El aprendiz de brujo
Hace ya bastantes a?os pas¨® por la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas un estudiante andaluz perteneciente a una adinerada familia cuyo patriarca, si no recuerdo mal, recib¨ªa el apodo de El Pantera. Era un muchacho simp¨¢tico, pero poco dado a la teor¨ªa. As¨ª que cuando le fue formulada una pregunta muy de la ¨¦poca, la revoluci¨®n en Marx, cort¨® por lo sano contando en dos palabras que la revoluci¨®n llegar¨ªa cuando el capital se concentrase hasta el punto de haber s¨®lo un capitalista poseedor de toda la riqueza; todos se lanzar¨ªan entonces sobre ¨¦l, expropi¨¢ndole f¨¢cilmente. Le suspendimos, sin darnos cuenta, a la vista de lo que ahora tiene lugar en el capitalismo espa?ol, de que por la primera parte de su explicaci¨®n nos encontr¨¢bamos ante un vidente.La tendencia a la concentraci¨®n de las grandes empresas constituye uno de los rasgos del capitalismo finisecular, sometido a los retos de la globalizaci¨®n. Ello no impide que necesariamente deba contemplarse el fen¨®meno en Espa?a con un alto grado de preocupaci¨®n, ante la intensidad que el mismo va asumiendo, configurando leviatanes cada vez m¨¢s gigantescos en cuanto a poder econ¨®mico y tambi¨¦n ante las amplias conexiones que esos n¨²cleos de poder vienen mostrando con el Gobierno y con el entramado de medios de comunicaci¨®n. No es, pues, ¨²nicamente una cuesti¨®n de dimensiones o de racionalizaci¨®n de las estrategias econ¨®micas; est¨¢ en juego el contenido de nuestra democracia.
Es, adem¨¢s, un proceso que ha cobrado forma en los cuatro a?os de Gobierno popular, tanto desde el punto de vista de definici¨®n estrat¨¦gica, impulso mediante la privatizaci¨®n por el Estado de la formaci¨®n de grandes corporaciones que en principio siguen bajo el control del Gobierno -cuyos recursos ¨¦ste utiliza para consolidar su control sobre la sociedad-, como por el grado de ajuste entre los intereses de las grandes empresas y la acci¨®n del Gobierno. Para bien y para mal, el PP ha hecho efectiva la f¨®rmula acu?ada por Marx del Gobierno de un pa¨ªs como consejo de administraci¨®n de sus principales intereses capitalistas. No debe extra?ar que prohombres de la derecha, caso de Berlusconi, citen la experiencia Aznar como ejemplo que hay que seguir a escala europea.
El consejo de administraci¨®n pol¨ªtico se sirve a fondo de los recursos que el poder econ¨®mico subyacente pone a su disposici¨®n. Claro que al mismo tiempo ha de subordinarse a sus demandas. La m¨¢s que penosa gesti¨®n de Abel Matutes en el Ministerio de Asuntos Exteriores no se debe ¨²nicamente a torpeza personal; es que una y otra vez, en los m¨¢s variados sentidos, su pol¨ªtica puede verse obligada a contradecirse a s¨ª misma en cuanto entran en juego los grupos de inter¨¦s. As¨ª, a Aznar le cae evidentemente mal la dictadura de Castro, pero al mismo tiempo los intereses hoteleros del tipo Meli¨¢ dictan la exigencia de extremar las consideraciones hacia el r¨¦gimen y las reservas ante los disidentes, con una rigidez desconocida en tiempos del PSOE. Lo de Pinochet ha sido todav¨ªa m¨¢s grotesco, hasta el punto de renunciar en muchos momentos no s¨®lo a la idea de justicia, sino al propio sentido de la dignidad nacional. Inversiones mandan.
El ¨²ltimo golpe de efecto, con la gran fusi¨®n en ciernes, muestra, sin embargo, que en ese juego Aznar corre el peligro de terminar en la posici¨®n de aprendiz de brujo. El sentido de lealtad no constituye la caracter¨ªstica m¨¢s saliente del capital y, una vez configurado el nuevo Leviat¨¢n, se encuentra en condiciones de romper los anteriores v¨ªnculos, e incluso de cambiar las alianzas. Lo que no se va a alterar es la capacidad de incidir negativamente sobre los medios de comunicaci¨®n, tanto en televisi¨®n como en radio y prensa, cuyos contenidos, como esos telediarios de las cadenas sincronizadas, ir¨¢n modific¨¢ndose a voluntad conforme cuadre a unos intereses casi siempre situados fuera de campo. La independencia en la expresi¨®n se convertir¨¢ en un sue?o imposible. La izquierda recupera as¨ª, involuntariamente, su viejo papel de cr¨ªtica del capitalismo y de defensa de la libertad.
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