PP-PNV: autocr¨ªtica
El vicepresidente ?lvarez Cascos ha hecho autocr¨ªtica del pacto suscrito con el PNV al inicio de la legislatura. Es significativo que se caiga del guindo cuando faltan poco m¨¢s de quince d¨ªas para que se inicie la campa?a electoral. Sin embargo, el error -lo califique como quiera el propio Cascos- no fue tanto el pacto como la gesti¨®n del mismo. En ese sentido, es justo que sea precisamente el encargado de hacer en su momento como que no ve¨ªa lo que pasaba quien cante ahora la palinodia. En 1996, tras pactar con los nacionalistas catalanes y canarios, el PP no necesitaba los cinco votos del PNV. Mayor Oreja insisti¨® en la conveniencia de establecer una alianza con el partido de Arzalluz, por el papel decisivo que se le atribu¨ªa en la pacificaci¨®n. La paradoja es que el acuerdo recogiera las reivindicaciones inmediatas del PNV -renovaci¨®n del Concierto, devoluci¨®n del patrimonio incautado y traspaso de competencias- sin decir nada de la paz.El trato era claramente desigual, porque el PNV obtuvo casi todo lo que le interesaba a cambio de su voto en la investidura de Aznar, consider¨¢ndose con las manos libres para todo lo dem¨¢s. Los efectos de esa arrogancia son hoy evidentes: sin una referencia compartida como fue el Pacto de Ajuria Enea, el nacionalismo democr¨¢tico se ha embarcado, con el pretexto de la tregua, en una aventura que se sabe lo que rompe -el consenso auton¨®mico-, pero no ad¨®nde conduce. Las ¨²ltimas declaraciones de Arzalluz, unidas por el com¨²n denominador de un deseo de comprensi¨®n hacia los que atacan a los no nacionalistas, son un reflejo de esa huida hacia ninguna parte: si se trata, como insin¨²a, de provocaciones policiales, ?por qu¨¦ HB no condena claramente a los que amenazan de muerte a los profesores que critican la barbarie de ETA y queman los coches y casas de los concejales de partidos no nacionalistas?
Hace cuatro a?os, tras su pacto con los nacionalistas, el otro vicepresidente, Rodrigo Rato, se jactaba de haber logrado en 14 d¨ªas lo que los socialistas no hab¨ªan conseguido en 14 a?os. Los resultados est¨¢n a la vista. La falta de exigencia democr¨¢tica de Aznar a Arzalluz cuando ¨¦ste halagaba al "hombre de palabra" de La Moncloa contribuy¨® a desorientar al PNV. Sin resistencia a sus pretensiones, el nacionalismo se descentra, y una vez roto el equilibrio entre ideolog¨ªa y pragmatismo se lanza a la aventura. Hay motivos para la autocr¨ªtica del PP.
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