¨ªs en donde se utiliza a los inmigrantes para que nos hagan el trabajo duro y los mantenemos en condiciones de vida infames. Y lo de El Ejido fue m¨¢s bien el brote de la violencia que siempre subyace en las situaciones racistas y xen¨®fobas.

Ya lo dijo Hannah Arendt: el gran criminal del siglo es el hombre corriente. Puede que los seres sean banales, pero el delito es atroz.