Danubio nada azul
El Danubio nunca fue azul, aunque, afortunadamente, Johann Strauss se empe?ase en convencernos de lo contrario. Pero estos d¨ªas es m¨¢s bien una cloaca en algunos de sus tramos, cuando no una escombrera. El r¨ªo emblem¨¢tico que atraviesa Europa como una de sus arterias culturales y comerciales est¨¢ bloqueado en Serbia a consecuencia del bombardeo por la OTAN de algunos de sus puentes el a?o pasado. Ahora est¨¢ adem¨¢s envenenado en tramos de Yugoslavia, Hungr¨ªa y Rumania tras el vertido de cianuro en disoluci¨®n por una explotaci¨®n minera rumana. Del Tisza, uno de sus afluentes h¨²ngaros, ha desaparecido todo rastro de vida tras el paso de cien mil metros c¨²bicos de agua con metales pesados. Bucarest acept¨® ayer su responsabilidad y los tres pa¨ªses han tomado medidas que afectan a millones de personas. La titular de Medio Ambiente de la UE viaja a la regi¨®n con ayuda de emergencia.El desastre danubiano es una nueva llamada de atenci¨®n a la UE en dos sentidos. Uno es la necesidad imperiosa de exigir una eficaz legislaci¨®n anticontaminante a los pa¨ªses que aspiran a integrarse en la Uni¨®n, tanto en lo que se refiere al control de sus cauces como a la industria nuclear, la otra espada de Damocles. La Europa del Este carec¨ªa hasta 1989 pr¨¢cticamente de normas contra la poluci¨®n, y todav¨ªa en muchos pa¨ªses de la regi¨®n los cursos fluviales reciben monta?as de contaminantes sin tratar o se utilizan como vertedero. Margot Wallstrom, la comisaria europea, ha sido clara en este sentido: agua y aire limpios son condicionantes b¨¢sicos de la ampliaci¨®n.
Pero, en la otra direcci¨®n, los quince deben empezar poniendo su propia casa en orden. El descontrol de las balsas mineras en el territorio de la UE ha sido repetidamente denunciado. El Fondo Mundial para la Naturaleza acaba de alertar en un informe sobre los peligros de estas instalaciones, verdaderas bombas ecol¨®gicas que permanecen en su mayor¨ªa al margen de cualquier sistema serio de inspecci¨®n. En Espa?a tenemos experiencia reciente con la calamidad provocada en Do?ana.
Uno de los avances decisivos del siglo XX es la consideraci¨®n del espacio que habitamos como un patrimonio com¨²n, la articulaci¨®n de una ¨¦tica de la tierra que nos exige obligaciones adem¨¢s de otorgarnos privilegios. El Danubio nos recuerda la necesidad de reforzar el armisticio entre las fuerzas del crecimiento econ¨®mico y las de la conservaci¨®n de la naturaleza.
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