Por poder
Tras haber asistido a una mesa redonda sobre los medios de comunicaci¨®n en el congreso de Las mujeres ante el S. XXI, en donde se habl¨® de la importancia f¨ªsica de las mujeres, de la confusi¨®n del sexo con el g¨¦nero, de la preferencia del p¨²blico por las comedias de situaci¨®n, de las programaciones pensadas para el ama de casa y de muchas otras cosas interesantes, me dedico a practicar el zapping tras las noticias de la sobremesa y me aplico a ver y escuchar recetas de cocina, deportes, noticias de la prensa del coraz¨®n, una telenovela en la que una jueza lucha contra los problemas que se le acumulan por hacer compatibles su profesi¨®n y su familia, m¨¢s deportes, mujeres contando los avatares de sus relaciones de pareja, videntes que vaticinan un futuro prometedor, un grupo de hombres haci¨¦ndole la vida imposible a la jueza...No se puede decir que se trate de programas de elevado nivel cultural, pero los muchos millones de personas que los soportan o disfrutan no pretenden culturizarse con ellos ni son est¨²pidas. Sean cuales sean sus objetivos vitales, en ese momento s¨®lo pretenden vivir lo m¨¢s felizmente posible, y la televisi¨®n, que lo que busca es audiencia, lo sabe. As¨ª es. Toda esa confusi¨®n y ese caos forma parte de nuestra vida. Y no creo que vayamos hacia atr¨¢s. El d¨ªa 8 de marzo, seg¨²n un proyecto de la Unesco, las noticias las har¨¢n las mujeres, y hacerlas significa seleccionarlas e interpretarlas. Esta batalla femenina nos obliga a ser.
Sigo pendiente de la pantalla y cuando m¨¢s interesada estoy en el desenlace de la heroicidad de la jueza, una terrible noticia interrumpe la programaci¨®n y la felicidad: el fuego real frente a nosotros y el humo negro y espeso como la incredulidad que nos sobrecoge con los cr¨ªmenes de ETA, el sentimiento de desolaci¨®n frente a las v¨ªctimas, en este caso Fernando Huesa y su escolta, Jorge D¨ªaz, la necesidad de esperar y o¨ªr declaraciones y seguir esperando una esperanza... Por conseguir el poder, por sentir su propio poder, por hacer callar y someter a su voluntad, hay quien llega a matar, ya sea a la pareja, a un pueblo, a una raza, al rival o al adversario. Esa es una batalla en la que todos estamos implicados y en la que todos tenemos que ser.
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