Un plan de empleo para los 'superbeneficios'
La direcci¨®n del PSOE encarg¨® hace un mes a un grupo de expertos un plan para gravar con un impuesto especial los superbeneficios de las empresas privatizadas. Algunas de las empresas afectadas por dicho impuesto ser¨ªan Telef¨®nica, Endesa y Repsol. Todas ellas tienen en com¨²n su paso del sector p¨²blico al privado en esta legislatura, su poder monopol¨ªstico en su ramo y la obtenci¨®n de enormes beneficios con los que se lucran sus empresarios, que suelen haber sido nombrados por el Ejecutivo.El objetivo del plan del PSOE es, seg¨²n el autor de su programa, Juan Manuel Eguiagaray, "revertir en bien de toda la sociedad, recursos que eran de ella y que pasaron a manos privadas". Los recursos que las arcas del Estado obtengan por la aplicaci¨®n del impuesto se destinar¨¢n a impulsar el empleo juvenil y femenino, seg¨²n Eguiagaray, que, a su vez, garantiza que esa presi¨®n fiscal no deber¨¢ afectar a decisiones futuras de inversi¨®n de estas empresas.La medida ir¨ªa acompa?ada de una rebaja de las tarifas el¨¦ctricas y telef¨®nicas y cambios en la regulaci¨®n legal.
El plan socialista est¨¢ inspirado en las medidas que adopt¨® el Gobierno laborista brit¨¢nico cuando alcanz¨® el poder. El manifiesto electoral de los laboristas inclu¨ªa un impuesto especial, en r¨¦gimen ¨²nico, sobre los beneficios extraordinarios de las empresas privatizadas de servicios p¨²blicos. Conocido como windfall tax, fue la f¨®rmula del actual ministro de Finanzas, Gordon Brown, para penalizar los excesos del programa de privatizaciones de las anteriores Administraciones conservadoras. Los beneficios para el Tesoro, un total de 5.200 millones de libras (1,5 billones de pesetas) se destina a la promoci¨®n del empleo entre los j¨®venes y los parados de larga duraci¨®n.
El tiempo ha demostrado que los Gobiernos de Thatcher y Major infravaloraron el precio de salida de algunos ex monopolios estatales. Por otra parte, la pol¨ªtica salarial de los directivos de las industrias privatizadas, gas y agua particularmente, fue foco de feroces cr¨ªticas. Los salarios desorbitados, opciones sobre acciones incluidas, al tiempo que se ejecutaba una masiva remodelaci¨®n del personal, contribuyeron a la aceptaci¨®n popular de la f¨®rmula Brown. Los temores a provocar una fractura en las relaciones entre la industria y el neolaborismo no llegaron a materializarse.
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