"Hay que normalizar las drogas, empezando por el hach¨ªs"
Xabier Arana (San Sebasti¨¢n, 1958) es terapeuta ocupacional en el Centro de Salud Mental de Renter¨ªa y lleva a?os investigando sobre drogodependencias. Fund¨® la asociaci¨®n antidroga Askagintza y es coautor de Debate social ante las drogodependencias y otros textos centrados en esta problem¨¢tica. El mi¨¦rcoles present¨® en San Sebasti¨¢n Drogas, cambios sociales y legales ante el tercer milenio, su nueva aportaci¨®n a esta materia junto con I?aki Markez y Amando Vega.Pregunta. ?Qu¨¦ cambios ha supuesto la ley del 98?
Respuesta. Para empezar se ha adaptado a los tiempos, da m¨¢s importancia a los planes municipales de prevenci¨®n. Pero sigue estando en un plano prohibicionista y no creo que sea la soluci¨®n. No entiendo que puedan sancionarte por ofrecer un porro cuando es el mismo acto social de convivencia que ofrecer un cigarrillo. No se puede adoptar una postura ni hip¨®crita ni paternalista. En teor¨ªa, se proh¨ªbe la publicidad de tabaco en televisi¨®n, pero sale un deportista con una marca en la gorra. Y el Estado se lleva en impuestos el 70% del importe.
P. ?Aboga por la despenalizaci¨®n de las drogas?
R. Prefiero hablar de que hay que ir hacia la normalizaci¨®n, empezando por el hach¨ªs y acabando con todas las dem¨¢s sustancias. Si por algo se caracteriza la sociedad es porque tenemos la mayor represi¨®n hasta la mayor tolerancia con estas sustancias. Y est¨¢ m¨¢s que demostrado que hay formas de regular. La gente necesita recetas para conseguir un f¨¢rmaco... No tiene sentido que no se permita consumir drogas. Estamos hablando de personas adultas.
P. Pero, ?ser¨ªa esto la panacea, la soluci¨®n a todo?
R. Desaparecer¨ªan los efectos secundarios sobre la salud -por la adulteraci¨®n-, la corrupci¨®n o el blanqueo de dinero. Pero eso no significa que vayan a solucionarse todos los problemas. En estos momentos hay gente colgada del alcohol, el tabaco o los f¨¢rmacos. Hay que aprender a consumir las sustancias. Las pol¨ªticas deber¨ªan adem¨¢s incidir en la prevenci¨®n, en la no promoci¨®n real y en la regulaci¨®n de todas las sustancias.
P. ?Una sociedad sin drogas es una utop¨ªa?
R. No concibo esta sociedad sin drogas porque cuando me duele la muela me tomo un calmante, porque me gusta ir de sidrer¨ªas,... La cuesti¨®n no est¨¢ en erradicarlas, sino en aprender a convivir con ellas sin caer en la dependencia.
P. ?Habr¨ªa que ir hacia la unificaci¨®n de la legislaci¨®n internacional para evitar casos como la retenci¨®n de camioneros en Marruecos?
R. Depende de con qu¨¦ criterios. Las consecuencias que estamos viviendo tienen su origen en las listas de estupefacientes que elabor¨® la ONU en 1961. Se incluyeron sustancias que no crean dependencia, como la hoja de coca, y otras que s¨ª la provocan se quedaron fuera. Europa y Estados Unidos defienden sus productos y se condicionan los de otros pa¨ªses. Del opio sale la hero¨ªna, pero hay quienes lo utilizan con fines terap¨¦uticos. No se respetan los usos culturales. Un chiste dec¨ªa: "?Qu¨¦ es droga? Aqu¨ª fumarse un porro y en Marruecos beber vino".
P. Alemania ha sido uno de los ¨²ltimos pa¨ªses europeos en aceptar el uso terap¨¦utico del hach¨ªs. ?Por qu¨¦ est¨¢ costando tanto?
R. Siempre se ha hablado del salto del hach¨ªs a la hero¨ªna. Y ahora se ve con preocupaci¨®n el aumento del consumo de coca¨ªna. Pero no hay una relaci¨®n causa-efecto. Hay mucha gente que fuma hach¨ªs y que nunca ha probado la coca. Ahora se est¨¢ llegando a una situaci¨®n en la que no se quieren investigar sus propiedades porque igual tienen propiedades curativas.
P. ?Qu¨¦ opina sobre las narcosalas?
R. No va a suponer que el cr¨ªo que quiera hero¨ªna puede ir a por ella cuando quiera. Es para personas que llevan a?os dependiendo de las drogas, para que puedan consumir con garant¨ªas de seguridad, para que tengan un lugar de encuentro con otra gente.
P. La pol¨ªtica de reducci¨®n de da?os...
R. S¨ª, es muy importante. Hace unos a?os fue pol¨¦mico el tema de la metadona, o los programas de intercambio de jeringuillas. Ahora nadie se lo plantea. La pol¨ªtica prohibicionista ha tra¨ªdo en gran medida la propagaci¨®n del sida en la c¨¢rcel. En teor¨ªa les queremos proteger la salud y les estamos condenando a que se contagien unos a otros.
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