El orden del desorden
No hay esfuerzo que requiera m¨¢s orden que la expresi¨®n cinematogr¨¢fica del desorden. Pocas cosas son menos ca¨®ticas que la representaci¨®n del caos en una pantalla. El barullo no sirve para narrar un embarullamiento. Contar un estado de ¨¢nimo impreciso exige mucha precisi¨®n.Los cuentos de la isla es una pel¨ªcula chino-japonesa que no tiene forma de cuento ni se percibe en ning¨²n momento que ocurra en ninguna isla. Por lo visto, en ese lugar donde la pel¨ªcula transcurre hay un poder, de origen impreciso, que declara, a cuento de no se sabe qu¨¦, el estado de cuarentena. Parece ser que hay un brote de una peste de origen ignorado. Esta peste atrapa en una confusa encerrona a unos 12 o 13 personajes que, al no poder escapar de all¨ª, se cuentan fren¨¦ticamente unos a otros sus vidas, pero sin que nos enteremos bien de qu¨¦ va cada una de ellas. No se sabe d¨®nde y con qui¨¦n estamos cuando la cosa comienza y seguimos sin saber cu¨¢ndo termina, si es que termina. Barullo para contar un barullo. Desorden para representar un desorden. Pese a sus pinitos vanguardistas, Los cuentos de la isla no es una pel¨ªcula, es un error.
El filme franc¨¦s Signos y premoniciones tiene algunos atractivos, como el buen toque de producci¨®n de Marin Karmitz y la presencia todav¨ªa cautivadora de Charlotte Rampling. Pero el asunto, escrito y dirigido por el joven estadounidense Jonathan Nossiter, es un confuso y tortuoso l¨ªo de cuernos que conducen a un retorcido divorcio y luego a un arreglo de cuentas familiar con variantes m¨®rbidas para dar y tomar.
Para colmo, el turbio asunto no s¨®lo acaba involucrando y contaminando a la hijita de la familia, sino incluso tambi¨¦n a la pobre cabra con la que juega la ni?a, para as¨ª dejar abierta una interpretaci¨®n sat¨¢nica de la empanada. Es uno de esos tinglados argumentales hechos para suspender el ¨¢nimo de un hilo con la tremenda duda de qui¨¦n matar¨¢ a qui¨¦n, si mam¨¢ a pap¨¢, si la amante de pap¨¢ a mam¨¢, si pap¨¢ al amante de mam¨¢, si el amante de mam¨¢ a la ni?a y si la ni?a a pap¨¢ o al amante de mam¨¢. Como remate de la faena, las aficiones a la duda trascendental de Nossiter dejan colgada en el aire la respuesta de qui¨¦n es el malo o la mala de la pel¨ªcula y el debate a la salida es de los que hacen afici¨®n: ?mam¨¢, pap¨¢, el amante de mam¨¢, la amante de pap¨¢, la nena o la cabra?
Naturalmente, el m¨®rbido gazpacho est¨¢ hecho para ganar dinero y probablemente lo ganar¨¢, porque hay gente que busca este tipo de empanadas en los cines. Pero ?qu¨¦ demonios hace aqu¨ª, en un festival que se presume de arte cinematogr¨¢fico, un tan tosco ejercicio de antiarte cinematogr¨¢fico? Llevamos tres d¨ªas y la Berlinale sigue sin despegar, sin ofrecernos esa pel¨ªcula indispensable que uno busca en un festival con este poder de convocatoria. El cine mundial se moviliz¨® para aportar lo mejor de s¨ª mismo a estos d¨ªas berlineses, pero si lo visto hasta ahora es lo mejor que podemos ver, hay que sentirlo por el cine mundial. Los indicios de crisis imaginativa ya se hicieron notar en los ¨²ltimos festivales del a?o pasado. Parece que tienden a continuarse en el primero de este a?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.