La medalla del amor
Empiezan a apagarse los ecos del d¨ªa de San Valet¨ªn, esa curiosa celebraci¨®n anglosajona que, por lo visto, ya ha desplazado a San Antonio como proveedor de novios/as y favores celestiales relacionados con el amor. Parece que el mundo mediterr¨¢neo est¨¢ condenado a irse anegando poco a poco con esa mezcla de cursiler¨ªa e inter¨¦s comercial que caracteriza al american way of life. Mida sus sentimientos por el valor y el tama?o del obsequio: una rosa, un gramo de amor; un b¨²caro hortera de alabastro, un kilo de amor; un anillo de diamantes, una tonelada de amor.Pero estas reflexiones no se proponen ironizar sobre San Valent¨ªn, sino ahondar en las razones de su ¨¦xito. Nada demuestra que por all¨¢ arriba el amor tenga m¨¢s importancia que entre nosotros. Sin embargo, esos mismos anglosajones que han adoptado con entusiasmo los veladores al aire libre, la m¨²sica latina o la siesta, parecen refractarios a nuestras liturgias amorosas y han impuesto las suyas. Tengo la impresi¨®n de que lo que nos falta son parejas emblem¨¢ticas. En el sur de Europa s¨®lo se nos ocurre citar a Romeo y Julieta, a Diego Marsilla e Isabel de Segura (lo ¨²nico que parece que queda de "Teruel existe"), los m¨¢s cultos incluso a Dafnis y Cloe. Pero estos logotipos del amor quedan lejos, demasiado lejos. Para los j¨®venes de hoy, amor quiere decir c¨¦lebres parejas del cine o de la prensa del coraz¨®n, Diana de Gales y su flamante heredero de Harrod's o Bonnie and Clyde o Fred Astaire y Ginger Rogers. Por desgracia, el cine espa?ol y el italiano son c¨®micos o tristones, pero casi nunca acaramelados, y nuestro papel couch¨¦ prefiere los embarazos, los partos y los divorcios, raramente lo que -se supone- les precedi¨®: el amor.
Por eso, el PIT, el Patronato de Iniciativas Tur¨ªsticas de la Comunidad Valenciana, ha emprendido una sesuda investigaci¨®n para encontrar "amantes emblem¨¢ticos". Una regi¨®n que vive del turismo, que presume de tener el mejor sol, las mejores playas, los mejores helados, la mejor vida nocturna, los mejores arroces, ?c¨®mo no va a tener los mejores amantes? Cuando la plana mayor del citado organismo se plante¨® la cuesti¨®n, hubo quien sac¨® a colaci¨®n a Visanteta y a Ramonet. ?Hombre, por favor!, le contestaron, aqu¨ª no queremos bajas pasiones, lo que necesitamos es espiritualidad y (casi) nada de sexo.
Entonces alguien -un lletraferit, sin duda- propuso a Diafebus y a Estefan¨ªa, por aquello de que para valenciano, el Tirant. Demasiado culto, le cortaron, y, sobre todo, demasiado antiguo. Aqu¨ª lo que hace falta son amantes de hoy. As¨ª que se pusieron a buscar de norte a sur y de este a oeste. No qued¨® rinc¨®n de la Comunidad Valenciana sin registrar. Y tanto porfiaron, que al final la suerte les sonri¨®. Ya tenemos el amante y la amante emblem¨¢ticos, algo as¨ª como la mascota de Mariscal, pero en apasionado.
Lo curioso es que ¨¦l y ella no se conocen, o sea que ¨¦l ama a otra y ella ama a otro. Tampoco debe sorprendernos. En esta ¨¦poca individualista que nos ha tocado vivir, m¨¢s vale as¨ª. Ser¨ªa una l¨¢stima que, despu¨¦s de promocionarlos, ri?esen y todo se fuese al garete. As¨ª es imposible. ?l ser¨¢ el amante valenciano perfecto. Ella ser¨¢ la amante valenciana perfecta. Si dejan de ser correspondidos, no pasa nada. Por la misma raz¨®n de que ya siempre comemos solos algo recalentado en el microondas, de que hablamos con nosotros mismos entre el estruendo del disco pub y de que hasta podemos tener hijos -adoptados o procedentes de inseminaci¨®n artificial- solos, no hay ninguna raz¨®n para que no amemos solos. Es m¨¢s c¨®modo, m¨¢s barato y mucho m¨¢s seguro.
Lo notable es que luego ha resultado que ?l y Ella tienen la misma profesi¨®n, pertenecen a dos partidos pol¨ªticos adversarios, as¨ª que, a la postre, tal vez tengan ocasi¨®n de conocerse en alg¨²n pleno municipal o en alg¨²n parlamento y al final salte el flechazo. De momento, no obstante, cada oveja se conforma con su pareja. ?l la mira embobado cada vez que pasa cerca, la desea ardientemente y la retendr¨ªa siempre a su lado. Ella lo mira disimuladamente, lo abarca imaginariamete con los brazos y le gustar¨ªa pasar la vida juntos. O sea que el PIT ha acertado de pleno. Ya pueden organizarse los fastos para la entega de la medalla del amor a nuestros amantes emblem¨¢ticos. Porque ?l la ama m¨¢s que ayer y menos que ma?ana, a la parcela que le gustar¨ªa reclasificar. Porque Ella lo ama m¨¢s que ayer y menos que ma?ana, al terreno que le gustar¨ªa canjear.
Acab¨¢ramos.
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