T¨¦cnica de un golpe antijudicial
La decisi¨®n de filtrar el informe fuetomada ante la hip¨®tesis de que los
jueces brit¨¢nicos ordenasen su entrega
Los dos peri¨®dicos que apoyaron m¨¢s al general Pinochet -The Times y The Daily Telegraph- coincidieron ayer en se?alar el posible origen de la filtraci¨®n del informe m¨¦dico. El primero: "Los Gobiernos de Espa?a y de Chile son los que tienen mucho que ganar con esta filtraci¨®n". El segundo: "Abogados relacionados con el caso dicen que el Gobierno espa?ol, de centro derecha, que ha tratado de bloquear la extradici¨®n, es responsable de la filtraci¨®n". Ambos tambi¨¦n afirman que el ministro Jack Straw se ve reforzado ahora para liberar al exdictador.Fuentes solventes consultadas por este peri¨®dico han se?alado que la operaci¨®n de filtrar el informe m¨¦dico fue preparada como una de las alternativas ante un eventual fallo como el que dictaron los tres jueces del tribunal divisional el pasado martes. El Gobierno espa?ol esperaba una sentencia favorable al ministro Straw. Hay pruebas que ilustran el estado de ¨¢nimo del Ministerio de Exteriores en dicho sentido. Por ejemplo, una carta de 10 de febrero, escrita por el subsecretario de Exteriores, Jos¨¦ de Carvajal, al juez Garz¨®n.
Carvajal, como quien no quiere la cosa, dice: "Adem¨¢s, a este respecto cabe tambi¨¦n recordar que el juez Brown ha declarado recientemente que 'podemos discutir por activa y por pasiva el asunto de los ex¨¢menes m¨¦dicos', pero la realidad es que el ministro del Interior tiene ampl¨ªsimas prerrogativas para decidir si concede o no una extradici¨®n o cu¨¢ndo interrumpe el proceso, y, en la pr¨¢ctica, podr¨ªa enviar a Pinochet a Chile por motivos pol¨ªticos, o simplemente porque le apetece, y nadie podr¨ªa hacer nada para evitarlo". La indicaci¨®n recientemente se refiere al inicio de la vista, el lunes 7, y la frase est¨¢ fuera de contexto.
Lo que importa es se?alar la esperanza del Gobierno de Aznar de que con dicha frase se prefiguraba el fallo. Los argumentos del Gobierno espa?ol -no hay bases para recurrir, es discreci¨®n total del ministro Straw, no es un asunto judicial- le hicieron sufrir una derrota cuando el tribunal decidi¨® dar permiso para recurrir. El mismo d¨ªa, el 8, el abogado Jonathan Sumption, del Ministerio del Interior brit¨¢nico, fue sometido a un debate intenso por el tribunal.
La sensaci¨®n que hubo fue de una nueva cat¨¢strofe para Straw. Al d¨ªa siguiente, el 9, Sumption se recuper¨®. Advirti¨® al tribunal sobre las consecuencias pol¨ªticas de una sentencia que obligase a entregar el informe a los cuatro pa¨ªses que solicitan la extradici¨®n (Espa?a, B¨¦lgica, Francia y Suiza).
Fuentes jur¨ªdicas aseguran que en ciertos medios del Gobierno se contaba con informaci¨®n sobre el contenido del informe m¨¦dico desde hac¨ªa cierto tiempo. Hay un dato preciso: el Gobierno chileno ten¨ªa los informes previos enviados al ministro Straw el 14 de octubre de 1999, junto con la petici¨®n de examinar a Pinochet. Son una serie de informes que resumen la historia cl¨ªnica pasada y presente del exdictador y que fueron utilizados como background por los cuatro m¨¦dicos que revisaron a Pinochet en el hospital de Londres el 5 de enero de 2000.
La operaci¨®n de filtraci¨®n del informe m¨¦dico confidencial fue contemplada, pues, seg¨²n las fuentes, con bastante antelaci¨®n al d¨ªa 15. "No fue una improvisaci¨®n. Se trataba de una f¨®rmula de ra¨ªz para un proceso que renac¨ªa en una etapa dif¨ªcil; esto es, durante la propia campa?a electoral espa?ola", dijo una fuente. La decisi¨®n de filtrar fue tomada ante la hip¨®tesis, remota pero posible, de que los jueces decidiesen ordenar la entrega del informe. Ten¨ªa que ser una filtraci¨®n ipso facto.
?Por qu¨¦? Primero, para diluir el efecto de un fallo que iba nuevamente en contra de lo que juraba y perjuraba el Gobierno espa?ol. Pero, adem¨¢s, la clave del fallo del martes es que se recort¨® la discrecionalidad del ministro del Interior mediante la f¨®rmula de entregar el informe -"est¨¢ usted obligado", dice la sentencia- y dar tiempo, siete d¨ªas, para hacer alegaciones ante Straw, quien despu¨¦s podr¨¢ tomar, conforme a la ley, su decisi¨®n. El informe -y esto, nuevamente, es una resoluci¨®n judicial- deb¨ªa ser entregado bajo estricta confidencialidad. Este periodo de alegaciones tambi¨¦n preocupaba. Los jueces de instrucci¨®n formar¨ªan sus equipos forenses para examinar el informe m¨¦dico y presentar sus alegaciones a Straw el martes. Los Gobiernos de Chile y de Espa?a, ?comparten el inter¨¦s en un desenlace r¨¢pido o les da igual el factor tiempo? Es una pregunta fundamental. La obsesi¨®n por las fechas es coincidente.
Al presidente Frei, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas chilenas, le quita el sue?o la posibilidad de que Pinochet no pueda regresar a Chile antes del 11 de marzo, cuando deja La Moneda. Frei, que prometi¨® el retorno de Pinochet durante su mandato, quiere "cumplir". Aznar hubiera querido liquidar el asunto bastante antes del inicio formal de la campa?a de las elecciones del 12 de marzo, en lugar de verse enzarzado en la batalla sobre los recursos judiciales en Londres y la guerra de guerrillas entre Exteriores y Garz¨®n. No pudo ser porque los jueces brit¨¢nicos se plantaron.
Por todos estos factores de car¨¢cter pol¨ªtico, ni el Gobierno de Aznar ni el de Frei pod¨ªan esperar el desenlace del calendario judicial establecido: entrega del informe, el martes 15; alegaciones, el martes 22, y decisi¨®n de Straw, quiz¨¢ dos d¨ªas m¨¢s tarde, el jueves 24. A todo esto hay que agregar otro elemento: si los equipos m¨¦dicos de los pa¨ªses que alegar¨¢n no est¨¢n de acuerdo con el diagn¨®stico de que Pinochet est¨¢ incapacitado para someterse a juicio, los Estados pueden recurrir en revisi¨®n judicial la decisi¨®n final de liberaci¨®n que adopte Straw. Y pueden pedir, tambi¨¦n, que los tribunales paralicen la libertad del exdictador, lo que, de ser aceptado, no le permitir¨ªa regresar. El calendario pol¨ªtico en Santiago y en Madrid, pues, no aguantaba. Si para Frei era un problema de prestigio, como dice un diplom¨¢tico chileno, para Aznar era matar la mosca cojonera en que se hab¨ªa convertido el caso Pinochet. Y la filtraci¨®n del contenido del informe m¨¦dico era, pues, el hachazo, salvaje -interferir en la acci¨®n de la justicia, en curso-, pero aparentemente definitivo.
El ministro Matutes resumi¨® en pocas palabras la situaci¨®n a partir, se supone, de la lectura del informe: "Es rotundo, concluyente y sin fisuras". Otros ministros como Louis Michel, seg¨²n ha dicho su asesora Chantal Monet ayer a este peri¨®dico, ni siquiera abrieron el sobre lacrado con los documentos de Londres. Se entregaron directamente al juez Vandermeersch. Ni Michel ni sus colegas de Francia y Suiza hicieron declaraci¨®n alguna por entender que el asunto est¨¢ sub j¨²dice. Que lo est¨¢.
La tentativa de arbitraje bilateral en julio de 1999 entre Espa?a y Chile, a propuesta de Santiago, fue el primer intento en regla de ajustar cuentas con el caso Pinochet. Pero fracas¨® en septiembre.
Luego le sigui¨®, ya en octubre, la visita aparentemente secreta de dos funcionarios de Exteriores -Miguel Aguirre de C¨¢rcer, de Madrid, y la consejera pol¨ªtica Carmen de la Pe?a, de Londres- el 5 de octubre de 1999 a la Fiscal¨ªa de la Corona londinense, tres d¨ªas antes de la sentencia de extradici¨®n del 8 de octubre.
Dicha misi¨®n dio lugar a un incidente con la fiscal¨ªa brit¨¢nica por no estar en condiciones los diplom¨¢ticos de aclarar si era necesario recurrir un eventual fallo adverso a la extradici¨®n. El 12 de octubre fue el embajador de Espa?a en Londres, marqu¨¦s de Tamar¨®n, quien mantuvo una reuni¨®n en la fiscal¨ªa brit¨¢nica para "ordenar" las comunicaciones en el futuro. Las comunicaciones directas, fluidas, entre el juez Baltasar Garz¨®n y la fiscal¨ªa brit¨¢nica quedaron bloqueadas.
La decisi¨®n de no recurrir en revisi¨®n judicial parec¨ªa a los ojos del Gobierno espa?ol el ¨²ltimo punto de esta carrera. Pero, como una hidra de mil cabezas, volvi¨® a ser una pesadilla. Cuando se vio que el informe m¨¦dico del general Augusto Pinochet podr¨ªa llegar a Espa?a, se ejecut¨® el plan.
Una bomba limpia. M¨¢s bien sucia.
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