La biblia del 'establishment'
Helen Alexander, consejera delegada del grupo The Economist, pertenece a ese escaso 2% de mujeres al frente de las principales empresas brit¨¢nicas. Hered¨® el puesto de Marjorie Scardino, jefe supremo del grupo Pearson (propietario del 50% de The Economist) en enero de 1997 y desde entonces no han dejado de crecer los beneficios, a un ritmo del 5% anual, y la circulaci¨®n de la revista, unos 700.000 ejemplares en todo el mundo.Pero la importancia de The Economist no est¨¢ en las cifras, sino en su influencia entre la ¨¦lite mundial: presidentes de Gobierno, ministros, altos ejecutivos y creadores de opini¨®n leen semanalmente esta biblia del liberalismo econ¨®mico fundada en 1843. "The Economist fue fundada para promover el libre comercio dentro del Reino Unido y la marca UK en el mercado mundial. Siempre ha sido antiproteccionista", afirma Helen Alexander, que se uni¨® al grupo en 1984.
Cuentan que cuando un periodista se incorpora a la Redacci¨®n de The Economist recibe este consejo de sus jefes: "Enci¨¦rrate en esa habitaci¨®n y escribe imagin¨¢ndote que eres Dios". Alexander, que no es periodista, explica la f¨®rmula: "Hay dos cosas importantes: el estilo y la sustancia. Claridad de lenguaje indica claridad de pensamiento. Si tienes esto puedes resumir y luego a?adirle ingenio y humor. Por otro lado, est¨¢ la sustancia, porque tienes que conocer bien un tema, ser lo suficientemente experto para tener una opini¨®n seria e interesante".
Pero ser Dios tiene un precio: el anonimato. Absolutamente nadie firma un art¨ªculo en The Economist. "Los temas se discuten ferozmente en reuniones editoriales, en pasillos, en bares y restaurantes. Hay gente intelectualmente muy tenaz, pero al final se adapta una respuesta colectiva que se convierte en el punto de vista de The Economist. Es como una decisi¨®n del Gabinete. No se permite a los periodistas no estar de acuerdo con ella y los que buscan renombre acaban trabajando en otro sitio".
Las ¨²ltimas megafusiones en el mercado mundial de las telecomunicaciones han abierto un debate sobre la muerte del viejo periodismo independiente y sobre la imposibilidad de contrarrestar la potencia de los nuevos oleoductos informativos. Helen Alexander no cree en ese peligro: "Obviamente, hay mucha gente que sigue ciegamente las ideas del vecino y muchos casos de mal periodismo. Pero no hay manipulaci¨®n. De hecho, si hay un grupo de personas dif¨ªciles de manipular son los periodistas".
Sobre el mercado espa?ol de medios de comunicaci¨®n, opina que "es un microcosmos en s¨ª mismo de lo que est¨¢ ocurriendo en el resto de Europa", pero caracterizado por la "acusada actividad de Telef¨®nica".
Por ¨²ltimo, un poco de prospectiva de The Economist. ?Cu¨¢les son los procesos mundiales m¨¢s interesantes por venir? Se lo piensa un poco y responde: "La posibilidad de que China llegue a ser una democracia a corto plazo, la apertura de los mercados en Am¨¦rica Latina y la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.